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Pensador mexicano Enrique Krauze: «Chile tiene una historia republicana, democrática y de libertades, confío en que no va a renunciar a ella» CULTURA

Pensador mexicano Enrique Krauze: «Chile tiene una historia republicana, democrática y de libertades, confío en que no va a renunciar a ella»

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Emilia Aparicio
Por : Emilia Aparicio Periodista El Mostrador
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En su paso por Chile, vino a presentar su libro «Spinoza en el Parque México» (Tusquets), una autobiografía que construyó sobre la base de conversaciones con el escritor español José María Lasalle, a partir de 2015. En esta entrevista, el historiador habla de su desarrollo como pensador libertario y la influencia del filósofo Baruch Spinoza en su vida. Además, realiza una lectura de la democracia chilena y los primeros meses de gobierno del Presidente Gabriel Boric. «Chile tiene muchísimos problemas y me preocuparon muchísimo las escenas de violencia de hace unos años. Por supuesto que las heridas aquellas del 73, de ese golpe atroz, quizás siguen algunas abiertas, no me cabe duda. Todo eso es verdad. Pero Chile no tiene un Presidente populista. Yo no lo considero populista», expresa.


El escritor y pensador mexicano Enrique Krauze visitó Santiago en noviembre, para presentar su autobiografía Spinoza en el Parque México (Tusquets). El libro de más de 700 páginas es el resultado de una serie de conversaciones, que comenzaron en 2015, con el escritor español José María Lasalle. A través de estas, el historiador va relatando cómo fue formando su pensamiento en torno a la filosofía, la historia y la política, y cómo esto se cruza con aspectos de su vida personal.

«Esta no es una novela, sino que una novela de la realidad, de una formación intelectual», así define Krauze su libro.

El historiador y ensayista nació en la Ciudad de México en 1947, cerca de Parque México, barrio que le da el título a la obra. Es ingeniero industrial por la UNAM (1969) y doctor en Historia por El Colegio de México (1974). En 1977 ingresó a la revista Vuelta junto al poeta Octavio Paz y, en 1981, se convirtió en el subdirector, puesto que ocupó hasta diciembre de 1996. En 1991, fundó la Editorial Clío y en 1999 salió a la luz, con él como director, la revista Letras Libres.

En 1990, ingresó a la Academia Mexicana de la Historia. En el 2003, el Gobierno español lo condecoró con la «Gran Cruz de la Orden de Alfonso X el Sabio». Desde abril de 2005 es miembro de El Colegio Nacional.

«Mientras lo escribía, me daba cuenta de que yo lo que quise es comprender al siglo XX. Yo fui un lector, he sido siempre un lector antes que un escritor. He escrito después para tratar de comprender. Y, entonces, ¿qué quise comprender? Quise comprender los totalitarismos del siglo XX», expresa Krauze.

La influencia de Baruch Spinoza

En libro de Enrique Krauze aborda la influencia que tuvo el filósofo neerlándes Baruch Spinoza (1632-1677) en su pensamiento y lo define como mentor del liberalismo.

«No soy el único ni el primero que lo cree. Lo creía mi abuelo cuando, en esas conversaciones y caminatas por el Parque México, que es un sitio emblemático de la Ciudad de México, caminábamos y me predicaba el evangelio de Spinoza. Lo que yo llamo el evangelio de Spinoza, en realidad es la filosofía de Spinoza y su ejemplo de vida», relata el autor.

Krauze, al igual que Spinoza, tiene ascendencia judía, de modo que, para el historiador mexicano, la vida del filósofo definió una parte importante de su pensamiento.

«Como algo natural, antes de lamentarlas y combatirlas, primero entenderlas. Bueno, ahí hay una liberación. Y luego está la libertad, como él la defendió desde su posición solitaria, heterodoxa, como el hecho de que el individuo y la persona humana no puede ser. A la persona humana no se le pueden imponer ideas o pensamientos. Es más, la naturaleza es tal que ni siquiera la propia persona puede decidir lo que piensa. Es como decidir los sueños. No hay una noche. Voy a soñar esto. Nadie puede dominar los sueños. Nadie puede dominar lo que piensa. Lo que piensa es algo natural. Entonces, si es natural, lo que yo pienso debe ser natural; mi capacidad de creer y de expresarme, siempre y cuando no dañe la concordia elemental de una sociedad, son pensamientos liberales, liberales en el mejor sentido de la palabra. Por supuesto, no fue un precursor del liberalismo económico, ni del Estado mínimo, ni de los libertarios, ni nada de eso», explica.

«Este libro recorre el pensamiento de Hannah Arendt, de Isaiah Berlin, de George Orwell, grandes pensadores del siglo XX que iluminan el siglo. Pero sobre todo de la influencia de Spinoza. No soy filósofo profesional, pero lo he leído y creo que ahí están los elementos para estar de acuerdo con la idea de Spinoza», agrega.

El pensador cuenta que viene de una familia de inmigrantes judíos y socialistas de Polonia.

«Yo siempre creí que era posible un socialismo, pero sin un Estado tan gigantesco, opresivo; con libertad y con democracia. Nunca estuve ilusionado con Cuba, ni con el Che Guevara, ni con Castro, ni con Lenin. Tenía cierta ilusión de que Trotsky había sido una figura, el derrotado de la Revolución, una figura del socialismo liberal. Pero luego, cuando realmente leí su biografía, me di cuenta de que era tan autoritario o totalitario como Lenin o como Stalin. Entonces me volví, digamos, propiamente liberal. Muy pronto, gracias a la influencia de maestros importantes en mi vida, como Daniel Cosío Villegas y como Octavio Paz. Y, bueno, ser liberal en concreto es estar en contra del poder abusivo y, desde luego, del poder absoluto», sostiene.

Democracia y populismo

La curiosidad por la política lo trajo al Cono Sur a finales de los años 70, durante las dictaduras de Chile y Argentina, donde conoció al poeta Enrique Lihn.

«Vine a Chile y Argentina en el 79, durante las dictaduras y escribí un reportaje. Tenía 30 años de edad y ese reportaje provocó que clausuraran la revista, que ya no pudiera circular aquí», cuenta.

En ese sentido, ha sido crítico a lo largo de su carrera de los populismos, fenómeno que define como «una forma de dominación» y como uno de los riesgos más importantes de las democracias actualmente.

«El populismo es el uso abusivo del micrófono por una persona, el culto a la personalidad, la movilización continua de las masas que creen en el líder carismático. El populismo es una mutación del fascismo. Y, claro, ambos son ideologías que, igual que el comunismo, parecen que prometen distintas formas de redención nacional, racial, social o económica, pero lo que en el fondo quieren y buscan es el poder», subraya.

Una lectura del Gobierno de Boric

Hace algunos meses, el autor mexicano dijo en una entrevista que el Presidente Gabriel Boric justamente tenía que ponerle atención al populismo. Hoy, a ocho meses desde que asumió, el pensador no lo ve como un gobernante populista.

«Chile tiene muchísimos problemas y me preocuparon muchísimo las escenas de violencia de hace unos años. Por supuesto que las heridas aquellas del 73, de ese golpe atroz, quizás siguen algunas abiertas, no me cabe duda. Todo eso es verdad. Pero Chile no tiene un Presidente populista. Yo no lo considero populista», expresa.

En ese sentido, evalúa con entusiasmo los primeros meses de Gobierno del actual Mandatario chileno: «Yo lo evalúo mejor que los chilenos», declara.

«Ha hecho declaraciones de deslinde con respecto a Nicaragua y Cuba, eso es valiosísimo, porque ahí queda claro que, ante todo, respeta las reglas de la democracia. Eso es lo más importante. Usted puede estar a favor o en contra de las medidas que tomó luego del ejercicio constitucional… Pero, bueno, eso es una cosa. Chile tiene una trayectoria, una historia republicana, democrática, de leyes, de debate, de libertades, confío en que no va a renunciar a ella. Y, bueno, creo que los chilenos se dieron cuenta de que esto va mucho más allá de lo que queremos. El mandato fue muy claro y Boric salió a decir ‘bueno’. Si yo me adentrara en los temas de la agenda, de las medidas y las políticas de él, estoy seguro que estaría en contra de varias, pero lo que quiero subrayar es que hay alternancia de poder y un debate público sano», señala.

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