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“En otro lugar” de Susan Mailer: una fractura entre los afectos CULTURA|OPINIÓN

“En otro lugar” de Susan Mailer: una fractura entre los afectos

Nicolás Bernales
Por : Nicolás Bernales Escritor y columnista literario. Ha publicado el libro de cuentos "La Velocidad del agua" (Ojo Literario 2017), por el cual se adjudicó el Fondo Nacional de Fomento del Libro y la Lectura en el área de creación. En 2023 publicó la novela "La geografia dell` esillio", Edizioni Ensemble. Roma.
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El título original del libro en inglés incluye un epígrafe que podríamos traducir como: Con y sin mi padre: Norman Mailer. Esa es la posición que toma o le tocó tomar a la autora para relatar una vida que desborda en posibilidades y que construye intercalando intimidad y distancia, tal vez la única fórmula para armarse un camino propio. Es la forma de contener un caudal de fuerza mayor, que arrastra consigo la vida íntima de personajes talentosos y controversiales. Y lo hace con una sinceridad abierta y desnuda. No es la biografía de Norman Mailer, es una biografía profundamente humana sobre la relación de una hija con su padre. Que avanza haciendo uso de algunas elipsis y un ritmo contenido, desde la infancia hasta la adultez. Es destacable la manera en que la autora nos involucra en esa evolución, en la mirada de la niña pequeña que viaja en auto junto a su padre desde Ciudad de México hasta Nueva York para pasar su parte del año con él, a la adolescente que comienza a leerlo con sentimientos encontrados, mientras las puertas entre sus dos hogares van transformándose en mundos distantes, hasta el último día de él. La mujer adulta a los pies de la cama del envejecido autor, una escena conmovedora.


Ya en la primera página de “En otro lugar”, Susan Mailer nos transporta a un recuerdo recobrado. «Mi recuerdo más temprano está en mi vientre», se refiere a lo que siente la niña de seis años al observar unas fotos de cuando tenía dos: Un incómodo aleteo de mariposas en su estómago. Este tipo de evocaciones sintetiza el material del libro que comenzamos a leer. Esa es la forma que ocupa la autora para introducirnos en su historia familiar a partir de la separación de sus padres, Bea Silverman y el escritor Norman Mailer.

La niña de dos años queda al cuidado de su abuela durante el tiempo que toma a los padres reorganizar sus vidas. Bea se instala en Ciudad de México junto a su nueva pareja y Norman en el Lower East Side en Nueva York junto a la suya, Adele. Esas fotografías enfrentadas muestran a la pequeña sonriendo en brazos de su abuela Fanny y luego, en la siguiente, se la ve incómoda en los brazos de su madre. Ese es el día en que Bea la lleva a vivir con ella a Ciudad de México a comienzos de los años cincuenta. Y la vida de Susan aborda una fractura espacial, de arraigos y desarraigos entre ciudades, idiomas y culturas. Y en especial entre el afecto de los suyos.

Norman Mailer es uno de los escritores claves del siglo XX norteamericano. Y como solía suceder en esos tiempos, la fama de algunos autores sobrepasaba los límites de su trabajo literario. Veían en la escritura una tarea heroica, realizada por personas de egos volcánicos. Con su primera novela, “Los desnudos y los muertos”, saltó a la fama con apenas veinticinco años. Notoriedad que lo acompañaría por el resto de su vida, alimentada por una producción literaria y periodística de primer nivel, pero también por polémicas cuyas consecuencias no pudo siempre controlar.

En otra ocasión, durante un acto en homenaje a su padre en el año 2008 en el Carnegie Hall. Susan entabla conversación con Adele, quien se convirtió en la segunda mujer de Norman (se casó seis veces y tuvo nueve hijos). La mujer le pregunta si recuerda esa vez en que no podía despertar. Ella contesta que no. Adele le cuenta que una noche, cuando tenía alrededor de cinco años, Norman le dio una porción de seconal para lograr que se durmiera y así ellos poder ir a una fiesta. A la mañana siguiente no lograban que volviera en sí. Mailer desesperado la sacudió como si fuese una muñeca de trapo, hasta que un par de horas después abrió los ojos. La confesión la llevó a comprender una pesadilla recurrente que la acompañó durante años. Donde se encontraba sumida en la imposibilidad de despertar. Luego de la conversación la pesadilla desapareció.

El título original del libro en inglés incluye un epígrafe que podríamos traducir como: Con y sin mi padre: Norman Mailer. Esa es la posición que toma o le tocó tomar a la autora para relatar una vida que desborda en posibilidades y que construye intercalando intimidad y distancia, tal vez la única fórmula para armarse un camino propio. Es la forma de contener un caudal de fuerza mayor, que arrastra consigo la vida íntima de personajes talentosos y controversiales. Y lo hace con una sinceridad abierta y desnuda. No es la biografía de Norman Mailer, es una biografía profundamente humana sobre la relación de una hija con su padre. Que avanza haciendo uso de algunas elipsis y un ritmo contenido, desde la infancia hasta la adultez. Es destacable la manera en que la autora nos involucra en esa evolución, en la mirada de la niña pequeña que viaja en auto junto a su padre desde Ciudad de México hasta Nueva York para pasar su parte del año con él, a la adolescente que comienza a leerlo con sentimientos encontrados, mientras las puertas entre sus dos hogares van transformándose en mundos distantes, hasta el último día de él. La mujer adulta a los pies de la cama del envejecido autor, una escena conmovedora.

Y no solo es el padre, en este viaje se van incorporando los hermanos y las nuevas parejas de Mailer. México, Nueva York, la playa en Provincetown y posteriormente Chile, donde reside desde mediados de los años ochenta hasta el día de hoy. Sus estudios, amistades y amores. Su peregrinaje y el trasfondo social y político de los lugares por donde pasa.  Porque el viaje de Susan Mailer es sentimental y geográfico, incorpora detalles frescos y tangibles, comidas, aromas, barrios y hogares. Pero por sobre todo vuelve a visitar su relación con el autor, él que con ternura la llamaba ojos de diamante. Y a quien ella, la hija mayor, amaba y a veces temía, porque era capaz de percibir en la mirada de Mailer su entusiasmo desbordado como también sus oscuros estados de ánimo.

Se puede afirmar que Susan Mailer escribió este libro dos veces, primero en inglés y luego al abordar esta traducción. Y es a través de este ejercicio de escritura, relato a relato, que comenzamos a comprender lo que la autora quiere revelar: Quién era su padre.

“Estoy en mi dormitorio, tratando de conciliar el sueño. Escucho los pasos de mi padre subiendo la escalera y con los ojos entreabiertos veo que entra en mi pieza. Se sienta en mi cama y yo me hago la dormida quedándome muy quieta. Me da un beso en la mejilla y me observa. Estoy sorprendida por su intensidad, no digo nada y sigo «durmiendo». De pronto escucho un ruido y me doy cuenta de que está llorando”.

“Mi padre odiaba el sentimentalismo. Sus humores podían ser negros o amurrados, irritados y rabiosos. También podía ser tierno y juguetón. Pero nunca sentimental, ni mucho menos llorón. Fue por eso que esa noche me sentí, además de sorprendida, sumamente incómoda. Entendí que estaba sufriendo y que tenía que ver conmigo”.

Y lo logra, consigue exponer el material humano que hay en el padre por debajo de la imagen del gran Norman Mailer. Y lo hace sobre el papel, haciendo uso de los mecanismos y el arte a los que su padre dedicó su vida.

La trama está sobrevalorada, soltó Mailer en una conversación donde Susan estaba presente.

—¿Y qué sugieres entonces?

—Ambiente, ritmo, personajes.

Ficha técnica

“En otro lugar”

Susan Mailer

Lumen

370 pág,

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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