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“Vaso vacío” de Guillermo Martínez Wilson: cuentos para masticarlos con calma CULTURA|OPINIÓN

“Vaso vacío” de Guillermo Martínez Wilson: cuentos para masticarlos con calma

Juan Ignacio Colil
Por : Juan Ignacio Colil Ha publicado los libros de cuentos: “8cho relatos” (EDEBÉ, 2003), “Al compás de la rueda”(Das Kapital, 2010) y las novelas “Lou” (Magoeditores, 2007), “Tsunami” (Das Kapital, 2014), “El reparto del olvido” (Lom, 2017), “Los muertos siempre pueden esperar” (Raíz de dos, 2017, Argentina), “Un abismo sin música ni luz” (JPM Ediciones, España 2017 y Lom Ediciones, Chile, 2019), “Espejismo cruel” (Los perros románticos, 2021, Chile) además publicó las novelas infantiles “Bajo el Canelo” (Edebe 2012) y “Zumbidos y estrellas” (Das Kapital, 2015). Algunos de sus cuentos han sido incluidos en antologías y ha obtenido varios premios de novela y cuento en Chile, España y Argentina.
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En el libro podemos leer una variedad de temas, desde situaciones muy cotidianas, pasando crímenes finamente urdidos hasta llegar a conspiraciones burocráticas orientales. El cuento que abre el volumen; “Vaso vacío”; y que da nombre al libro, tiene un tono de literatura negra. Nos cuenta la historia de la venganza planificada por un joven discapacitado en contra de un vecino abusador; todo esto pasando por el Chile de la época del Golpe de Estado y hasta por la Segunda Guerra Mundial. La historia simplemente te va llevando o; mejor dicho; el autor genera esta fantasía y hace que uno simplemente viaje por este relato.


Este libro de cuentos de Guillermo Martínez Wilson reúne siete relatos y fue publicado por la Editorial Cuarto Propio a fines del año 2022.

Hay básicamente dos formas de leer los libros de cuentos: la primera es leerla según el orden que viene dado y la otra es leerlos saltados, según lo indique el ánimo del día u otros factores. Así también creo que los cuentos se reúnen en un libro por dos premisas básicas: la primera es que los cuentos estén unidos por un hilo conductor: por un personaje que aparece en los diferentes relatos, por algún tema, por una época que se muestre visible; etc; y la otra premisa es que solo sea un grupo de cuentos reunidos por los secretos gustos del autor.

Leer cuentos también tiene sus ventajas; uno puede conocer al autor en pocas páginas, puede sospechar de algunas de sus obsesiones y por supuesto ver su estilo, que al final es lo que queda.

En “Vaso vacío” podemos leer una variedad de temas, desde situaciones muy cotidianas, pasando crímenes finamente urdidos hasta llegar a conspiraciones burocráticas orientales. El cuento que abre el volumen; “Vaso vacío”; y que da nombre al libro, tiene un tono de literatura negra. Nos cuenta la historia de la venganza planificada por un joven discapacitado en contra de un vecino abusador; todo esto pasando por el Chile de la época del Golpe de Estado y hasta por la Segunda Guerra Mundial. La historia simplemente te va llevando o; mejor dicho; el autor genera esta fantasía y hace que uno simplemente viaje por este relato.

Pareciera una historia simple, y creo que ese es un mérito de Guillermo Martínez, de meter varias historias dentro de otra y mostrar como los hechos, aparentemente desconectados, tienen un origen común. Las historias se juntan en el pasado. “El mundo por mí conocido giraba y giraba, y era más bien triste, no sentía que tuviera un lugar; baldado, solo, con una historia de familia llena de días negros, en un país del que apenas conocía unas calles, pero donde podía presentir que afuera estaba habitado por una extraña crueldad.” (p. 28 y 29)

Otro cuento que me llamó la atención es “Un papel en los hechos”, que es un relato ambientado en Birmania; uno mientras lee se pregunta por qué hay un cuento ambientado en Birmania si los otros están ambientados en Chile, quizás el autor vivió en Birmania, o tal vez solo estuvo de vacaciones, o quizás nunca ha estado y todo es resultado de su imaginación y al final da lo mismo, porque la literatura trabaja con materiales parecidos a la realidad para forjar otras. “Un papel en los hechos” es un relato medio kafkiano con tintes de absurdo.

Los otros cuentos nos hablan de personajes solitarios embarcados en la gran historia. En “Quiebra” dos hombres conversan bajo un puente del Mapocho, pero lo más relevante es lo que no se dicen. Es una especie de fotografía hablada. En “Cuidado con el gato” asistimos a un relato en el ambiente burocrático y yo diría que también aborda la decadencia en la vejez. “Migas” nos cuenta sobre un joven campesino avecindado en Santiago debe decidir si regresa a la casa que lo vio nacer y mantiene esa vida de la que ha huido o logra su independencia. En “Horario de salida” un joven exiliado que vuelve a Chile se enfrenta a la dura relación con su madre admiradora de la dictadura y en “El encuestador”, un joven que realiza encuestas conoce a un vecino mayor y vemos; solo como un flash; que esa relación se abre hacia un Chile del pasado.

“Vaso vacío” es una propuesta simple y creo que ahí radica su mérito. Guillermo Martínez en sus cuentos no trata de generar juegos literarios, tampoco trata de impresionar al lector con finales extraños ni con enseñanzas morales. Los relatos son fragmentos de la vida retenidos por un buen observador, algunos tienen una cuota de decepción existencial, de tristeza; y el conjunto de relatos posee un impulso que corre por debajo de las palabras, una fuerza subterránea que hace que sean más potentes de lo que parecen.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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