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La soterrada pugna de poder en La Moneda y la encrucijada de Ubilla PAÍS

La soterrada pugna de poder en La Moneda y la encrucijada de Ubilla

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Las figuras del subsecretario del Interior y de la ministra de Segegob, Cecilia Pérez, representan el único contrapeso político real que tendría Renovación Nacional en el corazón de la toma de decisiones de Palacio, son los alfiles de la tienda que lidera Mario Desbordes y los únicos que velan por esta. “Son los bastiones del partido en La Moneda”, recalcaron desde RN. Si bien en la colectividad están alineados con sus dos autoridades, en el resto de Chile Vamos encontraron terreno fértil para cuestionar, especialmente, a Ubilla con el polémico episodio de la compra de terrenos en la Región de La Araucanía. Es considerado un poder propio en la sede de Gobierno y por eso estaría en la mira del gremialismo.


No todo es miel sobre hojuelas en Palacio, es más, el ambiente dista mucho de eso, dada la soterrada pero fuerte pugna de poder dentro de las paredes de La Moneda. El eterno conflicto entre la UDI y RN por la hegemonía de la derecha, ahora está extrapolado al seno del Gobierno y por ganar el gallito de quién logra manejar, en plenitud y sin mayor contrapeso, los hilos, los acentos políticos, el tono y la ruta que siga esta segunda administración de Sebastián Piñera.

Hace rato ya que en el oficialismo y en el propio Gobierno se habla del excesivo poder que, tras bambalinas, ejerce el jefe de asesores del segundo piso, Cristián Larroulet. El férreo control e intervención que efectúa esta figura clave del mundo gremialista en todas las reparticiones, ha sacado varias ronchas, especialmente en RN, partido que ha visto en demasiadas ocasiones eclipsada su influencia, puntos de vista y opiniones ante el rumbo que ha seguido hasta ahora la administración de Piñera.

En este escenario, las figuras del subsecretario del Interior, Rodrigo Ubilla, y de la ministra de Segegob, Cecilia Pérez, representan el único contrapeso político real que tendría Renovación Nacional en el corazón de la toma de decisiones de Palacio, son los alfiles de la tienda que lidera Mario Desbordes y los únicos que velan por esta. «Son los bastiones del partido en La Moneda”, recalcaron desde RN.

Por lo mismo, ambos son flancos de críticas y duros cuestionamientos desde la UDI y Evópoli. Y por eso, cuando salió a la luz en las últimas semanas la polémica compra de terrenos de Ubilla en la Región de La Araucanía –la que fue fustigada por la opinión pública y que está en contradicción con lo que establece la Ley Indígena– en estos sectores de Chile Vamos la noticia «no cayó tan mal» y más de uno esbozó una sonrisa, porque efectivamente el poderoso subsecretario quedó muy, muy debilitado con este flanco que se le abrió.

[cita tipo=»destaque»]Con este escenario, en el seno del Gobierno afirmaron que Ubilla se encuentra en una encrucijada no menor. Cuentan que el subsecretario y Chadwick tienen una buena relación personal, pero como esto es política, tiene solo una chance de revertir este adverso escenario interno: alinearse completamente con el «estilo y objetivos» del titular del Interior, lo que implica asumir un papel secundario con menos protagonismo y sin poder propio, lo que podría asegurar su permanencia en La Moneda. «Si hace lo que el ministro siente que necesita para él, lo mantiene», agregaron.[/cita]

Si bien en RN están alineados con sus dos autoridades, en el resto de Chile Vamos encontraron terreno fértil para cuestionarlos, especialmente a Ubilla. Dicen que llevan meses «intentando» corregir los errores del subsecretario y desde el segundo piso de La Moneda reconocieron que para ellos la información de los terrenos en la IX Región “fue la gota que rebalsó el vaso”.

Por estos días, lo que se escucha en estos sectores del oficialismo es que el subsecretario del Interior no cumplió con el papel de ser el “cortafuegos» del ministro del Interior, Andrés Chadwick, y menos de «blindarlo» en los momentos en que dicha autoridad estuvo en jaque por los errores cometidos en el manejo posterior al asesinato de Camilo Catrillanca en noviembre, episodio que representó una verdadera crisis política para La Moneda y Carabineros.

La debilidad política de Ubilla en estos momentos llega a tal punto, que en la derecha lo consideran “un talón de aquiles para el Gobierno”, en vez del ser el escudo protector de Chadwick y del propio Presidente Piñera.

En la lista de reclamos le atribuyen que fue «insuficiente» su intervención para neutralizar a las bancadas parlamentarias de oposición que, en el verano, amenazaron al ministro del Interior con una acusación constitucional por el Caso Catrillanca y que fue por eso que La Moneda tuvo que salir a convencer a grupos de la DC y el Partido Radical para quebrar el consenso opositor que se estaba gestando en este tema.

El dicho aquel que habla de hacer leña del árbol caído, calza bastante en estos días en el caso de Ubilla. Sus detractores en el segundo piso de Palacio y la derecha incluso lo responsabilizan de no contener ni manejar correctamente a Carabineros en el marco del Caso Catrillanca, que la errática salida del entonces general director Hermes Soto de la institución fue su culpa –la que tras varias horas de tensión tuvo que ser zanjada por el Mandatario en persona– y que fue en esos meses que quedaron en evidencia «las debilidades» del subsecretario del Interior.

Un cacique

Pero en el seno de la derecha y de Palacio hay otra lectura de lo que está sucediendo, que apunta a que el subsecretario Ubilla está siendo el chivo expiatorio del Ministerio del Interior, que la idea es responsabilizarlo de todos los errores de la cartera, especialmente de los cometidos por Chadwick, para precisamente salvar al ministro, debilitarlo lo más posible y, así, tratar de sacarlo. Una mirada que no está tan ajena a la realidad, si se considera que en círculos de poder del Gobierno se ha barajado el nombre del asesor ministerial, Cristóbal Lira, como posible sucesor.

El primer año de Chadwick a la cabeza de Interior y, por ende, como jefe máximo del gabinete, estuvo lejos de lo que fue el poder sin contrapesos que ejerció en el primer Gobierno de Piñera. El Caso Catrillanca, en particular, mostró a un ministro errático, que a todas luces había perdido ese «toque» político y manejo certero que ha caracterizado toda su trayectoria en la UDI, en el Congreso y en las lides gubernamentales.

En el Ejecutivo dicen que hace poco se hizo en reserva una exhaustiva evaluación interna de lo que había sido la gestión de Chadwick y las razones por las que se instaló en el ambiente político, los medios de comunicación y la opinión pública el convencimiento de que el otrora hombre fuerte del Presidente ya no era tal y que, por lo mismo, su autoridad estaba mermada.

Con bastante poca autocrítica, dicho balance arrojó como conclusión que Chadwick lo que realmente necesita es un subsecretario que no sea «otro cacique» en la cartera –como es considerado Ubilla– sino que alguien que responda mejor a la planificación del 2019 que hizo el ministro. «Llegó a la conclusión de que su gran debilidad y lo que lo tiró para abajo fue la falta de control total de la agenda de Interior y que, a diferencia de él, Ubilla había estado mucho menos en el foco de la oposición», explicaron en el Gobierno.

A eso se suma que en la UDI consideran que el subsecretario tiene un «poder sin mando» en Palacio y eso no gusta nada al gremialismo. “Esto no es Bachelet 2.0, no necesitamos un Aleuy en Interior”, sentenciaron en dicha colectividad.

Por eso el nombre de Lira suena como una posible carta, porque no solo pertenece al círculo de confianza de Chadwick, sino que también es considerado «un buen soldado», con un perfil que calza mucho mejor con lo que se buscaría, un subsecretario de menor protagonismo, pero, sobre todo, con menos poder propio.

Eso sí, la opción de Lira tiene un problema y por eso La Moneda ha tenido que blindarlo. El asesor está vinculado a una arista del Caso Fuente-Alba, la de las millonarias ventas y comisiones sin justificación de Ditec, empresa en que el asesor del Interior es socio junto a Sebastián de Cárcer. Lira se ha defendido afirmando que, cuando se hicieron los cuestionados negocios, él no estaba en Ditec, porque ejercía funciones como subsecretario de Prevención del Delito en el primer Gobierno de Piñera, pero lo que el estratégico asesor de Chadwick no menciona en sus explicaciones es que nunca dejó de ser socio de la empresa, el segundo más importante y que jamás denunció lo sucedido.

Con este escenario, en el seno del Gobierno afirmaron que Ubilla se encuentra en una encrucijada no menor. Cuentan que el subsecretario y Chadwick tienen una buena relación personal, pero como esto es política, tiene solo una chance de revertir este adverso escenario interno: alinearse completamente con el «estilo y objetivos» del titular del Interior, lo que implica asumir un papel secundario con menos protagonismo y sin poder propio, lo que podría asegurar su permanencia en La Moneda. «Si hace lo que el ministro siente que necesita para él, lo mantiene», agregaron.

Pero si no hay cambios a lo que se considera un estilo que habla de dos caciques para un solo ministerio, difícilmente sobreviva a un próximo cambio de gabinete. Más aún, cuando es sabido en el oficialismo y el Gobierno que sus diferencias políticas con Larroulet lo tienen, hace rato, en la mira del influyente jefe del segundo piso.

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