Publicidad
¡Otra vez Chadwick! PAÍS

¡Otra vez Chadwick!

Hernán Leighton
Por : Hernán Leighton Periodista de El Mostrador
Ver Más

Por más que en La Moneda pongan el acento en que el ministro del Interior no era en el 2017 un funcionario público, lo cual es cierto, estaba lejos de ser un ciudadano común y corriente. Ese año se hallaba instalado en Apoquindo 3000, el centro de operaciones político del piñerismo y de la campaña presidencial del actual Mandatario, donde el ex senador UDI cumplía la misma función que ahora en el gabinete: ser el hombre de confianza de Piñera, el sinónimo del poder y el brazo derecho del entonces candidato. Los mensajes de WhatsApp publicados en el contexto de la guerrilla pública entre los fiscales Moya y Arias, lo pusieron otra vez en el epicentro del cuestionamiento público.


En La Moneda estaban al tanto que, en cualquier momento y a través de cualquier medio, aparecería la conversación de WhatsApp que trajo el nombre del ministro del Interior, Andrés Chadwick, a las portadas de los diarios, vinculado, nuevamente, a un caso de revuelo e impacto político. Y por eso el blindaje es total y absoluto. No solo esto, en Palacio ponen las manos al fuego por el hombre que es el brazo derecho del Presidente Sebastián Piñera.

Una decisión que se tomó antes que, en la noche del martes, Radio Bío Bío publicara el contenido de los mensajes de WhatsApp que sitúan a Chadwick y su abogado de confianza, Luis Hermosilla, en el epicentro de la crisis que atraviesa el Ministerio Público por el conflicto entre los fiscales Emiliano Arias y Sergio Moya. Todos en La Moneda ponen el en que, cuando esas conversaciones ocurrieron –durante el 2017– el actual ministro del Interior no era funcionario público y así se le escuchó, fuerte y claro ayer, a su par de la Segpres, Gonzalo Blumel.

Totalmente convencidos de ese argumento, en Palacio no se hizo –dijeron– un plan de contingencia especial para controlar los daños políticos que este nuevo episodio pueda generar a la administración piñerista. Están confiados en que, esta vez, Chadwick no será salpicado y complicado como lo estuvo durante la crisis que representó por un par de meses, desde noviembre del año pasado, el asesinato de Camilo Catrillanca.

Ese fue el cálculo en el Gobierno, pero en lo concreto –y en un ámbito que es relevante para La Moneda, como es el ciberespacio–, desde que se conoció el contenido de los WhatsApp el martes, el ministro del Interior volvió a ser trending topic por el hashtag #renunciachadwick. No hay que olvidar que, junto a las encuestas, el monitoreo del pulso diario de las redes sociales es clave para el clima interno del Ejecutivo.

A eso se sumaron los llamados explícitos desde la oposición para que Chadwick dé un paso al costado, como lo exigieron públicamente los diputados Daniel Núñez (PC), Andrea Parra (PPD) y Tomás Hirsch (PH).

Es que, por más que en La Moneda pongan el acento en que Chadwick no era en el 2017 un funcionario público, lo cual es cierto, estaba lejos de ser un ciudadano común y corriente. Ese año se hallaba instalado en Apoquindo 3000, el centro de operaciones político del piñerismo y de la campaña presidencial del actual Mandatario, donde el ex senador UDI cumplía la misma función que ahora en el gabinete: ser el hombre de confianza de Piñera, el sinónimo del poder y el brazo derecho del entonces candidato.

No por nada el ministro salió a dar su versión pública de los hechos. Pidió no hacer un uso político, dijo que se trataba de “una conversación de WhatsApp que, en primer lugar, la tuve hace dos años cuando yo no tenía ningún cargo público, ejercía mi labor como abogado y profesor universitario (…) y es una conversación absolutamente normal, en tono de amistad, en la cual le señalo (a Soto) mi preocupación por un tema público e importante de la región de la cual fui senador y de la cual sigo preocupado, como lo fue la situación de los incendios forestales que ese verano fueron realmente dramáticos»

Pero no era una conversación cualquiera, sino una que está en medio de la denuncia del fiscal Moya contra su jefe directo, Emiliano Arias, por causas de tráfico de influencias en el caso Caval; obstrucción a la investigación en la investigación del juez de la Corte de Apelaciones de Rancagua, Emilio Elgueta; ocultamiento en la causa del Teatro Municipal de Rancagua; y violación de secreto por sustracción de información de la base de datos de la Fiscalía de O’Higgins y que llegó a manos de una persona en Puerto Montt. Fue a raíz de la arista Teatro Municipal que el caso salpicó a La Moneda.

[cita tipo=»destaque»]Para el director de la Escuela de Gobierno y Comunicaciones de la Universidad Central, Marco Moreno, «en Chile las cosas no son lo que son, sino lo que parecen (…). Hace tiempo que el abogado Hermosilla viene jugando un rol importante en la gestión de Gobierno, asumiendo vocerías, muestra que es un actor relevante en la toma de decisiones, muestra que hay una red que opera (…). A ojos de la opinión pública informada, se ve como un hecho anómalo, que no habla bien de la transparencia y del necesario espacio de autonomía que debe haber en la relación entre poder político y Poder Judicial».[/cita]

La Sexta Región, epicentro del escándalo, es conocida como el “feudo de Andrés Chadwick”, donde no solo fue senador, sino que también cuenta con un amplio brazo político operativo. Este se develó durante la campaña interna de la UDI, donde su apadrinado, el diputado Javier Macaya, se jugó gran parte de sus cartas, ocasión en que el alcalde Eduardo Soto prefirió apoyar la candidatura de su contrincante, la reelecta presidenta gremialista Jacqueline Van Rysselberghe, lo que –entre otras consecuencias– habría causado el alejamiento de Soto con Chadwick.

Soto es investigado desde el 2017 por presunta malversación de caudales públicos en la arista Teatro de Rancagua, razón por la cual será formalizado el próximo 24 de mayo. En diciembre de ese año, el fiscal Moya había incautado el teléfono del jefe comunal, desde donde se habría filtrado la conversación que tiene en entredicho al ministro del Interior:

«Chadwick: sería bueno un apoyo un apoyo al fiscal (Arias). Es muy injusto lo que ha hecho la fiscalía nacional al sancionarlo por investigar incendios. Un twitter tuyo sería un muy buen respaldo.
Soto: Ok.
Chadwick: tú bien?
Soto: Esperando qué sucede
Chadwick: mejor cara?
Soto: Creo que sí. Ojalá no se enrede lo del teatro.
Chadwick. Dios quiera?
Soto: cualquier cosa te comento»

Con este episodio, todos los esfuerzos políticos que se hicieron los últimos meses para separarlo del caso Catrillanca y evitar que siguiera debilitándose políticamente, fueron en vano, según reclamó un diputado RN.

La estrategia ampliamente trabajada, que consistió en ser “submarineado” durante un tiempo, para luego volver a enfrentar a las cámaras solo en temas de seguridad, de poco y nada sirvió si se considera que su imagen vuelve a estar cuestionada, ahora por un tema que huele a corrupción.

El ex senador por la Sexta Región no lo ha pasado bien en este segundo Gobierno piñerista, pues, si bien sigue con aquella aura de “inamovible”, como les gusta pregonar a sus cercanos, su fama por su impecable manejo político sufrió una rayadura no menor el año pasado, que le costó una baja sustantiva en su aprobación. Según la encuesta Cadem del 22 de abril, a pesar de ser el ministro más conocido con un 82%, Chadwick cuenta solo un 44% de aprobación, situación que no ha podido revertir tras la abrupta caída de 11 puntos que sufrió tras el caso Catrillanca.

Su nombre nuevamente es enganchado con un caso sensible y lleva el problema a los patios de Palacio. El gran problema –confesó un inquilino de La Moneda– es que pueda arrastrar la imagen presidencial y la del Gobierno, como ya sucedió en el pasado, lo que puede debilitar considerablemente la estrategia gubernamental de poner el foco en las reformas prioritarias para el Ejecutivo, como son la tributaria, de pensiones y a las isapres.

Desde sectores de Chile Vamos, atribuyeron este “salpique” a Chadwick como parte de la estrategia del “charquicán”, idea también transmitida en La Moneda, que tendría que ver con intentar salpicar a todos y, así, desviar la atención de quien fue apuntado en primer término en el “desastre de Rancagua”: el senador PS Juan Pablo Letelier, el otro cacique político de la VI Región. No son pocos los que creen que el hecho de que hoy Chadwick sea apuntado con el dedo, es resultado de una maniobra bajo cuerdas del Partido Socialista. Así lo comentaron ayer profusamente en diferentes rincones del oficialismo.

Para el director del Centro de Análisis Político de la Universidad de Talca, Mauricio Morales, si bien esa comunicación entre Chadwick y el alcalde de Rancagua «no se hizo en el contexto formal como ministro del Interior, sí se sabía que Sebastián Piñera iba a ser el próximo Presidente y que, también, Andrés Chadwick iba a ser el futuro ministro del Interior, por lo tanto, aunque no existió un proceso o instancia formal de diálogo entre las dos autoridades, claramente hubo una influencia política desde el entrante Ejecutivo hacia el Poder Judicial”.

A través de redes sociales, el cientista político de la UDP, Claudio Fuentes, señaló que “el WhatsApp de Andrés Chadwick con alcalde devela con crudeza el modo en que operan algunas relaciones políticas; con complicidad y transacción, ausente de todo pudor: se sugiere apoyar a un fiscal, se responde sobre el tema del teatro”.

Hermosilla, un viejo conocido

Pero no es solo Chadwick el que lleva este conflicto al seno de La Moneda, sino que también su asesor y abogado de confianza, Luis Hermosilla.

Ambos fueron socios en el estudio de abogados “Hermosilla, Chadwick, Morales”. Sus primeros acercamientos sucedieron en la Escuela de Derecho de la Universidad Católica, donde fueron compañeros, instancia en la asentaron su amistad a la luz de su profesor y fundador del gremialismo, Jaime Guzmán, quien además era de invitarlos a cenar en innumerables ocasiones.

Hermosilla es conocido en la plaza como un abogado “sin dios ni ley”, como reconoció un jurista que sabe de su trabajo. También se dice que siempre ha gustado del poder y que cuenta con un nivel de redes que pocos podrían creer.

Su paso por las Juventudes Comunistas ha escrito una página llena de suspicacias en la historia profesional del jurista. Fue expulsado de la instancia públicamente en los patios del Instituto Nacional.

Su paso como observador del Instituto Nacional de Derechos Humanos, con misiones en La Araucanía, y luego su trabajo desde el primer Gobierno del Presidente Piñera, querellándose en contra de comuneros, es uno de los ejemplos que ponen sobre la mesa para describir la personalidad del profesional: un gran lobbista y, quizás, el único abogado “que no es revisado” a la entrada de las fiscalías, donde llega como si fuese uno más de la planta administrativa.

La conversación de WhatsApp publicada el martes 23, contiene una conversación de Hermosilla con el alcalde Soto.

«Soto: respecto al teatro regional alguna novedad?
Hermosilla: si vamos a declarar en próxima fecha y después archivar».

Luego, el alcalde le escribe a su abogado:

«Soto: Me acaba de escribir Emiliano».

En otra conversación, el jefe comunal le contesta a Hermosilla:

«Soto: Está disponible, Andrés lo conoce y eficiente cien por ciento»

El rebote directo de esta conversación con el ministro guarda relación con la manera en que se hizo del caso. En un principio, fue el abogado Mario Zumelzu quien estaba a cargo, pero, tras el ofrecimiento de Chadwick, fue Hermosilla quien tomó la posta de manera gratuita, ad honorem.

Precisamente, el abogado Zumelzu –en conversación con La Tercera– recordó lo sucedido: “Me reuní con el alcalde Soto, quien en buenos términos y muy agradecido me señaló que Andrés Chadwick le ofreció la defensa gratuita de Luis Hermosilla, con quien hablé telefónicamente y le transferí los antecedentes de que disponía”.

Lo último que se publicó de Hermosilla fue el lobby que ejerció con los ministros de las Cortes de Apelaciones de Santiago y San Miguel, para presionar por los votos a favor del fiscal Cristián Paredes, favorito de la cartera del Interior y del Fiscal Nacional Jorge Abbott, para reemplazar a Raúl Guzmán en la Fiscalía Metropolintana Sur, gestiones que no llegaron a puerto, ya que el persecutor finalmente no quedó en la terna necesaria para acceder al cargo.

Para el director de la Escuela de Gobierno y Comunicaciones de la Universidad Central, Marco Moreno, «en Chile las cosas no son lo que son, sino lo que parecen (…). Hace tiempo que el abogado Hermosilla viene jugando un rol importante en la gestión de Gobierno, asumiendo vocerías, muestra que es un actor relevante en la toma de decisiones, muestra que hay una red que opera (…). A ojos de la opinión pública informada, se ve como un hecho anómalo, que no habla bien de la transparencia y del necesario espacio de autonomía que debe haber en la relación entre poder político y Poder Judicial».

Publicidad

Tendencias