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Soto declaró en calidad de testigo ante la fiscal Centro Norte, Patricia Cerda, el 1 de abril pasado, y aseguró que durante la semana del 14 de marzo de 2018, fecha en la que fue nombrado como general director de Carabineros, Villalobos se mantuvo encerrado rompiendo documentos junto a personas de confianza, y que no fue sino hasta el 19 de marzo que dejó la oficina. Soto también señaló que su predecesor le entregó el dinero correspondiente a los gastos reservados, que estaban guardados en una caja fuerte y le precisó que eran 18 millones de pesos y 60 mil dólares. Una afirmación que contradice lo señalado por Villalobos, quien declaró el 20 de febrero, asegurando que le entregó personalmente a Soto el dinero correspondiente a los tres primeros meses de gastos reservados, monto equivalente a 50 millones de pesos y 80 mil dólares. Según la defensa de Villalobos, la versión de Soto “no se ajusta a la realidad de los hechos».
Una nueva acusación vuelve a poner en tela de juicio al ex general director de Carabineros, Bruno Villalobos, luego que su sucesor, Hermes Soto, lo acusara de mentir en su declaración ante el Ministerio Público sobre los dineros destinados a los gastos reservados de la institución.
De acuerdo a La Tercera, Soto declaró en calidad de testigo ante la fiscal Centro Norte, Patricia Cerda, el 1 de abril pasado. En su declaración, recordó que fue nombrado en el cargo el 14 de marzo de 2018, y que Villalobos demoró cinco días en hacerle entrega de la oficina.
Soto aseguró que durante esa semana, Villalobos se mantuvo encerrado rompiendo documentos junto a personas de confianza, y que no fue sino hasta el 19 de marzo que dejó la oficina. Soto también señaló que su predecesor le entregó el dinero correspondiente a los gastos reservados, que estaban guardados en una caja fuerte y le precisó que eran 18 millones de pesos y 60 mil dólares.
Una afirmación que contradice lo señalado por Villalobos, quien declaró el 20 de febrero, asegurando que le entregó personalmente a Soto el dinero correspondiente a los tres primeros meses de gastos reservados, monto equivalente a 50 millones de pesos y 80 mil dólares.
Esa declaración fue mostrada por la persecutora a Soto, quien le hizo ver la incongruencia entre lo informado por Villalobos a él y a la fiscal, cuya diferencia sería de unos 44 millones de pesos.
Agregó que solo 10 minutos después que Villalobos le entregara la oficina, llegó la fiscal María José Aguayo, del caso Huracán, para allanar la dependencia, diligencia en la que incautó un computador y fotografió el dinero que había en la caja fuerte.
Sin embargo, la defensa de Villalobos alega una versión distinta a la de Hermes Soto. Su representante, Ángel Valencia, aseguró que «Soto describe una forma de entrega de su oficina por el general (r) Villalobos que no se ajusta a la realidad de los hechos».
«Respecto de las diferencias en la suma aproximada (…) es primera vez que nos enteramos de afirmaciones como esa. Confiamos en que la investigación podrá precisar cuánto dinero existía en esa caja», dijo el abogado. «Reiteramos que, al momento de prestar declaración, mi representado se refirió a sumas aproximadas y en base a lo que recordaba», agregó.
A juicio de Valencia, es importante que el Ministerio Público aclare por qué «Soto afirma que habría permanecido a solas en esa oficina a lo menos 10 minutos, mientras esperaba que ingresara una fiscal para registrar el lugar e incautar supuesta evidencia».
«Cualquier policía competente sabe que si un lugar debe ser allanado, ello debe ocurrir de inmediato, sin que exista posibilidad de que alguien pueda alterarlo», finalizó.
Desde el año pasado, Bruno Villlalobos se encuentra complicado judicialmente. El ex general director de Carabineros, quien era hombre de confianza de la ex Presidenta Michelle Bachelet, fue removido de su cargo el año pasado luego del burdo montaje para incriminar a comuneros mapuches en hechos de violencia en la zona de La Araucanía, conocido como «Operación Huracán».
A ello, se sumó en diciembre de 2018 el procesamiento y detención por parte del ministro en vista Mario Carroza, como cómplice por la muerte de Patricio Manzano, un estudiante de la Universidad de Chile torturado y asesinado en 1985, en plena dictadura de Augusto Pinochet.
