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PS en alto riesgo de quedar jaque mate PAÍS

PS en alto riesgo de quedar jaque mate

Esta semana ha habido una serie de reuniones de ambos sectores, del entorno de Elizalde y de la llamada oposición interna, las que seguirán hoy preparando criterios y posiciones para mañana. Pero difícilmente todas esas gestiones lleguen a un buen puerto para el PS y en el partido lo saben, porque lo que más se ha escuchado estos días es que, después de la cita de mañana sábado, “nada va a cambiar”. Es que hay casi nulas expectativas y posibilidades reales de que se arribe a decisiones que permitan al socialismo salir de la tormenta perfecta que atraviesa.


Jaque mate. Es altamente probable que esa sea la situación en la que quede el Partido Socialista después del comité central que realizarán mañana, porque internamente hay casi nulas expectativas y posibilidades reales de que se arribe a decisiones que permitan al socialismo salir de la tormenta perfecta que atraviesa. El clientelismo y las narcorredes que contaminaron el padrón electoral, el conflicto feroz que se desató tras las internas del 26 de mayo por el mal manejo que tuvo de estas la mesa directiva, las dudas fundadas ante las irregularidades del proceso y la fractura profunda de la convivencia, son los elementos del cóctel político que tiene a esta colectividad en la peor crisis de sus últimos 30 años, con una dirigencia que todo el tiempo ha tratado de tapar el sol con un dedo.

Es que la directiva que encabeza Álvaro Elizalde, y en particular este timonel, han tratado contra viento y marea de circunscribir la discusión pública solo al conflicto por la conducción del partido para los siguientes dos años y defender su legitimidad de reelegirse, dado que dicha lista sacó la mayoría de votos el 26 de mayo, pese a que la diputada Maya Fernández –que lideró la lista opositora– obtuvo la primera mayoría individual.

Pero ese es solo una parte del problema socialista, ya que el trasfondo apunta al imperativo que han demandado parlamentarios y huestes socialistas de hacerse cargo realmente, no solo con declaraciones de buena voluntad, del problema de las narcorredes y el clientelismo en la colectividad, que se tradujo en el llamado «partido ficha» y que ha distorsionado la interna del socialismo.

La oposición a Elizalde considera que el timonel, como tampoco su secretario general, Andrés Santander, pueden reelegirse, porque se transformaron en parte del problema.

El tema de San Ramón estalló públicamente por primera vez en octubre de 2017 y a ambos dirigentes se les cuestiona puntualmente por hacer la «vista gorda» ante esta situación y no solo eso, sino también de beneficiarse de dichas cuestionadas redes clientelares, ya que en la lista de ellos fue Mónica Aguilera, la hermana del alcalde de San Ramón, expulsado del PS precisamente por su responsabilidad al abrir espacios a estas narcorredes en el socialismo.

Un sector del PS ha catalogado como un veto inaceptable que se presione para que Elizalde y Santander den un paso al costado, en pos de generar una directiva de transición y unitaria que se aboque a sacar al partido de la crisis actual, con medidas radicales. La oposición lo considera el paso mínimo para pensar en una posible salida, porque –recalcaron parlamentarios y dirigentes socialistas– tanto el timonel como el secretario general ya demostraron que no tienen las competencias, la voluntad, ni menos la legitimidad política para hacerse cargo del problema.

Ese es el escenario con el que mañana el socialismo se sentará a discutir en el comité central. Esta semana ha habido una serie de reuniones de ambos sectores, del entorno de Elizalde y de la llamada oposición interna, las que seguirán hoy preparando criterios y posiciones para mañana. Pero difícilmente todas esas gestiones lleguen a un buen puerto para el PS y en el partido lo saben, porque lo que más se ha escuchado estos días es que, después de la cita de mañana sábado, “nada va a cambiar”.

[cita tipo=»destaque»]Unos más convencidos que otros, unos más críticos que otros, tanto en la interna como durante estas conflictivas y tensas semanas, la bancada de senadores PS ha estado alineada con Elizalde. Uno de esos «apoyos críticos» es el senador Carlos Montes, quien, si bien defiende la tesis de que las cosas se pueden cambiar con los mismos líderes al volante, también quiso dejar en claro su mensaje a la actual directiva: “Uno de los grandes problemas que hemos tenido, ha tenido que ver con la conducción política, con lo que se le convoca al partido a hacer. Soy crítico de la manera en que se han hecho muchas cosas, obviamente, y creo que se pueden hacer mejor, pero lo peor sería mantener el partido en los mismo términos. Se requiere una nueva etapa en la conducción, acción, formación, acción política del PS”.[/cita]

“Yo no creo que el pleno del sábado vaya a ser capaz de resolver esta crisis, espero que se sienten las bases y condiciones para hacer, pero no se ve el ánimo”, sentenció Jaime Pérez de Arce, uno de los fundadores del «tercerismo» socialista –mismo lote al que pertenece Elizalde– y que ha sido un crítico feroz a los errores de conducción de la actual mesa directiva.

El expresidente del PS y actualmente electo integrante del comité central, Germán Correa, agregó que “tienen los votos para imponer cualquier mesa que ellos así deseen, pero lo único que nosotros dijimos es que, con quienes han ejercido los dos máximos cargos unipersonales del partido, si son ratificados, la crisis se va a agravar, porque es evidente la profunda ineficacia que la conducción del partido tuvo para enfrentar este fenómeno».

Correa puso el foco en que no pueden tener garantías «de que un cáncer que se metió en el partido sea atacado con la radicalidad que se requiere, más aún teniendo en cuenta que muchos electos de su lista tuvieron varias votaciones en San Ramón. Hay un tema de credibilidad que no se está asumiendo con la debida profundidad por la mayoría y, bueno, como mayoría tendrán que asumir su responsabilidad”.

Unos más convencidos que otros, unos más críticos que otros, tanto en la interna como durante estas conflictivas y tensas semanas, la bancada de senadores PS ha estado alineada con Elizalde. Uno de esos «apoyos críticos» es el senador Carlos Montes, quien, si bien defiende la tesis de que las cosas se pueden cambiar con los mismos líderes al volante, también quiso dejar en claro su mensaje a la actual directiva: “Uno de los grandes problemas que hemos tenido, ha tenido que ver con la conducción política, con lo que se le convoca al partido a hacer. Soy crítico de la manera en que se han hecho muchas cosas, obviamente, y creo que se pueden hacer mejor, pero lo peor sería mantener el partido en los mismo términos. Se requiere una nueva etapa en la conducción, acción, formación, acción política del PS”.

Tras bambalinas, dicen que muchos parlamentarios se alinearon con Elizalde porque se les presionó con la negociación de cupos en la plantilla para las elecciones parlamentarias del 2021, que deberá resolver la mesa directiva. Otros en el PS mencionan que algunas figuras históricas del partido no han estado a la altura de la crisis y solo han velado por su parcela de poder y su subsistencia política individual, como los expresidentes Isabel Allende y Camilo Escalona: “Se hace muy difícil entender que ellos estén defendiendo el cerco que defienden en esta discusión”, recalcaron en el socialismo.

Cartas en la mesa

La oposición a Elizalde ha tenido sus propios conflictos estas semanas, ya que no lograban cuajar una posición única sobre lo que deberían hacer en el comité central. Unos han insistido en que no había que presentarse mañana, porque con eso se legitimaba a Elizalde y el statu quo en que temen quedará sumido el socialismo ante los problemas de fondo que tienen. Los otros se inclinaban por ir, sabiendo que van a perder, ya que marginarse del CC es el pie forzado para el quiebre total.

Finalmente, de la serie de reuniones de todas las fuerzas socialistas que integraron la lista de Fernández, se resolvió ayer un documento que fijó su posición política: convocar los liderazgos más idóneos y creíbles para enfrentar el serio problema de imagen y legitimidad del PS frente a la sociedad, una dirección con la unidad, legitimidad y credibilidad para adoptar un conjunto de medidas sobre el saneamiento del padrón, estatuto y acerca del tipo de militante y de partido, una inmediata revisión ética y política del padrón, orientada solo a dejar militancia reconocida y comprometida con el PS, convocar a la brevedad a un Congreso Extraordinario o una Conferencia de organización resolutiva, disolver y declarar en reorganización el comunal San Ramón y auditoría externa de acuerdo a la Ley Orgánica Constitucional de Partidos Políticos, examinando con rigor el correcto uso de los recursos financieros del partido en este período.

En el documento además se precisó que «de no abrirse paso a una solución unitaria y se pretenda persistir en la simple reelección de los actuales dirigentes, queremos señalar que no estamos disponibles para dotar de legitimidad lo que consideramos una errada decisión política, que no hará otra cosa que profundizar la crisis que vive hoy el PS. No participaremos ni nos haremos corresponsables de medidas que consideramos dañinas y de graves consecuencias para el PS».

Esa advertencia significa en castellano que la oposición a Elizalde no se sumará a la mesa integrada que el timonel ha ofrecido en los últimos días, pero no se restaran de sus escaños en el comité central, pues este se transformará en la base clave para su accionar político interno. Quedarse fuera del CC sería “un balazo en los pies”, destacaron.

El clima se corta con un cuchillo, las relaciones están rotas y las confianzas internas, la alguna vez llamada «fraternidad socialista» está absolutamente fracturada. Un solo ejemplo: en el PS contaron que en estos días eliminaron –sin previo aviso– del chat del tercerismo a Pérez de Arce y Raúl Díaz, dos íconos del sector, por la molestia que generaron en el timonel las opiniones que han dado durante este tiempo.

Lo peor, dicen en el Partido Socialista, es que lo más probable es que en dos meses más la colectividad no solo esté lejos de una posible solución a sus conflictos, sino que se encuentre aún más hundida en el pantano.

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