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La necesidad tiene cara de hereje o la estratégica nueva alianza entre el Gobierno y los alcaldes PAÍS

La necesidad tiene cara de hereje o la estratégica nueva alianza entre el Gobierno y los alcaldes

Hernán Leighton
Por : Hernán Leighton Periodista de El Mostrador
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La tregua oficial se selló ayer en la mañana en La Moneda, en una reunión entre el Presidente Sebastián Piñera y un grupo de 10 alcaldes de variopintos colores políticos. A la salida, el Mandatario no escatimó elogios, habló de unidad, dijo que el Ejecutivo y los municipios son «un solo equipo» y que los jefes comunales son «la primera línea del Estado», la que está «más cerca de la gente». Más allá de los halagos, lo cierto es que entre los alcaldes quedó la sensación, casi el convencimiento, de que este nuevo trato del Gobierno tiene más de necesidad imperiosa que de reconocimiento del rol que cumplen.


Desde que se confirmó el primer caso de coronavirus en el país, los dos últimos meses han sido de permanente tensión política entre La Moneda y los alcaldes de distintos sectores políticos. Han chocado y discutido públicamente por el cierre de los centros comerciales, las cuarentenas, la suspensión de las clases presenciales, la necesidad de contar con más recursos, fuego cruzado que ha tenido de telón de fondo el permanente «ninguneo» del Gobierno a los jefes comunales, al acusarlos de actuar motivados por intereses electorales. Pero esta semana ambas partes dieron vuelta la página y las dos por necesidad.

Por parte de los municipios, estaba el imperativo de acceder a recursos frescos, debido al déficit que ha generado en sus arcas enfrentar las necesidades económicas que ha provocado la pandemia del COVID-19 –urgencias, testeos, fumigaciones, ayuda a sectores más vulnerables–, como también el hecho de que ha generado el retraso del pago de permisos de circulación, patentes comerciales y contribuciones. El Gobierno, por su parte, dado el aumento de los contagios y el complejo panorama que se advierte para estas semanas de mayo, se vio obligado a sumar al brazo municipal en su estrategia de contención.

La crisis sanitaria llegó a un punto en que el Ejecutivo –explicaron– necesitó del despliegue y conocimiento territorial que tienen los alcaldes, pues el nivel de contagios y las nuevas cuarentenas decretadas esta semana en las comunas más pobladas y de menores ingresos, requiere de otro tipo de mano de obra. Es así como ahora entran a operar de lleno el servicio de Atención Primaria de Salud, el control de cumplimiento y seguimiento de las cuarentenas, el despliegue territorial de asistencia, la base de datos del Registro Social de Hogares y el conocimiento de los sectores que no aparecen en el mapa oficial, como indocumentados y su hacinamiento.

La tregua oficial se selló ayer en la mañana en La Moneda, en una reunión entre el Presidente Sebastián Piñera y un grupo de 10 alcaldes de variopintos colores políticos. A la salida, el Mandatario no escatimó elogios, habló de unidad, dijo que el Ejecutivo y los municipios son «un solo equipo» y que los jefes comunales son «la primera línea del Estado», la que está «más cerca de la gente». Más allá de los halagos, lo cierto que entre los alcaldes quedó la sensación, casi el convencimiento, de que este nuevo trato del Gobierno tiene más de necesidad imperiosa que de reconocimiento del rol que cumplen.

[cita tipo=»destaque»]Para el analista político Axel Callís, el punto clave para que el Presidente y su ministro Mañalich retrocedieran en su pugna permanente con los alcaldes estaría en la variable reputacional: «Tiene que ver con el prestigio de los alcaldes en este minuto, los más valorados por la opinión pública. Aparecer confrontándose a los alcaldes es muy mal negocio para el Gobierno, porque evidentemente el futuro sanitario del manejo de la pandemia pasa por los alcaldes (…). Aparecer haciéndoles caso a los alcaldes es mucho más razonable”.[/cita]

La Moneda dio el giro clave el martes 5, cuando el ministro de Salud, Jaime Mañalich, informó que sumó a la cuarentena obligatoria –a partir de hoy en la noche– a las comunas de Cerro Navia, Conchalí, La Cisterna, La Florida, La Granja, Lo Espejo, Lo Prado, Macul, Peñalolén, Renca, San Joaquín y San Miguel. Con ello, cedió y cumplió una demanda que semana a semana habían solicitado los líderes comunales ante el aumento de los contagios, y si bien siempre plantearon la importancia de un confinamiento total de toda la Región Metropolitana, con la incorporación de estas comunas se abarca más del 60%, lo que fue entendido como una señal.

En estos dos meses, el ministro Mañalich ha sido uno de los principales protagonistas del enfrentamiento permanente con los alcaldes. Por eso, no fue menor el «gesto» que los jefes comunales consideraron que hizo el miércoles 6, cuando reconoció públicamente la importancia que tiene la labor municipal en la “guerra” contra la pandemia e hizo un llamado a trabajar en conjunto con el Gobierno. Desde la Asociación Chilena de Municipalidades (AChM) afirmaron que esas eran “palabras que se esperaban hace rato” y el anuncio de ayer del Presidente Piñera, de inyectar 235.920 millones a las arcas municipales, fue el último «empujón» que permitió abrochar esta nueva alianza estratégica entre La Moneda y el escuadrón de alcaldes.

Con esto, el Gobierno neutralizó un permanente foco de conflicto, en el que semana a semana salía a pérdida, ya que los alcaldes son hace rato –y con fuerza desde el estallido social– la pieza de la institucionalidad democrática que cuenta con mayor credibilidad y confianza ante la ciudadanía, dos atributos que le han  sido muy esquivos a la administración piñerista.

El alcalde de La Florida, Rodolfo Carter, indicó que La Moneda “se dio cuenta que el desafío es mayor a sus capacidades» y que, por lo mismo, «va a tener que recurrir a los alcaldes, va a tener que recurrir a todas las organizaciones intermedias del Estado y va a tener que abandonar la política más autoritaria que había tenido Mañalich, esa que apuntaba a que nosotros (el Gobierno) somos los expertos, nosotros sabemos, ustedes ejecuten”.

Su par de Independencia, Gonzalo Durán, agregó que cree que este giro que dio el Gobierno no pasó precisamente por un tema de voluntades, sino que “fundamentalmente por necesidad. Esto representa un fracaso de la estrategia de Mañalich, no solo de ningunear, sino que ocultar información a los municipios y hoy se reconoce nuestro rol activo, incluida la dimensión sanitaria”. Para el jefe comunal, el cambio de tono y trato de los inquilinos de La Moneda “es un reconocimiento a que la magnitud de la crisis es mucho mayor de lo que habían intentado mostrar hasta ahora”.

Para el analista político Axel Callís, el punto clave para que el Presidente y su ministro Mañalich retrocedieran en su pugna permanente con los alcaldes estaría en la variable reputacional: «Tiene que ver con el prestigio de los alcaldes en este minuto, los más valorados por la opinión pública. Aparecer confrontándose a los alcaldes es muy mal negocio para el Gobierno, porque evidentemente el futuro sanitario del manejo de la pandemia pasa por los alcaldes (…). Aparecer haciéndoles caso a los alcaldes es mucho más razonable”.

El presidente de la Asociación de Municipalidades de Chile (AMUCH), Rodrigo Delgado (UDI), marcó una diferencia. Dijo que el problema nunca ha sido el Presidente, sino más bien atribuyó los roces a las autoridades sanitarias.

“Nosotros anticipamos en su momento la suspensión de clases y eso fue más o menos a contrapelo, pero el mismo Gobierno, salvo el ministro Mañalich, reconoce que fue una buena medida. Nosotros también dijimos muchas veces que necesitábamos conocer mejor quiénes eran las personas infectadas para ir y anticiparnos, se nos  dijo que no, pero hoy, con el nivel de contagio que hay, yo creo que ya el mismo Gobierno, y así lo dicen las reuniones más técnicas y autoridades sanitarias, cuentan con los municipios para actuar en conjunto, por lo tanto, no estábamos tan equivocados”, sentenció.

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