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Decálogo de la maldad con los mapuche Opinión

Decálogo de la maldad con los mapuche

Esteban Valenzuela Van Treek
Por : Esteban Valenzuela Van Treek Ministro de Agricultura.
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El Congreso –no lo hará este Gobierno que optó por los sectores extremos– debe sacar adelante la plurinacionalidad en la Constitución y una ley que obligue a un proceso de negociación. En ese sentido, como ocurrió con el 10% que impulsó el FREVS en la Cámara, se pueden ir sumando voluntades y mover al orden del silencio sepulcral, donde los carabineros que al alba rodean la municipalidad de Tirúa son tan víctimas de la inacción central como el alcalde Millabur y  el jesuita Bresciani, que solidarizaban con las comunidades desesperadas por sus presos y el hambre.


Ad portas de que el racismo genere una violencia imparable en el Wallmapu, alentado por un Gobierno que en forma irresponsable nombra a un ultraderechista de ministro del Interior, me atrevo a hacer el decálogo de la sinvergüenza chilena con los mapuche y hago público lo que con Jaime Mulet, de la Federación Regionalista Verde, le hemos pedido a la Nunciatura: que el Papa llame a Costa Rica y a Noruega a ofrecerse como mediadores aquí y ahora de un proceso de negociación (no más diálogos banales) con la diversidad inherente a la realidad confederal mapuche, y genere después de siglo y medio de despojo las bases de la convivencia plurinacional con justicia en el sur.

1.- Del tratado amistoso a la ocupación. En el Tratado de Tapihue (Yumbel, 1825) con el gederal Ramón Freire, que abolió la esclavitud y luchó por un Chile como «Unión de los Pueblos», se reconoció la unidad en la diversidad: el Wallmapu al sur del Biobío y la actuación como hermanos fraternos para enfrentar agresiones. La historia es sabida: se les invadió desde 1860 en forma sistemática, fueron asesinados miles en la guerra de “Pacificación” y se les quitaron las mejores tierras.

2.-  El abandono en la República Oligárquica. Durante el siglo XX, tanto la derecha como la centroizquierda desarrollista, privilegiaron en el “estado de compromiso” la agricultura del valle central, el tren y los puertos trigueros y la industria protegida en las grandes ciudades. La pobreza del campo generó la mayor migración campo ciudad de América Latina y la mitad del pueblo/nación mapuche migró a las ciudades del centro, muchos en poblaciones callampas.

3.-  Lo ganado en la Reforma Agraria fue revertido en dictadura. Frei y Allende incluyeron a los mapuche en la reforma agraria con devolución significativa de tierras, lo que fue reversado en gran medida por la dictadura, incluyendo el asesinato de lonkos que habían encabezado tomas de fundos. La pobreza extrema y mal uso de arrendamientos a 99 años permitió que miles lograran hacerse con pedazos de tierra mapuche en ríos y lagos del sur.

4.- El subsidio a las forestales. El Estado, desde el desarrollismo de la década de 1960, agudizado por la dictadura a niveles demenciales en sus pagos anuales por tener hectáreas forestales, generó la pobreza estructural de la costa centro sur de Chile, bajo un monocultivo sin tributación territorial alguna (no pagan predial ni patentes ni royalties), afectando las fuentes de agua, destruyendo paraísos turísticos (Lago Lanalhue). Celco y CMPC vendieron 10 mil millones de dólares promedio anual en el último quinquenio, mientras en el territorio, cooptación y dádivas menores mientras se expanden.

5.- La transición. La Concertación creó la Conadi, un fondo de tierras pequeño y políticas asistenciales y promocionales débiles. Liturgia de perdón histórico y retórica: nada de territorio, representación política, cambio constitucional.

6.-  Sí fondo de convergencia estrctutural. En Ercilla tienen 50% de pobreza, el lugar del lof rebelde de Temucuicui, rodeado de pino radiata. El eje Cholchol a Traiguén le secunda, con los peores caminos de Chile, mientras el turístico eje a Pucón tiene prioridad y las nuevas líneas de metro en Santiago, y por cierto, el soterramiento de la avenida Américo Vespucio donde la oligarquía vive bajo el dolor del Manquehue. La Región de La Araucanía es con Ñuble, la más pobre en datos multidimensionales, en salarios promedios, en porcentaje de viviendas sin agua potable. Es una de las tres mejores en seguridad ciudadana (IDERE 2018) porque, como en toda América Latina, donde hay indígenas hay comunidad y respeto, “a pesar del conflicto”. En Europa toda región bajo el 80% del salario promedio de la “unión” recibe los fondos de convergencia por diez años millonarios. En Chile se vetó Ley de Rentas Regionales hasta hoy.

7.- Reconocimiento parcial. Funcionarios de salud primaria desde La Pintana y la zona sur de Santiago, y luego en La Araucanía, aceptaron a las machis (o los) y se avanzó en esa mirada transvalorativa, al decir de la antropóloga Magaly Mella. Nada más. Hay 60 universidades indígenas en Las Américas, ninguna en Chile. En Guatemala hay una academia de lenguas mayas en cada departamento, en Chile nada. La bilinguilidad es un folclorismo banal. El canal nacional de TV no tiene programas en mapudungún. Los mapuche –un millón y medio– no existen, no hablan, no están en los matinales y duermen las propuestas de lograr que en los consejos nacionales (tantos y tantos) exista un obrero y un indígena. Nada.

8.- Engaño político. El año 2014 persuadimos a Michelle Bachelet que se permitieran partidos en una región para que pudieran participar por la vía política los mapuche. Los partidos buscaron los votos de la izquierda e independientes regionalistas para cambiar el binominal y se crearon por seis meses partidos en 10 regiones, incluyendo el Movimiento Wallmapuwen en La Araucanía. Llegó la crisis de corrupción y financiamiento empresarial de los políticos, y la derecha con la ex Concertación pactan y borran los partidos en una región. Hubo consulta constituyente indígena para mandar el proyecto sobre la base de lo que propusieran. Ningún gobierno se ha atrevido a la plurinacionalidad que es evidente y común en veinte países de la OCDE. ¿O no conocen el País Vasco, Escocia, Renania o la autonomía Kuna en Panamá? ¿Habrá oportunidad en la Constituyente?

9.- Autonomía del Wallmapu. La Comisión para la Descentralización hizo 16 cabildos regionales y se obligó a sí misma a llegar consenso aunque doliera y se conversara largo. El sabio mapuche y doctor en ciencia política, José Marimán, persuadió a los 10 comisionados de derecha y a cinco halcones nacionalistas unitaristas chilenos de la Concertación a apoyar como “salida política al conflicto” la creación de la región Plurinacional del Wallmapu con la actual Región de La Araucanía. Seis comunas del Biobío y Los Ríos que en referemdos decidieran incorporarse o no, 2º años con un 40% de representación mapuche asegurada en su parlamento territorial, negociación de tierras y fondos pactados, biliguilidad. El Mercurio boicoteó todo el informe. La Tercera entendió y resaltó esta propuesta. El Gobierno de Bachelet II no se atrevió.  Los delegados del Ministerio del Interior siguieron militarizando.

10.- Justicia asimétrica y racista. Mientras el Estado y la política no hacen su trabajo, las iglesias hacen llamados genéricos a la paz lejos del compromiso claro del cardenal Silva en dictadura, la justicia ha actuado en forma inclemente. Decenas de lonkos en las cárceles, mientras los dueños de las forestales y celulosas defraudando en millones al Estado y robando salen el libertad, así como los ministros del Interior y jefes policiales que azuzan y hicieron shows de mano dura, que siempre terminan en grotesca violencia: la muerte de Camilo Catrillanca, el asalto armado racista de Curacautín contra mapuches que se tomaron en forma pacífica municipios ante la no respuesta a rebajar las penas.

Los mapuche nunca han usado el terrorismo que mata a sus enemigos. Vean la historia de los ejércitos de liberación de lado y lado, a los Tamiles en Sri Lanca, a ETA en España, al IRA, a las minorías musulmanas de Rusia a China. Los mapuche no han atravesado esa línea.

Chile debe sentir vergüenza por ocupar, despojar, humillar, negar, minorizar como dice Ángela Boitano. Es hora de acordar una negociación internacional con el apoyo del Vaticano (el Papa Francisco conoce a los mapuche y ha dicho la santidad de negociar), Costa Rica (expertos en paz en los graves conflictos centroamericanos) y Noruega (democracia avanzada con muchos chilenos en Oslo y Bergen, desde donde han jugado un rol clave en procesos de paz como el colombiano finalizado en Cuba).

El Congreso –no lo hará este Gobierno que optó por los sectores extremos– debe sacar adelante la plurinacionalidad en la Constitución y una ley que obligue a un proceso de negociación. En ese sentido, como ocurrió con el 10% que impulsó el FREVS en la Cámara, se pueden ir sumando voluntades y mover al orden del silencio sepulcral, donde los carabineros que al alba rodean la municipalidad de Tirúa son tan víctimas de la inacción central como el alcalde Millabur y el jesuita Bresciani, que solidarizaban con  las comunidades desesperadas por sus presos y el hambre. Conozco de cerca un alto carabinero de fuerzas especiales casado con una mapuche. Él solo quiere atrapar delincuentes y cuidar a débiles, y nunca más, nunca más, reprimir rabias legítimas de pueblos/naciones decentes. Es la hora de la negociación fraterna con el otro en conflicto, devolver poder y emanciparse mutuamente.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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