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El anticomunismo que sirve a la derecha: una visión distinta a la de Ignacio Walker Opinión

El anticomunismo que sirve a la derecha: una visión distinta a la de Ignacio Walker

Ricardo Hormazábal
Por : Ricardo Hormazábal Ex senador DC. Ex presidente PDC
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En la última elección apoya a Carolina Goic, le redactan un programa neoliberal, no permiten un debate interno sobre ello y luego imponen un camino sin “izquierdistas”. Obtienen el 5,88% de los votos, la derrota más dramática vivida por la DC. ¿Quién gana con esta estrategia? La derecha. Tengo la esperanza fundada de que Ignacio Walker no influya en la DC y en la candidatura de Ximena Rincón. Anhelo que se mantenga la decisión de buscar la unidad más amplia en torno a un programa de cambio para los próximos 4 años, que incorpore a todas las fuerzas que se den cuenta de la gravedad del momento, y se movilicen social y electoralmente en forma pacífica.


“El comunismo sigue al capitalismo como la sombra al cuerpo. Nuestra oposición al materialismo comunista no puede significar nunca una ayuda indirecta pero categórica al materialismo capitalista”. Estas ideas de Eduardo Frei Montalva fueron publicadas en la Revista Política y Espíritu en noviembre de 1947, época en que el comunismo controlaba dos tercios del planeta y en Chile se preparaba para dictar, con apoyo de la derecha, el radicalismo y el socialismo, una ley que lo dejaba fuera de la ley.

Radomiro Tomic, entonces diputado, pronunció en 1948 un discurso explicando por qué –siendo la Falange contraria a la doctrina, a la práctica y a muchas acciones del PC– rechazaba esa antidemocrática propuesta. Su marco doctrinario fue una enseñanza de Jacques Maritain, que nos trasmitieron a las generaciones venideras: «Cuando el hereje político se compromete en la actividad política, encontrará frente a él, para hacerla fracasar, la actividad política opuesta, libremente practicada por otros ciudadanos”. Y este gran filósofo enseñaba que cuando había herejes políticos que se comprometían en una actividad ilegal, intentando usar la violencia, debía actuar el Estado con firmeza, pero sin dejar de reconocerle nunca las garantías institucionales de la justicia y la ley. (El Hombre y el Estado, página, 134).

Siguiendo esas enseñanzas, el PDC llegó a convertirse en la primera fuerza en la juventud estudiantil, poblacional, en las personas que trabajan, obreros, empleados, profesionales, en las zonas campesinas, en los municipios y en el Parlamento promoviendo un programa de cambios de fondo, usando métodos pacíficos, confrontando al marxismo y al liberalismo con nuestra doctrina y acción concreta.

[cita tipo=»destaque»]Una figura política de la UDI y otra de RN han declarado hace poco que el Gobierno ha estado a punto de caer. ¿Alguien cree que con la oposición que tenemos serán capaces hoy de asumir el Gobierno? Se necesitan más esfuerzos de unidad y claridad política para mantener la democracia y dar las respuestas que Chile exige. Y ello debe ser pronto. El peligro se acrecienta con millones de personas afectadas por la pandemia sanitaria, la incapacidad del Gobierno de dar respuestas apropiadas y una oposición que se dispara a los pies. Necesitamos constructores de esperanzas y no creadores de desastres.[/cita]

Por ello llegamos al Gobierno, cumplimos buena parte de lo prometido, pero errores propios y la magnitud de la crisis mundial que generaba la Guerra Fría nos llevó a la derrota, que aceptamos con dignidad y, luego, la debilidad de las ideas democráticas en la derecha y la izquierda nos condujo al horror de la dictadura.

Junto con el desplome del imperio soviético, tuvimos una segunda oportunidad y fuimos capaces de actuar en común con adversarios del ayer para construir una patria para todos. Nos vimos obligados a enfrentar la inhumana represión de la dictadura, que le costó al país miles de víctimas, entre ellas, Eduardo Frei Montalva y Bernardo Leighton, líderes de nuestro partido. También, por consecuencia, enfrentamos nuestras propuestas con la violencia de sectores de izquierda, incluido el PC, ya que consolidaban a la dictadura, porque, en materia de terrorismo, el Estado dictatorial era más fuerte y eficaz.

Logramos tener éxito y se logró un gran acuerdo, al que luego se sumaron tímidamente sectores de derecha. La grandeza de líderes DC como Aylwin, Fuentealba, Valdés, Tomic, tuvo su contrapartida en la izquierda con Aniceto Rodríguez, Carlos Briones, Clodomiro Almeyda, Enrique Silva y otros, lo que permitió consolidar una fuerza que logró derrotar políticamente al tirano, aunque se tuvo que aceptar la permanencia de instituciones, personas y practicas económicas que no eran justas.

Los DC nos inspiramos en una base doctrinaria y otra política. La primera, es otra enseñanza de Maritain: “Hombres mutuamente opuestos en sus concepciones teóricas, pueden llegar a un acuerdo puramente práctico sobre una enumeración de derechos humanos” (obra citada, página 93)

¿Alguien puede dudar de la magnitud de las violaciones de los derechos humanos bajo la dictadura militar-civil? Ellas fueron de tal magnitud que, aún en estos días, a más de 30 años del fin de la dictadura, los tribunales continúan juzgando y condenando a los responsables de esos actos criminales.

Este proceso puede ser criticado, pero el pueblo chileno lo respaldó de manera categórica. Primero en el plebiscito de 1989, donde el 92% votó a favor de los acuerdos y luego eligió por claras mayorías a cuatro presidentes seguidos de la Concertación.

La enseñanza política es la convicción de los DC, planteada con fuerza a fines de los sesenta del siglo pasado y más vigente que nunca, que no hay cambios de fondo posibles por la vía democrática sin una gran mayoría política, institucional y social. La izquierda, dominada entonces por concepciones totalitarias, rechazó ese camino y ello fortaleció el accionar golpista de la derecha y el Gobierno de Nixon, permitiendo la instalación de una dictadura brutal, que generó dolor y abrió heridas que aún no cicatrizan.

En las últimas elecciones presidenciales, la DC lo olvidó y llegó la derecha al Gobierno, la que ha demostrado su tremenda incapacidad para responder a las angustias que vive la abrumadora mayoría de los habitantes del país.

Ignacio Walker huye de la responsabilidad de su sector

La tesis de Ignacio Walker es que esta coalición fue derrotada porque se izquierdizó, concepto que se usa por el anticomunismo derechista. Esta afirmación es inaceptable en un político que ha ocupado los cargos y ostenta grados académicos en entidades de prestigio.

Los hechos: 

Patricio Aylwin, elegido en primera vuelta con una importante mayoría, entrega el cargo a Eduardo Frei Ruiz-Tagle, que obtiene aún más votos. Seis años después, Ricardo Lagos gana apenas por 30 mil votos y gana en segunda vuelta con apoyo del PC. En la elección siguiente, Michelle Bachelet no logra ganar en segunda vuelta y logra el triunfo con el apoyo comunista. En 10 años, la Concertación empieza a ser juzgada negativamente por la ciudadanía. Con Lagos y la señora Bachelet el país le muestra tarjeta amarilla a la Concertación y la roja la recibe Eduardo Frei Ruiz-Tagle en el 2010, a pesar del apoyo comunista en segunda vuelta.

Si la tesis de Ignacio Walker fuera correcta, los gobiernos de Frei, Lagos y Bachelet se izquierdizaron y, por eso, esa coalición perdió el poder. En esos gobiernos fueron ministros el propio Walker, Cortázar, Foxley, Ferreiro, De Gregorio, entre otros DC. No recuerdo algún ministro democratacristiano que hubiese representado las ideas de cambio. ¿Estuvieron ellos participando en gobiernos que se izquierdizaron y no renunciaron a sus cargos?

La visión de un académico 

Leamos lo que un destacado economista DC, Ricardo Ffrench-Davis, escribió el 8 de junio de 2012 en el Informe Económico 967 de la entidad Asuntos Públicos: “La opción de ‘continuidad y cambio’ que asumió la Concertación en condiciones tan restringidas, me sigue pareciendo la que correspondía y facilitaba una transición pacífica. En contraste, lo que me parece una desgraciada evolución es el creciente acomodamiento a la ‘continuidad’ y al renunciamiento o temor al ‘cambio’, que se produjo persistentemente años después, predominando en la conducción económica de la segunda mitad de los gobiernos de la Concertación, con diversos matices positivos, pero con un sesgo en esa dirección ‘continuista’ a expensas del ‘reformismo progresista’ y, a veces, autocerrándose espacios de corrección”.

Según el estudio citado: “Se produjo en algunos influyentes dirigentes una lamentable renegación de propuestas hechas contra las políticas de la dictadura en los ochentas y una adoración de parte de sus enfoques más liberales, consolidándose, así, centros de poder fuertemente opuestos a los cambios requeridos, para crecer efectivamente y con reducción de la desigualdad. Todo ello se aceleró con los retrocesos electorales y parlamentarios experimentados a partir de 1997”. Este gran académico concluye: “Algunos actores determinantes confundieron renovación con renegación del pensamiento previo”.

Con esos y otros antecedentes, otros hemos sostenido que la Concertación fue cooptada por el neoliberalismo y no solo mantuvo, sino que también fortaleció el modelo neoliberal, provocando la indignación de la clase media y los pobres, que siguen siendo victimizados por las AFP, las Isapres, las entidades financieras, el lucro en la educación, los servicios básicos del agua potable, las telecomunicaciones, la colusión de las farmacias y otras grandes empresas.

El apoyo popular a las candidaturas neoliberales de la DC

Ignacio Walker era presidente del PDC cuando se eligió a Claudio Orrego, un destacado representante del neoliberalismo, como candidato DC a las primarias concertacionistas. Fue derrotado ampliamente, llegando en tercer lugar, siendo superado por otro neoliberal, Andrés Velasco, ambos muy lejos de la señora Bachelet.
Claudio es una gran persona, que puede ser un gran Gobernador Regional, porque sí sabe administrar honesta y eficazmente.

Jorge «Pirincho» Navarrete, uno de los dirigentes de la campaña, renunció incluso al partido, asumiendo la responsabilidad de la derrota. Ignacio Walker, no solo no renunció, sino que culpó al candidato, señalando que había sido muy conservador. Ignacio rompió otra tradición DC: los presidentes del partido asumían la responsabilidad por resultados negativos, como lo hicieron Enrique Krauss al ser derrotado en primarias Andrés Zaldívar; Soledad Alvear y Carolina Goic, por malos resultados electorales. Yo renuncié, después de arreglar, de cara al país, un error cometido por personas que no siguieron las instrucciones que por escrito les entregamos.

Ignacio Walker se mantuvo en el cargo, nombró a René Cortázar y a Alejandro Micco neoliberales reconocidos para que se integraran a la elaboración del programa de la candidata ganadora. También es el presidente de la DC que firma un pacto electoral con el PC, que culmina con el ingreso de este partido al gabinete y otros cargos. ¿Qué hizo Ignacio? ¿Protestó por ello? No. Solo se preocupó de que se nombrara a Jorge Burgos, Alejandro Micco y otros de su sector en cargos importantes. Unos meses después, declara que no conocía el programa y torpedea, desde su perspectiva neoliberal, al Gobierno en que tuvo tanta influencia.

En la última elección apoya a Carolina Goic, le redactan un programa neoliberal, no permiten un debate interno sobre ello y luego imponen un camino solo, sin “izquierdistas”. ¿Qué apoyo popular logran con la plenitud de sus propuestas en acción ? Obtienen el 5,88% de los votos, ocupando el quinto lugar, la derrota más dramática vivida por la DC. ¿Quién gana con esta estrategia? La derecha.

A Ignacio Walker no le preocupa, sigue el modelo que defiende y tiene amigos en el gabinete. Algunos de sus socios se van del partido, pero él sigue. Su misión no está completa. Tiene candidatos de su sector en las listas electorales actuales y su grupo pesa más militando en la DC que fuera de ella.

Tengo la esperanza fundada de que Ignacio Walker no influya en la DC y en la candidatura de Ximena Rincón. Anhelo que se mantenga la decisión de buscar la unidad más amplia en torno a un programa de cambio para los próximos 4 años, que incorpore a todas las fuerzas que se den cuenta de la gravedad del momento, y se movilicen social y electoralmente en forma pacífica.

Democracia en peligro 

Una figura política de la UDI y otra de RN han declarado hace poco que el Gobierno ha estado a punto de caer. ¿Alguien cree que con la oposición que tenemos serán capaces hoy de asumir el Gobierno? Se necesitan más esfuerzos de unidad y claridad política para mantener la democracia y dar las respuestas que Chile exige. Y ello debe ser pronto. El peligro se acrecienta con millones de personas afectadas por la pandemia sanitaria, la incapacidad del Gobierno de dar respuestas apropiadas y una oposición que se dispara a los pies. Necesitamos constructores de esperanzas y no creadores de desastres.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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