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Las lecciones que nos regalan Prat y su gloriosa tripulación Opinión

Las lecciones que nos regalan Prat y su gloriosa tripulación

Richard Kouyoumdjian Inglis
Por : Richard Kouyoumdjian Inglis Experto en Defensa y Seguridad Nacional
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De seguro Prat, el que por su preparación de oficial de marina estaba entrenado para mirar hacia adelante y no hacia atrás, habría sido capaz de ver todas las oportunidades que el futuro nos regala a los chilenos ahora, que buena parte de los que estaban fuera del sistema político han hecho ingreso en estas últimas elecciones, y lo han hecho por la vía de incorporarse a los gobiernos locales o como convencionales constituyentes. Todo indica que ahora estamos con la dotación completa y que nos hallamos listos para zarpar.


En los complejos tiempos actuales que vivimos tenemos dos posibilidades. O bien vemos las oportunidades que nos abre el futuro o vemos el presente como un laberinto oscuro, poco amigable, que asusta y del cual no hay salida.

El 21 de mayo de 1879 se inició para Prat con un grito del vigía de la Covadonga que alertó de humos al norte. El resto de la historia es por todos conocida, pero hay regalos que Prat nos sigue haciendo todos los años y prestándose como ejemplo cada vez que estamos enredados, como aparentemente lo estamos en los tiempos actuales.

Ese día, Prat tenía claro qué debían hacer él y Condell y así lo dispuso sin perder tiempo. Tenía claridad de propósito y no se enredó en su toma de decisiones. Más importante aún, tenía claro que su primera prioridad era su tripulación, ya que en un buque de guerra el equipo humano es por lejos lo más fundamental y su labor principal como comandante era dirigir ese grupo de gente, pero que para ser efectivo los debía conocer y tener su confianza, entregarse a ellos sin restricciones y liderar con el ejemplo, ya que, si bien las palabras ayudan, son las acciones las que comprueban y colocan a prueba el discurso.

[cita tipo=»destaque»]El panorama –desde la perspectiva de un marino como Prat ahora– está completo. Solo resta preocuparse por el bienestar de la tripulación, no olvidar nuestro propósito, lo que nos convoca y nos une y enfrentar el futuro todos juntos. Los enemigos de Chile no están dentro del país y nuestro éxito dependerá de si somos capaces de salir de esta, como una tripulación bien entrenada en donde todos tenemos una función que realizar y nadie sobra. Los que estamos acostumbrados a enfrentar la mar, sabemos que todo integrante de una dotación tiene un rol y propósito, y que la suerte de un buque, independientemente de la condiciones de mar, depende principalmente de lo bueno que sea su equipo humano y, eso, era algo que Prat y Condell tenían absolutamente claro.[/cita]

De seguro Prat, el que por su preparación de oficial de marina estaba entrenado para mirar hacia adelante y no hacia atrás, habría sido capaz de ver todas las oportunidades que el futuro nos regala a los chilenos ahora, que buena parte de los que estaban fuera del sistema político han hecho ingreso en estas últimas elecciones, y lo han hecho por la vía de incorporarse a los gobiernos locales o como convencionales constituyentes. Todo indica que ahora estamos con la dotación completa y que nos hallamos listos para zarpar.

El panorama –desde la perspectiva de un marino como Prat ahora– está completo. Solo resta preocuparse por el bienestar de la tripulación, no olvidar nuestro propósito, lo que nos convoca y nos une y enfrentar el futuro todos juntos. Los enemigos de Chile no están dentro del país y nuestro éxito dependerá de si somos capaces de salir de esta, como una tripulación bien entrenada en donde todos tenemos una función que realizar y nadie sobra. Los que estamos acostumbrados a enfrentar la mar, sabemos que todo integrante de una dotación tiene un rol y propósito, y que la suerte de un buque, independientemente de la condiciones de mar, depende principalmente de lo bueno que sea su equipo humano y, eso, era algo que Prat y Condell tenían absolutamente claro.

Por Chile, Prat y su gloriosa tripulación, los cuales no dudaron en colocar al país por delante de cualquier otro interés. Hora de mirar el vaso lleno y no medio vacío. Hora de no caer en la trampa del ingreso medio y hora de entender que llegó el momento de crecer basados en nuestro capital humano y no solo en los recursos que la tierra y mar de Chile nos regalan.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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