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Ante la crisis climática, la guerra y la polarización política, causantes de un ánimo de alteración global, el ex secretario general de las Naciones Unidas aseguró que «es el momento para que todos actuemos como ciudadanos globales”. A juicio del diplomático surcoreano –quien presentó la primera versión en español de su libro «Hijo de la guerra, hombre de paz. Unir naciones en un mundo dividido»–, antes de ser chileno, colombiano o mexicano, «usted es un ciudadano global». Y es que ninguno de los problemas que enfrenta hoy el mundo es un hecho aislado para el estadista que dejó su cargo en la ONU en 2016 –aunque su preocupación sigue vigente–. Por ejemplo, dijo, «todos podemos estar de acuerdo en que la crisis climática es un desastre compartido”, al tiempo que reconoció que durante su tiempo a la cabeza de la organización internacional se sintió decepcionado de algunos «presidentes y primeros ministros que han actuado por sí solos».
El ex secretario general de las Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon, describió el escenario global actual como uno de alteración y con un difícil camino por delante para revertir complejas situaciones, como la guerra en el oriente de Europa y la crisis climática que –a su juicio– fue la detonante, junto a otros problemas, de la crisis provocada por el COVID-19, una hecatombe que se ha alimentado de la negativa actitud de algunos líderes mundiales como Donald Trump y Vladímir Putin.
«En este momento, nos sentimos alterados por la ardua lucha en Ucrania, donde en un mes se han matado miles de personas y se ha presionado a miles de ucranianos condenados a un futuro oscuro, refugiados y desplazados», expresó el diplomático surcoreano, quien lanzó la primera edición en español de sus memorias, en colaboración con las editoriales de las tres universidades de «La Tríada» (Ediciones UC, Ediciones Uniandes y Editorial Digital del Tecnológico de Monterrey).
Ban Ki-moon, autor de Hijo de la guerra, hombre de paz –texto que recopila sus anécdotas como secretario general de la ONU, entre enero de 2007 y diciembre de 2016–, afirmó que la presión de la guerra de Putin es ilegal, condenable, y el mandatario ruso debería ser responsabilizado por tal situación. A su parecer, el Consejo de las Naciones Unidas debe condenar a Rusia y anteponer la decencia y la paz.
«Es una vergüenza que países exmiembros de este Consejo realicen estas guerras por su propia autoría. Eso es un gran flagelo contra las Naciones Unidas y condena al mundo», sentenció quien fuera ministro de Relaciones Exteriores de Corea del Sur, e invitó a reflexionar –especialmente a los jóvenes– sobre la prosperidad y la unión de las naciones.
«Yo fui criado en la guerra coreana de 1950 y me volví un adulto en medio de gran pobreza. Mi país logró surgir y lograr la prosperidad con ayuda de las Naciones Unidas. Su ayuda ha sido invaluable. Unicef nos dio comida, leche y libros. Esta experiencia me dio las bases para una experiencia de paz y de responsabilidad colectiva», relató Ban, con un mensaje para Latinoamérica.
«Espero que otras naciones puedan lograr lo que Corea logró hace tantos años. Sus países tienen muchos recursos y son poderosos. Así que creo que pueden manejar estos retos climáticos y globales, aunque cada vez tenemos un clima más polarizado. Por esto, culpo a los líderes políticos globales que actúan bajo su propio interés. Ellos deberían estar pensando como ciudadanos globales», sentenció.
Ban Ki-moon sostuvo que «todos podemos estar de acuerdo en que la crisis climática es un desastre compartido» y por eso el camino debe ser el de la unidad. «Esto pone mucha presión en la sociedad civil, sobre todo en los estudiantes y la gente joven que tiene la energía y creatividad para lograr las metas más importantes. Debemos invertir en la salud y en la compasión, y esto debe empezar en el hogar», subrayó.
En esa línea, destacando el rol de la ex Presidenta Michelle Bachelet como Alta Comisionada para los Derechos Humanos de la ONU, el ex secretario general de la organización internacional también tuvo palabras para la relevancia de la equidad de género. «Debemos recordar que las mujeres pierden muchas oportunidades y son más de la mitad de la población global. Sin la participación activa de las mujeres, no estamos viviendo en un mundo sostenible», puntualizó.
Además, relevando los objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, Ban se mostró a favor de las leyes que amparan a las parejas de la comunidad LGBTIQ+, señalando que en su tiempo a la cabeza de la ONU «hubo una resistencia muy grande de parte de países de Medio Oriente, pero yo pude convencer a ciertos Estados miembros».
«Creo en el poder de los ciudadanos globales y ahora es el momento para que todos actuemos como tales. Usar menos, practicar la empatía, buscar cómo mejorar la comunidad y mejorar el mundo, porque la responsabilidad no es solo de los gobiernos ni de las instituciones globales. Necesitamos a cada ciudadano para practicar y hacer esto posible. Los necesitamos a todos, sin importar ni clase ni color», enfatizó.
Finalmente, en un claro español, expresó: «Ustedes mismos deben ser una fuerza para la tolerancia y el desarrollo».
Cabe mencionar que, en Hijo de la guerra, hombre de paz, Ban Ki-moon, mediante pasajes de su vida, va presentando las situaciones que lo modelaron y lo impulsaron a ser «un agente de cambio en pro de la acción colectiva», considerando a esta como la principal fuente de esperanza ante amenazas de violencia ocasionada por la guerra.
Él fue el octavo secretario general de la ONU, entre 2007 y 2016, periodo en el que tomó el compromiso de crear un mundo mejor basado en su experiencia personal, en la que corroboró que la solidaridad internacional es un asunto de vida o muerte. En su obra plantea, además, que su preocupación sigue vigente, sobre todo, por las divisiones entre países, la retórica de odio que expresan líderes mundiales y las amenazas del multilateralismo que ponen en riesgo los esquemas de paz, principalmente, por falta de entendimiento y reconocimiento entre las diferentes culturas, países y regiones.
Al contar parte de su experiencia como alto personero de la ONU, dijo que se sintió satisfecho de conocer a los líderes globales, pero al mismo tiempo se mostró decepcionado de algunos.
«Presidentes y primeros ministros han actuado por sí solos, para su propio país y para su propio beneficio político, así que fue muy difícil encontrar líderes globales genuinos, verdaderos. Esto es algo muy lamentable, hablando francamente. Y es que yo de verdad traté de lograr algo más profundo en el liderazgo político», comentó, valorando, eso sí, la trayectoria del exgobernante de Estados Unidos Barack Obama, quien también fue muy crítico en muchas instancias de los líderes globales.
«El liderazgo global es muy importante para los líderes políticos. Además, los jóvenes deben sentirse empoderados con esta ciudadanía global. Pueden estar muy orgullosos de Chile, México, Colombia, pero antes de ser ciudadano chileno, mexicano o colombiano, usted es un ciudadano global», concluyó, junto con declarar que «las fronteras ya no significan mucho».
Otra de las conclusiones de Ban es que la crisis del COVID-19 sucedió «debido a la degradación de nuestro medioambiente, porque nosotros como seres humanos fuimos los responsables. En el nombre del desarrollo, degradamos el medioambiente».
«Estamos cortando árboles, estamos mal utilizando nuestros privilegios para utilizar la naturaleza», cerró, llamando a tomar acción urgente ante el cambio climático.
Ban Ki-moon estuvo acompañado, durante una transmisión online para el lanzamiento de su libro, por el rector de la Pontificia Universidad Católica de Chile, Ignacio Sánchez; la rectora de la Universidad de los Andes de Colombia, Raquel Bernal; y el rector del Tecnológico de Monterrey de México, David Garza.
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