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Mario Salas y su preocupante descontrol en la banca “cruzada”

Mario Salas y su preocupante descontrol en la banca “cruzada”

Es uno de los mejores entrenadores del medio local, pero lo han expulsado dos veces en las dos últimas fechas. Como jugador siempre dio y recibió calladito, pero como director técnico exhibe una preocupante tendencia a reclamar todos los cobros que estima injustos.


Debo confesar que me alegré mucho cuando supe, en pleno final del torneo pasado, que Universidad Católica había fichado a Mario Salas como director técnico.

No sólo porque así cambiaba drásticamente el fracasado proceso de Julio César Falcioni, sino porque uno de los clubes más grandes del país fichaba a uno de los dos mejores entrenadores nacionales del mercado criollo (el otro es Emiliano Astorga).

Digo esto no ahora que uno está en Universidad Católica y el otro reconocidísimo en Santiago Wanderers. Ya me encantaban sus planteamientos cuando los vi dirigir a Barnechea y La Calera, respectivamente. Me agradaban la postura arriesgada e inteligente del primero y el orden extremo del segundo.

Dicho lo anterior, me concentro de lleno en el ex volante de contención de Everton, Colo Colo y Unión Española, entre otros elencos nacionales.

Si me gustó lo que hizo en Barnechea, más me agradó su labor en la Roja Sub-20 que disputó el Mundial de Turquía y creo que no decepcionó en Huachipato –su primera experiencia en Primera División-, aunque su estadía en la VIII Región pudo ser mejor a nivel de resultados.

Lo que más me agrada es que los equipos de Mario Salas proponen jugar al fútbol. Siempre exhiben vocación ofensiva, pese a que muchas veces sólo juega con un delantero en el papel. Y lo hace con mucha dinámica, lucha y sorpresa.

Habitualmente actúa con línea de cuatro en el fondo, dos volantes de contención –uno de ellos de pierna fuerte y otro con buena salida-, tres mediocampistas de salida –dos por fuera y uno como conductor- y un ariete que siempre está muy, pero muy bien acompañado.

En su filosofía de fútbol ofensivo siempre está el buen trato de balón, la búsqueda de fútbol asociado, la sorpresa por las bandas y definir con un goleador de fuste. En defensa le gusta replegarse bien y rápido, copar las bandas y no le teme al mano a mano, aunque esa es su última solución.

Todo lo anterior a veces conspira contra un gran equilibrio, pero -por diseño y convicción- sus cuadros siempre van hacia adelante, aunque a veces se resienta la defensa. Mario Salas y sus pupilos lo saben, buscan solucionarlo, pero no están dispuestos a cambiar esa idea de ir al frente. En lo personal, yo agradezco esa forma de jugar.

La UC tiene 13 puntos en la tabla y está a sólo dos unidades del líder, la Universidad de Concepción. Todo parece ser maravilloso. Estoy seguro de que los hinchas cruzados, si no están felices, al menos estarán satisfechos. Pero hace rato que el técnico está más “nervioso” de lo habitual y veces el grupo se ve descontrolado.

Salas fue un volante rudo –con pasado en el rugby-, de imperfecto corte técnico, aunque muy inteligente para ubicarse en la cancha. Además, un batallador a todo prueba. Lo que nunca exhibió es esa desesperación, protagonismo y gesticulación que tiene ahora en la banca cruzada.

Hace rato viene viendo enemigos en todas partes, principalmente en los árbitros. Cada cobro en contra lo reclama como si el mundo se fuera a acabar y ya lleva dos expulsiones seguidas (ante Wanderers y Palestino). Además, un integrante de su cuerpo técnico -Leonardo Zamora- casi se va a las manos con el árabe Leonardo Valencia en el último cotejo. Si bien él no estuvo en este último incidente, sí un colaborador cercano y eso siempre lo controla un técnico de categoría.

¿Por qué después de alabarlo me detengo y hago hincapié en esto? Sencillamente porque la UC y el propio Salas no requieren de estas cosas. Por ejemplo, en Colo Colo comenzaron con tibios reclamos a los jueces y terminaron con el “caso Barroso”… Menos grave, pero el sábado el azul Leandro Benegas celebró un gol y terminó haciendo un gesto a la tribuna que le costó la expulsión. Pregunten a Lasarte si está feliz con cosas así…

Las malas actitudes se deben cortar desde un principio y Salas, reitero, un tipo muy inteligente, tiene el deber de cortarlo en este minuto y de raíz, porque por el camino que va sólo le hace daño a la UC, una institución que no necesita más líos internos.

No pretendo que el estratego estudiantil esté como estatua en la banca, muchos menos que cambie su naturaleza por mi pedido en esta columna, pero los que hemos seguido su carrera desde que era jugador sabemos que sus éxitos van por otro lado.

El “comandante”, como han bautizado al DT, posee una infinidad de conocimiento para sacar la tarea adelante y no meterse en absurdas peleas extra futbolísticas, por más que los árbitros tengan cobros de terror.

Muchachos: el fútbol nacional, tan criticado por la masa, debe meterse de una vez por todas a la cancha para hacer noticia. Yo por lo menos estoy cansado de futbolistas “disparando” estupideces cada vez que ven un micrófono, otros respondiendo por cuentas de twitter, el Tribunal de Disciplina castigando de oficio, tantos tipos simulando faltas y más de algún dirigente con problemas personales…

Los hinchas de la UC tienen un equipo que sólo necesita tiempo para mejorar aún más y el cuerpo técnico es el encargado de encauzar todo. Mario Salas, ¡no te pierdas ni te enredes!

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