A través de su Fundación Siglo XXI, la cuprífera estatal aportó con 20 millones a la Sociedad Anónima Deportiva San Antonio Unido. Lo mismo hicieron, con distintos montos, la Empresa Portuaria San Antonio que, aunque definida como autónoma, es 100% del Estado, y el municipio del elegante balneario de Santo Domingo. El cuento del tío del “Fútbol Joven” inventado por las SAD sigue operando como en sus mejores tiempos.
Si la Contraloría Regional de Valparaíso objetó hace algunas semanas los dineros traspasados por el municipio de San Antonio al club del puerto, San Antonio Unido Sociedad Anónima, señalando que no se ajustaban a derecho, todo parece indicar que el mismo camino deberá seguir con la Municipalidad de Santo Domingo, Codelco y la Empresa Portuaria San Antonio, que, aunque es definida como “autónoma”, es 100% estatal.
¿Razón? Tanto el municipio del elegante balneario como las empresas fiscales han realizado graciosas donaciones a una entidad que, lejos de promover el desarrollo del deporte, como toda Sociedad Anónima persigue el lucro para sus accionistas. En otras palabras, tanto un organismo del Estado, como dos empresas que son de su propiedad, han donado dineros de todos los chilenos para el beneficio de un negocio de particulares.
Una prueba más de que las Sociedades Anónimas Deportivas, creadas supuestamente para transparentar los manejos económicos del fútbol, se han dedicado a meterles el dedo en la boca con un entusiasmo digno de mejor causa a los municipios, al Estado y a aquellas empresas que le pertenecen, con el fin de obtener recursos que serán destinados al fortalecimiento de sus series menores o, como les gusta denominarlas a los regentes de las concesionarias, el “Fútbol Joven”.
El Mostrador y otros medios vienen denunciando desde hace tiempo esta triquiñuela que, como el “cuento del tío”, sin embargo, parece nunca perder vigencia.
Se ha señalado, hasta la saciedad, que las Sociedades Anónimas Deportivas, con Blanco y Negro a la cabeza, descubrieron en los programas de fomento del deporte que desarrolla el Instituto Nacional de Deportes, IND, una veta que, durante la dirección del organismo por parte de Gabriel Ruiz Tagle, les entregó millonarias sumas de dinero que, sin embargo, significaban cuantiosas pérdidas para el Fisco.
¿Cómo? Haciendo uso malicioso del programa de Donaciones Deportivas sujetas a Franquicias Tributarias. En otras
palabras, presentaban a las series inferiores de los clubes como algo independiente de la Sociedad Anónima y las proponían como proyectos a ser financiados tanto por empresas como por particulares que luego, producto de esta generosa donación, descontaban hasta un 60 por ciento de los impuestos que debían pagar al Servicio de Impuestos Internos.
Por este concepto, Blanco y Negro, presidido por Ruiz Tagle hasta poco antes de asumir como Director de Deportes, obtuvo donaciones por más de mil 500 millones de pesos. Como la concesionaria alba, otros clubes Sociedades Anónimas hicieron lo mismo. Consecuencia: pérdidas millonarias para el Fisco en lo que concierne a recaudación de impuestos.
Lo que siempre se cuidaron de reconocer los regentes de las SAD es que, en el caso de transferir más adelante en cifras millonarias (en dólares incluso), a un jugador surgido de estas series menores, el dinero iba a ir a engrosar directamente los bolsillos de los accionistas. En otras palabras, el Estado estaba contribuyendo con sus recursos a financiar un negocio de privados.
El último intento de engaño ocurrió en los primeros meses de 2015, luego que, contra toda lógica y raciocinio, el IND volviera a darle luz verde a un proyecto de Unión Española para financiar sus series menores, o Fútbol Joven, con Donaciones sujetas a Franquicias Tributarias.
La denuncia de El Mostrador hizo que el organismo estatal reconociera el error cometido y sacara a Unión Española Sociedad Anónima de la lista de proyectos susceptibles de ser financiados por empresas o por particulares. Al menos, fue eso lo que se dijo.
Pero así como se dice que “un hambriento discurre más rápido que cien letrados”, los emprendedores regentes de las Sociedades Anónimas Deportivas descubrieron pronto que, clausurada esa puerta, igual se podía seguir clavando a incautos golpeando otras.
El municipio viñamarino fue uno de ellos. La alcaldesa, de Viña del Mar, Virginia Reginato, no tuvo el más mínimo pudor para destinar 90 millones de los recursos del municipio, y que obviamente pertenecen a todos los viñamarinos, para ir en ayuda del “Fútbol Joven” de Everton.
Su inconsistente respuesta a la denuncia de El Mostrador le valió una réplica que la dejó sin ganas de seguir defendiendo el generoso aporte que había hecho su municipio.
Se le hizo ver que, dado que ella sostenía que colaborar con las series menores del club era una obra social más de las muchas que su municipio emprende, y que en el eventual caso de que el día de mañana Everton transfiriera en una alta suma un jugador surgido de esas series menores la Sociedad Anónima no iba a obtener ningún beneficio, debiera avisar desde ya a la Teletón o al Hogar de Cristo para que se pusieran a la fila y reclamaran ese dinero.
Algo similar hizo San Antonio Unido Sociedad Anónima con la municipalidad porteña.
Obtuvo 70 millones de pesos del municipio que bien pudieron destinarse a aspectos que en el puerto son deficitarios.
En este caso, sin embargo, el engaño es doble. Porque siendo San Antonio Unido una Sociedad Anónima, se lo hace aparecer como un Club Social y Deportivo que tiene Personalidad Jurídica de una Corporación de Derecho Privado sin fines de lucro desde 1992, inscrita en la Unidad Vecinal N° 18 de la municipalidad del puerto, pero que claramente no es el que participa en las competencias de la ANFP.
“Ese es sólo un club de barrio utilizado como pantalla para triangular dineros, pero que no tiene ni jugadores ni camisetas”, como denunció tiempo atrás Jorge Jorquera, el único concejal que se opuso a que el municipio de su ciudad destinara 70 millones de pesos a la Sociedad Anónima Deportiva del puerto.
Jorquera, cuya presentación fue acogida por la Contraloría Regional, lamenta sin embargo que el órgano estatal considere a San Antonio Unido una entidad sin fines de lucro. Explica: “En uno de los acápites del pronunciamiento, que le dio la razón a mi denuncia, la Contraloría reconoce que en la audiencia pública registrada en la sesión ordinaria N° 5, de 27 de febrero de 2013, del concejo municipal, el señor Miguel Díaz Álvarez, representante del aludido club deportivo, informó a los señores concejales que el club Social y Deportivo San Antonio Unido estaba jugando en la Segunda División del fútbol profesional, representado por Lilas S. A., y que necesitaban financiamiento”.
Agrega Jorquera, quien fue presidente de San Antonio Unido y que se mantiene como socio del club, que “todo es muy turbio. La Contraloría pudo comprobar que, respecto del pago a la Federación para participar en el fútbol profesional, existen dos comprobantes de ingreso, con igual numeración, fecha y monto. Sin embargo, hay una diferencia respecto de la entidad que paga la inscripción. En una se trata de Deportes San Antonio Unido y en la otra es el Club Social y Deportivo San Antonio Unido. Sólo el concepto del pago es el mismo: derechos de inscripción para la Segunda División del fútbol profesional, para ser girado a la ANFA, a cuenta, y derechos de inscripción del Club Social y Deportivo San Antonio Unido, RUT 71.651.700-4 y su Fútbol Joven. ¿Cómo algo así no llama la atención?”.
Pero está claro que San Antonio Unido SAD no se jugó sus cartas sólo con el municipio de su ciudad para obtener recursos.
Como consta en una carpeta oficial del mismo club, la Empresa Portuaria San Antonio aportó a la Sociedad Anónima $ 12.605.042 en 2013 y otros 15 millones en 2014. El municipio de Santo Domingo, por su parte, se puso con 10 millones en 2013 e igual suma durante 2014.
Codelco, finalmente, a través de la Fundación de Desarrollo San Antonio Siglo XXI, aportó con 32 millones en 2013.
¿Cuál fue la fórmula para hacer llegar estos aportes?
Adivinaron: para ir en ayuda del Fútbol Joven.