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El tema fue ampliamente criticado en redes sociales, aludiendo a una supuesta censura al estilo musical. Incluso la diputada de la comuna, Karol Cariola (PC), aseguró que «nadie tiene el derecho a determinar qué tipo de música escuchan los demás».
«Recomúsica», la disquería popular de Recoleta, ya está en funcionamiento. En sus primeros días, la tienda ha despachado cerca de mil discos, con el rock clásico como favorito del público.
Pero hay un estilo musical que no se ha vendido, y no es porque no sea consumido, sino que simplemente no está en la tienda: el reggaetón. Así lo explicó el encargado de la disquería popular de Recoleta, José Sabat: “sociológicamente me provoca mucha curiosidad, porque este tipo de música está en un contexto en el que choca con los derechos de la mujer, con el posicionamiento del género, y se provoca ahí una tensión entre dos mundos aparentemente irreconciliables”.
“La tendencia que postula que esta música no cultiva mucho el espíritu”, y que “algunos incluso cuestionan que sea realmente una expresión artística”, agregó, en entrevista con el diario La Tercera.
La gente de inmediato criticó el actuar de «Recomúsica», indicando que no pueden filtrar música debido a su estilo. Esas críticas también llegaron al alcalde, Daniel Jadue, quién usó su cuenta de Twitter para indicar que “no somos quienes para sancionar qué música escucha nuestra gente”, aclarando además que la decisión no pasó por él.
“Eso fue un error que nace de quien está a cargo del local, y del proyecto, que no tiene que ver con la posición institucional y por lo tanto, ya se han dado todas las indicaciones para que eso sea revertido. Como municipalidad no somos quienes para censurar los gustos de la población”, dijo el alcalde al diario La Tercera.
El tema también fue tocado por la diputada de la comuna Karol Cariola (PC): “Nosotros no somos quienes para determinar el estilo de música que escucha el resto de las personas, porque al menos yo escucho reggaetón, me gusta el reggaetón, me gusta mucho Paloma Mami. Obviamente hay algunos contenidos y letras sexistas que no me gustan y que no las escucho, tampoco me gustaría que se fomentaran, pero otras que no. No se pueden meter a todas en el mismo saco y, por lo demás, creo que nadie tiene el derecho de determinar qué tipo de música escuchan los demás”.
Jadue sentenció que “la responsabilidad no es solo de una persona”, aludiendo al encargado de la disquería, agregando que él “pudo haber confundido sus gustos personales con la línea editorial del municipio. Pero la línea editorial del municipio no tiene censura. Considero que si tenemos el libro de Alberto Plaza, podemos tener toda la música”, indicó, recordando otra iniciativa popular en la comuna, la Librería.
