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Zona de respeto, puente para un diálogo imprescindible CULTURA|OPINIÓN

Zona de respeto, puente para un diálogo imprescindible

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La Iglesia San Francisco ubicada frente a la Plaza de Armas de la ciudad de Castro es parte de las 16 iglesias de Chiloé inscritas en la Lista del Patrimonio Mundial de UNESCO en 2000. Iniciada en el año 1910 finalizada dos años después, a lo largo de su historia ha sido restaurada y sometida a mantenimientos que, en paralelo a su uso, han permitido que siga viva. Ese edificio, junto a otros, representa a la comunidad en su memoria y devenir histórico.


Parece justo entonces, dotar de un área de respeto a este inmueble, que representa a los castreños creyentes y no, en su afán por conservar una imagen de su ciudad y evitar que ese esfuerzo común mantenido en el tiempo se vea disturbado por construcciones que no dan cuenta de la cosa “en común” que une a los habitantes.

La definición de un perímetro de protección del entorno de la Iglesia de San Francisco era un compromiso que el Estado de Chile tenía pendiente con la UNESCO, a raíz de la construcción del Mall de Castro en la meseta de este Casco Histórico. El Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio declaró el año 2019 y lo ratificó este año Monumento Nacional, en la categoría Zona Típica o Pintoresca, un polígono de 32 hectáreas del Casco Histórico de la ciudad.

Es importante crear una “zona de respeto” de aquellos monumentos que nos representan. Tan importante como pintarlos, restaurarlos o seguir usándolos. Castro no se reconocería a sí misma si sus monumentos dejaran de existir o se les faltara el respeto. Sus monumentos son sus edificios y sus espacios públicos también. Allí y en sus habitantes reside su historia.

La palabra monumento viene del latín “monumentum”, que significa recuerdo. Y todos sabemos lo que es vivir sin recordar, sin una memoria, aquel sentimiento de continuidad espiritual y material que constituye el instinto de la especie humana.

Para habitar serenamente la Zona Típica de un Casco Histórico, es importante contar con un instrumento de protección y un reglamento de intervención adecuado: ágil y dialogante con el territorio y que de certezas a la comunidad que lo habita, que sea propio de este casco histórico, propio de la singularidad de esta zona típica, cuyas construcciones principalmente de madera no pueden esperar: repararlas siempre es urgente y por lo mismo se requiere de respuestas inmediatas y eficaces. Locales.

Instrumento que debe dialogar con un nuevo o con la modificación del actual Plan Regulador Comunal, donde el eje central sea el cuidado, el respeto y la conservación de la escala urbana, de los llenos y vacíos, que permiten que en esta ciudad del sur de Chile, el sol llegue hasta el suelo. Que considere la regulación del tráfico vehicular en estos espacios patrimoniales que a pesar del paso de los años y las necesarias variaciones sufridas producto de distintos fenómenos y del inefable paso del tiempo, siga siendo ese lugar que alberga una historia que nos une, nos representa y debemos resguardar.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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