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Enóloga Viviana Navarrete: «La porfía que tengo con los vinos es la búsqueda de representar bien su lugar» Gastronomía

Enóloga Viviana Navarrete: «La porfía que tengo con los vinos es la búsqueda de representar bien su lugar»

Loreto Santibáñez
Por : Loreto Santibáñez Editora de Agenda País y Revista Jengibre. Periodista PUC con experiencia en prensa escrita, radio y TV, tanto en Chile como en el extranjero.
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Reconocida como la Enóloga del Año el 2021, Viviana cuenta su camino constante por lograr vinos de calidad, con cepas tan delicadas como el Pinot Noir.


Para Viviana Navarrete, el 2021 fue un año importante. En medio de la pandemia y las dificultades que ha debido enfrentar la industria vitivinícola, ella obtuvo importantes reconocimientos, como ser reconocida como la Enóloga/o del año por la Guía Descorchados.

Desde que llegó a ser enóloga jefa en Viña Leyda en 2007, uno de sus principales objetivos ha sido desarrollar el Pinot Noir, una de las cepas más complejas y delicadas de elaborar, en las laderas de granitos y arcillas de la cordillera de la Costa, en el Valle de San Antonio.

Ya hace algunos años, el master of wine (MW) y escritor Peter Richards la nombró una de las diez mejores enólogas de Chile y Kim Marcus, de Wine Spectator, la considera «una de las mejores enólogas de Pinot Noir de Chile”.

También Wine Enthusiast la ha reconocido como una de las más grandes exponentes femeninas de la industria del vino y ha estado seleccionada entre las 12 mejores enólogas del mundo.

Por su parte el MW y periodista Tim Atkin la nombró en su Reporte Chile 2020, como Enóloga del Año, destacando que “la industria del vino chilena es más rica gracias a su talento, dedicación, amabilidad y encanto”.

¿Cómo ha sido disfrutar este reconocimiento en Chile, luego de estar siempre sonando en los últimos años por distintos especialistas en el mundo?

Es verdad que fue inesperado. Cuando me contaron casi me morí. Porque es muy bonito tener un reconocimiento a la trayectoria. Al final yo creo que me he criado con esta necesidad de búsqueda, de perfeccionarme. Es harto trabajo, pero nunca buscando un reconocimiento, sino haciendo un trabajo tras bambalinas. Entonces cuando tú ya te sientes feliz con los vinos que estas haciendo, donde estás logrando expresar un lugar y un trabajo, y después viene un reconocimiento así es como grandioso.

Siempre este tipo de cosas te dan más energía y y dice: «Chuta, de verdad valió la pena todo lo que me he sacado la mugre hacia atrás». Fue super lindo, en verdad no me lo hubiera esperado porque hay hartos enólogo super talentosos en Chile y de larga trayectoria que admiro mucho.

Parte de este reconocimiento ha sido porque lo has peleado en lograr los vinos que tú quieres y apostar incluso por cosas que a veces no te han tenido mucha fe al principio. ¿Cómo ha sido el proceso de lograr apostar por algo y que de después de frutos tan importantes?

Demora mucho y es un proceso súper lento. Yo siempre explico que la vendimia es una vez al año, entonces la posibilidad de ensayo, de prueba y de error es super poca. Y cuando se hace algo que te das cuenta que no entusiasmó mucho como producto final, tienes que tener todo un ciclo nuevo para comenzar. Entonces a una le gustaría tener más posibilidades de probar en el año, pero esta es la formación de los agrónomos de tener paciencia, de un trabajo de muy largo aliento.

Yo siempre le digo a los chiquillos que tengan paciencia. De repente los cabros saltan de un trabajo a otro súper rápido, porque y esperan resultados rápidos. y yo les digo que tienen que conocer su terruño, que cuesta entender el lugar, desde la geología hasta la planta. Para hacer vinos hay que hacer hartas vendimias, hasta que tú entiendas lo que estás buscando, lo que debiera ser ese vino, de aquel lugar, para reflejarlo bien. Son procesos largos, demora, y esta porfía que tengo yo en la cabeza con los vinos al final es la búsqueda de representar bien su lugar. Yo me siento bien cuando un consumidor en cualquier lugar del mundo pueda detectar no necesariamente que sea de Leyda, pero ya sea un Chardonnay, un Sauvignon Blancque le evoque la playa y el clima frío. Con eso  yo me siento super pagada, porque mi pega es que se puede transportar y que el vino le causa sensaciones y lo lleve a un lugar específico.

Independiente de las otras variedades, también acá hay un reconocimiento al Pinot Noir y al trabajo que se ha desarrollado ¿Cómo se ha ido consolidando el trabajo de Leyda con el Pinot Noir y también de apostar por elaborar bien una cepa que, para el consumidor chileno, era hasta hace poco desconocida?

El Pinot Noir no es una variedad clásica en Chile y claro, hace 10 años atrás, las calidades dejaban mucho que desear, incluso el vino que hacíamos nosotros. Pero hoy en día hay ejemplares maravillosos en la costa de Chile, de norte a sur, y eso ha demostrado un trabajo enológico de la industria chilena.

Nosotros trabajamos con un asesor italiano maravilloso que es Alberto Antonini y que nos ha llevado a tomar el riesgo, porque una cosa es lo que uno esperaría de hacer un Pinot Noir pero otra es que te atrevas a hacerlo. Y muchas veces uno se queda en la zona de confort y prefiere hacer vinos que se vendan bien, que cumplan y listo. Pero dar ese paso de cosechar antes, buscar las frutas frescas, bajar los alcoholes, echar agua en la barrica para guardar en otro tipo de vasija es una jugada y hay que atreverse. En verdad yo creo que cuando quieres dar un pasito en calidad y en interpretación del lugar, del terruño, uno se tiene que atrever, y para ese atrevimiento a lo mejor pasan años, en que uno gana la confianza que te invita a dar ese pasito.

Siempre me acuerdo cuando él vino por primera vez al viñedo, me dijo: “Vivi, cuando tú pruebas la baya, si piensas que tienes que cosecharlo por una semana más, no, coséchalo mañana o coséchalo hoy día”. Y yo pensaba que estaba verde aún, pero él insistía: “No, esto tiene que estar crujiente, tiene que estar rojo, tiene que estar vibrante…”.

¿Y cómo es lograr un posicionamiento siendo mujer en una industria que tiene años de ser muchos más de hombres. Cómo se logra tener cabida y que crean en ti?

Yo llevo 20 años trabajando en la industria y cuando partí era una de las pocas mujeres y en las ferias o seminarios siempre había muchos hombres y yo era una de las pocas representantes. Pero a mí siempre me jugó a favor, y me encantaba, porque cuando venían los periodistas, los importadores, los clientes a visitarnos a Leyda siempre me decían: “Estos vinos se notan que están hechos por una mujer”, porque daba la casualidad de que yo trabajo con cepas bien delicadas y aromáticas entonces tal vez las asociaban ha ser mujer.

Pero 20 años después, te puedo decir con mucho orgullo que la mujer está súper metida en la industria. No tengo la cifra precisa , pero creo que somos 130 enólogas entre activas e inactivas. Hay muchas, hoy día tú ves cargos gerenciales bajo mujeres, como gerentes de marketing, de comunicación, de mercado nacional, muchas mujeres trabajando en el área de exportaciones, vendiendo nuestros vinos en el mercado internacional, y eso me encanta. Los laboratorios en el control de calidad también tienen hartas mujeres metidas. Yo creo que la mujer, sin duda, le entrega una visión distinta al negocio y aporta. No es que uno sea mejor o peor que otro, o que las mujeres tengamos más sensibilidad a los vinos, no creo en esas hipótesis, pero sí creo que le aportamos como en todo a dar y tener una mirada más holística y enriquecer nuestra industria, que al final es lo que queremos todos.

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