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El negocio mejor guardado entre Saieh y Farkas

Mirko Macari
Por : Mirko Macari Asesor Editorial El Mostrador
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El dueño de Copesa, Corpbanca y Unimarc se fue del palacete que construyó en 1997 y encontró en el empresario minero amante de los Rolls Royce al ocupante perfecto para una morada de dos mil 500 m2. El inmueble le lleva búnker, capilla y piscina con doble fondo para reutilizar el agua. Eso sí, el nuevo dueño decidió quedarse con el mayordomo.


Álvaro Saieh y Leonardo Farkas en apariencia y por varias razones son personas muy diferentes. Pero tienen más de algún punto en común. Frente a los dos, las familias más antiguas de Chile arrugan la nariz. Con Saieh por haberse hecho millonario en menos de 20 años y meterse agresivamente en mercados que permanecían herméticos como los medios de comunicación, la banca y el retail. Con Farkas por tratarse de un tipo criado a lo gringo, a quién no le molesta lucir los millones que ha ganado, gracias a las minas de hierro que heredó de su padre. Los dos entienden algo muy parecido cuando se trata de nombrar una “casa grande”. En Santa María de Manquehue, en la calle Camino de la Golondrina, la última antes de empezar el sendero que lleva al Cerro Manquehue, está la casa que Leonardo Farkas le compró a Saieh hace tres meses. Para el dueño de Copesa, su casa de dos mil 500 m2 construidos fue el símbolo de su prosperidad empresarial, que ha seguido en alza desde que la construyó en 1997. Para Leonardo Farkas, es una señal de que su estadía en Chile será más larga que los dos años prometidos a su esposa Tina Friedman.

El castillo árabe

Precisamente fue ella la que sufrió el rigor de las cosas hechas “a la chilena” en la casa en la que el matrimonio Farkas vivió hasta hace pocas semanas, antes de concretar el negocio con Saieh. En Lo Curro el empresario compró una mansión de tres pisos y estilo Mediterráneo, de 800 m2 construidos, cuyo avalúo rondaba los $600 millones. Pero que olía parecido a las casas que están cerca de la planta La Farfana en Maipú, por culpa de un desperfecto en su sistema de cañerías. Tampoco funcionaba bien el portón eléctrico de acceso. Había problemas en la calefacción, en el agua caliente de los baños; humedad en el piso y otros desperfectos, que llevaron a Farkas y a la inmobiliaria involucrada en el negocio hasta los tribunales.

El ex hombre del piano desistió de su proyecto inicial de ampliar la casa y transformarla en un castillo. No era necesario teniendo a la vista la de Saieh, diseñada como una imponente ciudadela medieval, con puente y una torre. De hecho Geofun, la empresa de ingeniería que construyó los muros de contención en el camino de acceso, incluye este trabajo en su hoja de presentación. Cuando el dueño de La Tercera la recorrió junto a Farkas para mostrársela, el empresario minero se encontró con las amplias dependencias rodeadas de muros de mármol, una sala de cine con butacas y un búnker con alimentos y oxígeno aparte para sobrevivir varios días. Quienes conocieron el recorrido cuentan que “cuando salían de una pieza, Saieh apagaba las luces, eso a Farkas le parecía raro, hasta que prendieron todas las luminarias y el sistema se cayó, aparentemente por falta de mantención”.

La capilla y el mayordomo

Días después de concretar el negocio los dos empresarios siguieron en contacto. Álvaro Saieh recibió un llamado de Farkas que quería saber por qué la piscina tenía un doble fondo con agua. Saieh le explicó que el agua se reutilizaba. En otra ocasión fue el dueño de Corpbanca quién se contactó con el ex “hombre orquesta”, para pedirle conservar las manillas italianas que tenía instaladas en algunas puertas. Después de todo, Saieh no abandona la casa por problemas económicos, sino porque se hizo demasiado grande ahora que cuatro de sus cinco hijos se independizaron. Pero el dueño de Unimarc está construyendo otra casa más pequeña en el mismo barrio, donde seguramente mantendrá algunos de los refinados detalles de su vieja mansión.

El negocio obviamente no incluía a la servidumbre, pero Farkas le ofreció un contrato al mayordomo de la casa y el hombre aceptó, provocando la tristeza de su antiguo patrón. Según los que conocen la remodelación emprendida por Farkas, uno de los cambios más radicales será el que ocurra en la capilla interior que construyó Saieh. “Quiere transformarla en un clóset porque el de su mujer ya le quedó chico”, afirman cercanos al negocio.

La cifra involucrada en esta transacción se mantiene en secreto, pero fuentes ligadas al negocio inmobiliario indican que la casa puede costar poco más de 40 mil UF (unos 800 millones de pesos) un precio que no se compara con la tranquilidad de Farkas viviendo en un lugar a su medida, donde hace un par de semanas celebró su aniversario de matrimonio junto a sus 50 amigos más cercanos, y donde puede recibir inversionistas para hablar de negocios. Antes, cuando su casa estaba llena de fallas, lo hacía en el Club de la Unión de El Golf.

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