El intento de atentado ocurre en momentos en que el sector trata de recuperarse de la fuerte caída de demanda que originó la reciente crisis económica y financiera, que ha reducido los ingresos y obligado a las compañías a recortar capacidad de forma drástica y tratar de rebajar los costes.
Las acciones de las mayores aerolíneas estadounidenses perdían este lunes entre 3,0 y 5,0 por ciento de valor en los mercados neoyorquinos, tras el reforzamiento de las medidas de seguridad en los aeropuertos y vuelos después del atentado frustrado del pasado viernes contra un avión de Northwest.
Los títulos de Delta, que está en proceso de integrar sus operaciones con Northwest después de adquirir esa aerolínea en 2008, se depreciaban hoy un 4,5%, en tanto que los de AMR, dueña de American Airlines, bajaban 4,91% poco antes de la media sesión en Wall Street.
Los inversionistas no habían tenido ocasión hasta ahora de reaccionar al frustrado ataque contra un avión que iba a aterrizar en Detroit procedente de Amsterdam y que de nuevo desató la alarma de las autoridades estadounidenses y europeas.
La secretaria estadounidense de Seguridad Nacional, Janet Napolitano, reconoció en una entrevista televisiva que al nigeriano Umar Farouck Abdulmutallab, quien intentó atentar contra el avión, no se le debería haber permitido subir al aparato, en el que viajaban otros 277 pasajeros, con materiales explosivos.
«Nuestro sistema no funcionó en esta instancia», admitió.
El intento de atentado ocurrido el pasado viernes, abortado por algunos pasajeros y miembros de la tripulación, provocó de inmediato medidas más estrictas de vigilancia en los aeropuertos de EE.UU. y en vuelos con destino a este país, causando retrasos en las operaciones y amplios periodos de espera para los viajeros.
Ese incidente tenía hoy un efecto bursátil negativo en el sector de las empresas de transporte, que bajaba el 0,7%, y de manera más aguda en el caso de las aerolíneas, que registraban los mayores descensos.
Por ejemplo, United Airlines retrocedía un 3,04%, US Airways caía el 5,2%, Continental descendía 3,24% y Jet Blue perdía el 2,13%.
Este intento de atentado ocurre en momentos en que el sector trata de recuperarse de la fuerte caída de demanda que originó la reciente crisis económica y financiera, que ha reducido los ingresos y obligado a las compañías a recortar capacidad de forma drástica y tratar de rebajar los costes.
El sector aéreo estadounidense conoce bien, después de la experiencia de los atentados del 11 de septiembre de 2001, los efectos desfavorables en sus operaciones y en sus cuenta de una mayor inquietud entre los pasajeros por la seguridad.
Después de aquellos ataques y del consiguiente fuerte incremento de los controles de seguridad en los aeropuertos estadounidenses, numerosos viajeros se desanimaron a viajar a este país y ello generó fuertes pérdidas para las compañías aéreas.
John Heimlich, economista jefe de la Asociación de Transporte Aéreo de América (ATA), que agrupa a las principales aerolíneas de EE.UU. y a sus afiliadas, calculaba la pasada semana -antes de este nuevo incidente- que las aerolíneas estadounidenses habrán acumulado un pérdida neta de unos 60.000 millones de dólares y eliminado unos 160.000 empleos en los nueve primeros años de esta década.
De cara a 2010, consideraba que la perspectiva era algo más favorable, tras percibirse signos de que disminuye la recesión, aunque agregaba que es clave para la recuperación del sector no perder de vista el incremento en los precios del combustible, entre otros aspectos.
El precio del crudo en Nueva York se negociaba este lunes a más de 78 dólares, comparado con los 44 dólares que costaba a finales de 2008.
Después del atentado frustrado del viernes, la Agencia estadounidense de Seguridad en el Transporte (TSA) anunció el domingo la puesta en marcha de medidas de control adicionales tanto en vuelos nacionales como en los extranjeros con destino a Estados Unidos.
También recordó a los pasajeros que deben cumplir las instrucciones de la tripulación, tales como apagar aparatos electrónicos o permanecer sentados durante determinadas partes del vuelo. EFEue al nigeriano Umar Farouck Abdulmutallab, quien intentó atentar contra el avión, no se le debería haber permitido subir al aparato, en el que viajaban otros 277 pasajeros, con materiales explosivos.
«Nuestro sistema no funcionó en esta instancia», admitió.
El intento de atentado ocurrido el pasado viernes, abortado por algunos pasajeros y miembros de la tripulación, provocó de inmediato medidas más estrictas de vigilancia en los aeropuertos de EE.UU. y en vuelos con destino a este país, causando retrasos en las operaciones y amplios periodos de espera para los viajeros.
Ese incidente tenía hoy un efecto bursátil negativo en el sector de las empresas de transporte, que bajaba el 0,7%, y de manera más aguda en el caso de las aerolíneas, que registraban los mayores descensos.
Por ejemplo, United Airlines retrocedía un 3,04%, US Airways caía el 5,2%, Continental descendía 3,24% y Jet Blue perdía el 2,13%.
Este intento de atentado ocurre en momentos en que el sector trata de recuperarse de la fuerte caída de demanda que originó la reciente crisis económica y financiera, que ha reducido los ingresos y obligado a las compañías a recortar capacidad de forma drástica y tratar de rebajar los costes.
El sector aéreo estadounidense conoce bien, después de la experiencia de los atentados del 11 de septiembre de 2001, los efectos desfavorables en sus operaciones y en sus cuenta de una mayor inquietud entre los pasajeros por la seguridad.
Después de aquellos ataques y del consiguiente fuerte incremento de los controles de seguridad en los aeropuertos estadounidenses, numerosos viajeros se desanimaron a viajar a este país y ello generó fuertes pérdidas para las compañías aéreas.
John Heimlich, economista jefe de la Asociación de Transporte Aéreo de América (ATA), que agrupa a las principales aerolíneas de EE.UU. y a sus afiliadas, calculaba la pasada semana -antes de este nuevo incidente- que las aerolíneas estadounidenses habrán acumulado un pérdida neta de unos 60.000 millones de dólares y eliminado unos 160.000 empleos en los nueve primeros años de esta década.
De cara a 2010, consideraba que la perspectiva era algo más favorable, tras percibirse signos de que disminuye la recesión, aunque agregaba que es clave para la recuperación del sector no perder de vista el incremento en los precios del combustible, entre otros aspectos.
El precio del crudo en Nueva York se negociaba este lunes a más de 78 dólares, comparado con los 44 dólares que costaba a finales de 2008.
Después del atentado frustrado del viernes, la Agencia estadounidense de Seguridad en el Transporte (TSA) anunció el domingo la puesta en marcha de medidas de control adicionales tanto en vuelos nacionales como en los extranjeros con destino a Estados Unidos.
También recordó a los pasajeros que deben cumplir las instrucciones de la tripulación, tales como apagar aparatos electrónicos o permanecer sentados durante determinadas partes del vuelo.