«Estamos poniéndonos una meta mucho más exigente, un esfuerzo aún mayor, un esfuerzo del 2,1% del PIB», sostuvo el ministro de Hacienda.
Chile tendrá a finales del Gobierno del presidente Sebastián Piñera, en 2014, un déficit estructural equivalente al 1% del PIB y no un balance equilibrado, como se había previsto originalmente, debido a la aplicación de una nueva metodología de cálculo, informaron fuentes oficiales.
El 1% del producto interno bruto (PIB) de Chile equivale a cerca de 1.800 millones de dólares.
De acuerdo con la nueva metodología, el año pasado se registró un déficit del 3,1% del PIB y no del 1,2%, como se estableció a través de la metodología anterior, dijo en una rueda de prensa el ministro de Hacienda, Felipe Larraín.
La nueva metodología fue recomendada por un Comité Asesor de Balance Estructural, convocado en pasado mayo con el objetivo de «mejorar, profundizar y transparentar la regla fiscal» y que fue encabezado por el ex presidente del Banco Central Vittorio Corbo, explicó el ministro.
Añadió que el nuevo método da una diferencia de casi dos puntos porcentuales respecto del anterior y que el Gobierno, «aún con el terremoto» (registrado en febrero pasado) podría absorber la mitad, pero no podrá «ajustar el total».
«Estamos poniéndonos una meta mucho más exigente, un esfuerzo aún mayor, un esfuerzo del 2,1% del PIB», sentenció.
Agregó que la convergencia hacia la nueva meta, de un déficit del 1% del PIB se irá informando poco a poco, «debido a que depende de muchos factores».
Un primer adelanto se incluirá en el proyecto de ley del presupuesto de 2011 que será enviado a fines de septiembre al Congreso, dijo.
La nueva metodología de cálculo tiene como objeto revertir algunas modificaciones implementadas en los últimos años, debido al impacto de la crisis financiera.
Durante el Gobierno de Ricardo Lagos (2000-2006) se implementó una regla de superávit estructural del 1% del PIB, que posteriormente se redujo a la mitad, hasta que el año pasado se determinó un déficit debido al esfuerzo fiscal que supuso enfrentar los efectos de la crisis internacional, lo que supuso un gasto extraordinario de 4.000 millones de dólares.
