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Advertencia sobre deuda de EEUU desata el peor día de abril en Wall Street

La noticia puso de manifiesto que Estados Unidos no es inmune a la llamada «crisis de deuda», que hasta ahora había parecido un mal europeo, y era S&P la que daba la primera llamada de atención: si en dos años este país no resuelve sus «retos presupuestarios», la primera economía del planeta podría ver rebajada la calificación de su deuda soberana.


El Dow Jones de Industriales, el índice de referencia en Wall Street, vivió hoy su peor día del mes después de que Estados Unidos recibiese una preocupante llamada de atención con la rebaja a «negativa» de la perspectiva de la calificación que merece su deuda soberana a largo plazo.

Standard & Poors emitió esa advertencia antes del inicio de las contrataciones en el parqué neoyorquino y desde entonces los números rojos llegaron para quedarse hasta el cierre de la sesión.

Así, el Dow Jones acabó con un descenso del 1,14 %, hasta las 12.201,59 unidades, el selectivo S&P 500 perdió el 1,1 % y el índice compuesto del mercado Nasdaq se dejó el 1,06 %.

La noticia puso de manifiesto que Estados Unidos no es inmune a la llamada «crisis de deuda», que hasta ahora había parecido un mal europeo, y era S&P la que daba la primera llamada de atención: si en dos años este país no resuelve sus «retos presupuestarios», la primera economía del planeta podría ver rebajada la calificación de su deuda soberana.

Por ahora, Estados Unidos se mantiene en la nota más alta, «AAA», pero el cambio de su perspectiva desde «estable» hasta «negativa» supone una advertencia para que los políticos estadounidenses se pongan de acuerdo en un plan de recorte de la deuda tanto a medio como a largo plazo.

«Más de dos años después del comienzo de la crisis, los legisladores estadounidenses todavía no han llegado a un pacto para revertir el actual deterioro fiscal o resolver las presiones fiscales a largo plazo», dijo el analista de S&P Nikola Swann.

La advertencia caía como un jarro de agua fría sobre el parqué neoyorquino, que el jueves pasado había logrado salvarse de los números rojos gracias al anuncio del plan del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, para recortar la deuda pública estadounidense, en la actualidad de 14,3 billones de dólares, en 4 billones en los próximos 12 años.

Ese anuncio, que llegó tan solo un día después de que el Fondo Monetario Internacional (FMI) urgiese a EE.UU. a acelerar la adopción de «medidas creíbles» para reducir su deuda, había enviado algo de optimismo a un parqué altamente decepcionado por el arranque de la temporada de difusión de resultados empresariales en este país.

Los inversores habían esperado con esperanza este periodo de publicación de cuentas, pero desde que Alcoa diese el pistoletazo de salida con unos resultados muy por debajo de sus elevadísimas expectativas el optimismo parece haberse cambiado por una decepción crónica.

Ni Google, ni JPMorgan Chase ni Bank of America han logrado en los últimos días alegrar al parqué neoyorquino con sus cuentas, una tónica que continuó este lunes con la difusión de los resultados de Citigroup, que finalmente cerró sin cambios en su cotización.

La entidad financiera anunció que en el primer trimestre de 2011 tuvo una ganancia neta de 3.000 millones de dólares (10 centavos por acción), un 32 % menos que en el mismo periodo del año anterior.

Ese beneficio por acción estuvo ligeramente por encima de lo pronosticado por los analistas, pero desde luego no logró levantar el ánimo de un Wall Street amedrentado por la rebaja de la perspectiva de la deuda estadounidense.

Tampoco convencieron a los inversores neoyorquinos las cuentas del fabricante de componentes electrónicos Texas Instruments, difundidas tras el cierre del sesión, que reveló que ganó en el primer trimestre del año un 1 % más que en el mismo periodo de 2010, un escaso avance que atribuyó en parte al efecto del terremoto del 11 de marzo en Japón y que le impidió estar a la altura de lo que esperaban los analistas.

Así, los inversores penalizaban a la compañía con un descenso del 2,64 % en las operaciones electrónicas posteriores al término de las contrataciones en Wall Street.

La llamada de atención que realizó hoy Standard & Poors a Estados Unidos también tuvo su efecto en los mercados de materias primas, de forma que el petróleo cayó el 2,31 % para cambiarse a 107,12 dólares por barril, mientras que el oro, inversión «refugio», volvió a cerrar a máximos históricos al terminar a 1.492,9 dólares la onza.

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