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Disidencia en el corazón del Consejo del Banco Central No hay acuerdo acerca de la política monetaria a a seguir

Disidencia en el corazón del Consejo del Banco Central

Iván Weissman S
Por : Iván Weissman S Editor El Mostrador Semanal
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Por primera vez desde 2008, no hay consenso entre los consejeros del banco acerca de la política monetaria a seguir. El acta de junio revela que «un consejero estimó que la opción de recortar la Tasa de Política Monetaria (TPM) era la más acertada en esta oportunidad».


A la preocupación por la desaceleración y el posible impacto de la Reforma Tributaria en el crecimiento, el mercado ahora tiene que sumarle incertidumbre acerca de la política monetaria a sus análisis de la economía chilena.

La minuta de la reunión de política monetaria de junio reveló que por primera vez desde el 2008, no hay consenso entre los consejeros acerca de la política monetaria a seguir. (N.d.R.)

En dicha reunión, el Consejo del Banco Central votó 4-1 mantener por tercer mes consecutivo la Tasa de Política Monetaria en 4%. El voto disidente fue de Pablo García, quien optó por recortar.

De acuerdo a las actas publicadas hoy, el economista estimó que el «panorama seguía indicando, al igual que en marzo, la necesidad de un impulso monetario mayor».

Ya en su primera reunión como miembro del Consejo o en febrero, las actas revelaban que apareció un consejero –sin identificación– indicando que recortar 5 0pb. era una alternativa válida si era acompañada de un sesgo menos expansivo.

El acta de junio revela que «un consejero estimó que la opción de recortar la TPM era la más acertada en esta oportunidad», opinando que «la suma de los antecedentes coyunturales pesaba de manera significativa en la construcción de las proyecciones de mediano plazo del iPoM, que mostraban un cuadro de desaceleración mayor y más prolongada que en el iPoM anterior, con caídas esperadas para la inversión y desaceleración significativa en la demanda interna para el 2014″.

Según García, los efectos inflacionarios de la depreciación del peso, en presencia de una economía en proceso de desaceleración sobre el que todavía no había evidencia de que se estuviera deteniendo, eran transitorios, mientras que la generación de holguras generaba presiones desinflacionarias de mediano plazo. Por lo demás, los precios y expectativas de mercado también tenían implícita la pertinencia de acciones monetarias adicionales».

El documento muestra que un consejero, que se deduce es García, señaló que «la factibilidad de una aceleración, incluso tenue, de la actividad en lo más próximo era muy baja, sobre todo si se consideraba que los indicadores de expectativas seguían cayendo».

La posición contraria, más marcada en los comentarios de dos Consejeros, argumenta que reducir la TPM, en un contexto en que las expectativas esperaban mantención, sería una señal equívoca para el mercado, que podría interpretarlo como un compromiso más laxo con su mandato inflacionario.

Un ex consejero del banco dice que el Consejo se arriesga a quedarse “detrás de curva”.

Para el equipo que lidera Jorge Selaive en el BBVA, la falta de consenso podría resultar en que el Banco Central «acelere el paso a un nivel menor de la TPM en el corto plazo».

A largo plazo, dice Selaive, la falta de consenso agrega un elemento de incertidumbre al actual momento económico que vive el país y manda señales confusas al mercado. «Una relevante labor del Presidente del Banco Central es lograr consensos entre los consejeros de manera de entregar una señal de convicción al mercado cuando esto es posible. La unanimidad ha sido un activo cultivado desde que el Banco Central es autónomo. No es costumbre, como sí podría ser el caso para la Fed y otros bancos centrales, mostrar votos disidentes. La menor madurez del mercado chileno y el cuidado por la credibilidad del Instituto Emisor siempre han primado para empujar en lo posible votos de total consenso y evitar impactos estratégicos y comunicacionales indeseados».

En su informe, Selaive expresa sorpresa respecto a que, dada la composición política dentro del Consejo, «con tres consejeros representando el ala centro-izquierda política, no hayan actuado de manera consensuada». Esto, dice el economista, «ratifica el carácter eminentemente técnico del Consejo del Banco Central, y por otro, también evidencia que cada día parece ser menos necesario tener un Consejo de representatividad político partidista».

Desde el BCI se estima que la falta de consenso es «muy relevante, ya que pese a las diferencias que los Consejeros puedan tener respecto a su evaluación de la coyuntura económica, lo usual es que en término de decisiones de política éstas sean tomadas por unanimidad».

Cabe recordar que la última vez que hubo diferencias en los votos se produjo en los inicios de la crisis de 2008/2009, en donde el Consejo no estaba de acuerdo en cuánto debía ser la magnitud del estímulo inyectado a la economía (en esa oportunidad Sebastián Claro argumentó a favor de una inyección de estímulo menor a la de otros consejeros).

García reemplazó a Manuel Marfán a principios de este año. Antes se desempeñaba como director ejecutivo del Fondo Monetario Internacional (FMI) para el Cono Sur y antes fue gerente de estudios del Banco Central.

(Nota de la Redacción: versión original decía que era primera vez desde que el Banco Central es independiente que no hay consenso. Esa información es errónea. Es la primera vez desde 2008).

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