Publicidad
Opinión: El valle de la muerte

Opinión: El valle de la muerte

En esta etapa el emprendimiento lo único que produce, hasta el momento, son gastos. Lo que lleva a que todos los meses se esté más cerca de quedar sin capital para que la empresa siga con su funcionamiento. Acá es donde la gran mayoría de las empresas, proyectos o emprendimientos fracasan… Llega el fatídico momento de quedarse sin caja. El ‘valle de la muerte’ es un escollo que todos deben pasar, hasta los más grandes. Podemos remontarnos a la historia de Google. La empresa Google Inc. fue creada el año 1998 y no fue sino hasta el año 2000, en que presentaron AdWords, cuando recién comenzaron a generar algo de ingresos.


Hace algunos días impartí una charla en la Universidad del Desarrollo en la que expuse sobre el crowdfunding.

Fuimos invitados junto con nuestros amigos de Broota.com para que pudiéramos explicar la realidad de este modelo en Chile, cuáles son sus alcances y explicar su principal función: cómo este modelo puede apoyar a las Pymes y emprendimientos chilenos para lograr sus objetivos y alcanzar el tan deseado éxito.

La idea era hacer reflexionar a todos los asistentes respecto a las aristas que hoy tiene este modelo en el mundo, y entender que estamos recién en los inicios de un cambio profundo y radical, una revolución financiera que no alcanzamos a dimensionar.

Fue ahí cuando observé una diapositiva de la presentación de Federico Iriberry (gerente operaciones Broota.com), en la cual se abordaba el tema de las etapas de desarrollo de un emprendimiento y, por ende, las necesidades de financiamiento en cada una de estas. Acá pude comprobar una de las mayores dificultades de los emprendedores, lo crítico que es el punto de equilibrio en una empresa.

Muchos de ustedes pensarán que lo que acabo de plantear es una epifanía obvia. Pero a lo que quiero llegar no tiene que ver con el significado desde el punto de vista financiero, sino con haber logrado la igualdad entre los gastos y los ingresos de la Pyme. Esto es un hito difícil de alcanzar para cualquier emprendimiento, es lo que permite que el “bote” pueda flotar por sí mismo. Mi reflexión me llevó al tema de fondo que tiene que ver con las personas y sus aspiraciones. El emprendedor sueña con alcanzar el punto de equilibrio desde el primer día, es la primera gran meta que toda persona que comienza con su propia empresa se plantea.

Lo que a mí me enseñaron en la universidad fue que, antes de partir con cualquier idea de negocio, esta debe ser capaz de poder proyectarse en el tiempo y hay que evaluar si es que es plausible de desarrollar. Esto, en palabras simples, lo que busca es establecer cuándo la empresa debería llegar al punto de equilibrio. Lo que viene a continuación por lo general es la planificación de cómo llegaremos ahí, cómo lograremos el tan ansiado estado de armonía, a lo que por consiguiente viene un “manos a la obra”.

Entonces, se comienza con la ejecución del proyecto y se enciende el motor de la máquina. En este proceso pasamos por una de las etapas más abrumadoras y sin lugar a dudas la más agotadora y compleja de todas, este es el llamado “valle de la muerte”. En esta etapa el emprendimiento lo único que produce, hasta el momento, son gastos. Lo que lleva a que todos los meses se esté más cerca de quedar sin capital para que la empresa siga con su funcionamiento.

Acá es donde la gran mayoría de las empresas, proyectos o emprendimientos fracasan… Llega el fatídico momento de quedarse sin caja.

El «valle de la muerte» es un escollo que todos deben pasar, hasta los más grandes. Podemos remontarnos a la historia de Google. La empresa Google Inc. fue creada el año 1998 y no fue sino hasta el año 2000, en que presentaron AdWords, cuando recién comenzaron a generar algo de ingresos. Cabe mencionar que los inversionistas de Google habían invertido en ella desde tres años antes de que comenzara a generar los primeros ingresos. Ese fue el «valle de la muerte» de Google.

Este es un ejemplo de una gran compañía y de una gran idea, un excelente proyecto pero que, a pesar de ser lo que es, en algún momento podría haber cerrado si no hubiera encontrado una forma de generar ingresos. Lo mismo podríamos decir de Facebook, con la diferencia que el modelo de generación de ingresos ya estaba probado, por lo tanto se podía predecir el fin del «valle de la muerte» en cualquier momento.

Estos excelentes proyectos por lo general han encontrado fuentes de financiamiento externas que los han impulsado y han mantenido a flote durante todo el tiempo que duró el período del «valle de la muerte», pero cabe decir que no todas las empresas son ideas de $1.000 millones de dólares o de alcance mundial. Es por esta razón que para esos “otros proyectos”, menos rentables, la tarea de conseguir recursos o financiamiento para sortear esta etapa se vuelve tan o más compleja que llevar a cabo el proyecto en sí.

Es en el «valle de la muerte» cuando muchas de las habilidades más blandas de los emprendedores salen a flote. Estas son las que mantienen el grupo cohesionado, en busca de un objetivo planteado desde el día cero con una visión inamovible en sus mentes.

Por lo que me ha enseñado la experiencia y evidencia empírica, puedo decir que por lo general es aquí donde triunfan los perseverantes, los inagotables, los que tienen una convicción tan grande de que van a triunfar que no los detiene nada ni nadie. Son estas personas que se levantan motivadas todos los días y que, a pesar de saber que se están hundiendo cada día más, no dejan que esto merme sus esfuerzos, puesto que estaba dentro de lo planificado y no hay problema con sobrellevarlo. La determinación que debe existir en el equipo emprendedor es vital.

Me he dado cuenta de que hoy en Chile existen muchas buenas ideas y a su vez un grupo un tanto más reducido de ejecutores o emprendedores determinados, que cuentan con las herramientas necesarias para sacar adelante estas ideas y proyectos. Lo que lamentablemente es escaso, es el financiamiento.

No me refiero al levantamiento de capital en las etapas tempranas, ya que en los últimos 5 años ha habido una proliferación de capitales semilla e incubadoras de negocios para poder desarrollar las ideas y para impulsar a este ecosistema de emprendedores tanto nacionales como internacionales.

El mejor ejemplo de esto es Startup Chile, un programa apoyado por Corfo y que tiene como objetivo financiar proyectos o startups de todo el mundo, que estén en sus etapas tempranas. Este tipo de iniciativas ha posicionado a Chile como el hub (concentrador) de desarrollo de emprendimiento más importante en América Latina, creando un nuevo ecosistema del que antes sólo se escuchaban historias provenientes de lugares como EE.UU., Europa y Asia.

Lo que sí hemos detectado es que luego de este tipo de capitales semilla, que por lo general son utilizados para iniciar las empresas, preparar prototipos para la comercialización y hacer el testeo del producto o servicio, no hay instancias de financiamiento para las etapas de crecimiento. Las instancias de lo que llamamos capitales ángeles, que se involucren en el negocio en el momento en que este está en este «valle de la muerte», no existen o son muy escasas.

Los emprendimientos necesitan potenciar sus modelos cuando estos ya han sido testeados, necesitan invertir en publicidad y salir a vender sus productos o servicios, y para esto necesitan capital. Al no poder encontrar estos recursos extra, muchas Pymes se quedan en el camino y nunca logran “explotar” su negocio de manera óptima.
Es en la imperfección de este incipiente ecosistema de emprendimiento, en que modelos como el crowdfunding hacen sentido. De hecho, son una excelente alternativa para financiar dichos proyectos. Sea el crowdfunding de equity, como el que hace Broota, o el de préstamos, como el que hace Becual.

Cuál será el óptimo, dependerá del tipo de “deuda” que quiera contraer el grupo emprendedor. Ambos entregan soluciones a este gran problema y se hacen cargo de apoyar o ser un trampolín para Pymes o emprendimientos. Quienes con un pequeño empujón se pueden convertir en grandes empresas, que en un futuro agreguen valor a nuestra economía, generen empleo o en alguna medida cambien el mundo.

Publicidad

Tendencias