Publicidad
Bill Gross íntimo: «Solo quería manejar dinero y ser famoso»

Bill Gross íntimo: «Solo quería manejar dinero y ser famoso»

El fundador de Pimco y conocido como el rey de los bonos busca algo aun más esquivo que la fama y la fortuna. Busca redención, incluso una especie de amor. A los 71 años, siente el peso de la edad. Calcula que le quedan algunos años buenos para demostrar que el nuevo Bill Gross es tan bueno como el viejo. Quizá mejor. Porque cuando Pimco lo echó, sus colegas lo consideraban un estúpido que había perdido su toque mágico.


Bill Gross está aquí para pedir su rosquilla favorita, una con cobertura de coco, pero hoy no la va a poder comer. En mangas de camisa bajo el sol del sur de California, Gross está sentado bajo las sombrillas negras de Rose Bakery Café, al sur de Malibu, con el mismo aspecto de siempre de alegre rey de los bonos. Su Mercedes está estacionado a pocos metros.

Pero no se equivoquen: este Bill Gross no es el que doblegaba los mercados a su voluntad en Pacific Investment Management Co., el que hizo una de las carreras más largas en la historia de la administración de bonos, el que movía los mercados con sus pronunciamientos Ese viejo Gross quería más fama que poder y riquezas, y la quiso con una avidez que le valió enemigos. Para cuando Pimco lo echó, sus colegas lo consideraban un estúpido que había perdido su toque mágico.

El Bill Gross de este animado café de la costa del Pacífico, hay que decirlo, es muy parecido al otro. Él también tiene tanto dinero que no sabe qué hacer con él. Él también tiene un puesto envidiable administrando dinero, esta vez en Janus Capital Group. Y sigue siendo una estrella de rock que hace que todos paren la oreja cuando habla de bunds alemanes o tasas de interés de la Reserva Federal.

Pero este Gross busca algo aún más esquivo que la fama y la fortuna. Busca redención, incluso una especie de amor. A los 71 años, siente el peso de la edad. Calcula que le quedan algunos años buenos para demostrar que el nuevo Bill Gross es tan bueno como el viejo. Quizá mejor.

Búsqueda de amor

Los mejores inversores, dice Gross, son “personas muy necesitadas, nada les alcanza”. También está hablando de sí mismo: “Es una búsqueda neurótica de amor”.

En su medio, lo que Gross llama amor es tan romántico como una mesa de bonos. Se refiere al rendimiento de las inversiones y el aplauso que este trae. Era la estrella más deslumbrante de Pimco… hasta septiembre, cuando de pronto se encontró mirando desde afuera la firma que cofundó en 1971. Pasados muchos meses, Gross todavía está tratando de asimilar lo que ocurrió. Se siente mejor que en diciembre, que fue un momento muy malo, dice. Pero extraña el amor. Su esposa Sue todo el tiempo le dice que lo supere.

Pero Bill Gross se niega a inclinarse ante nadie… menos que menos ante Bill Gross. En estos momentos, pasa mucho tiempo mirando por sobre el hombro. Todos los días a las 3 de la tarde hora de California, revisa el desempeño diario de los fondos de bonos de Pimco que solía gestionar. “Paso una buena noche si a mí me va mejor y una noche no tan buena cuando no me va mejor”.

Gross insiste en que no quiere construir otra Pimco. Y reconoce que nunca le interesó mucho el día a día de dirigir gente. “Yo solo quería manejar dinero y ser famoso”, dice. Que nadie pudiera reproducir lo que es Pimco –ni las décadas que Gross pasó allí- es lo que lo hace que lo que hizo sea algo tan extraordinario, señala. “Siempre fui así; estoy dispuesto a ir al extremo para ser especial”.

Publicidad

Tendencias