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Una lección de Grecia: Cuidado con los profetas del auge

Una lección de Grecia: Cuidado con los profetas del auge


En 2010, mientras Grecia firmaba un acuerdo de rescate con el Fondo Monetario Internacional, los pronósticos del FMI y la Comisión Europea sugerían que el ratio deuda-PIB del país tocaría techo por debajo de 150 por ciento del producto interno bruto en 2012. Los pronósticos también indicaban que el PIB griego sería en 2015 un 8 por ciento mayor que en 2011. Esa visión optimista del futuro se basaba en la presunción de que Grecia pasaría de tener el crecimiento de la productividad más bajo de la zona del euro a ubicarse entre los más altos, así como el mayor porcentaje de participación de la fuerza de trabajo y un índice de desempleo igual al de Alemania.

Nadie –tampoco el FMI- sigue creyéndolo. Las últimas estimaciones sugieren que el PIB de Grecia será un 10 por ciento menor que en 2011. ¿Por qué esos primeros diagnósticos fueron tan idílicos? El FMI, la UE y otras instituciones tienen la tradición de hacer pronósticos de crecimiento en extremo optimistas en tiempos de crisis. Combatir esa tendencia reduciría de manera significativa el daño de futuras crisis.

La deuda crece cuando las economías vacilan. Por medio de una muestra de países en vías de desarrollo, el economista de la Universidad de Nueva York Bill Easterly mostró en un reciente trabajo que el ritmo de crecimiento tiene una fuerte relación con los niveles de endeudamiento. Sugirió que las economías en vías de desarrollo que experimentaron un crecimiento acelerado entre 1975 y 1994 tuvieron un aumento de 1 por ciento anual de los ratios deuda-PIB. En los países donde el crecimiento declinó, por otro lado, la relación deuda-PIB trepó más rápido, entre 3 por ciento anual en el caso de los que tuvieron una desaceleración moderada y 7 por ciento en aquellos que experimentaron la declinación más abrupta. En su análisis, demostró cómo el mismo patrón se aplica a los países de la zona del euro después de la crisis financiera.

Al mismo tiempo, Easterly demostró que los países inmersos en crisis de deuda son más proclives a pronósticos de crecimiento optimistas. Tal como pasa con el FMI y la Comisión Europea en el caso de Grecia, el Banco Mundial y el FMI elevaron los pronósticos de crecimiento para esos países a los efectos de estimar la sostenibilidad de la deuda. Easterly determinó que los pronósticos sobre países pobres muy endeudados en la década de 1990 y principios de la de 2000 eran demasiado positivos, dado que vaticinaban un crecimiento de un promedio de 1 por ciento anual. Investigadores del FMI coinciden con él: Hans Gemberg y Andrew Martínez, de la Oficina de Evaluación Independiente del fondo, sugieren que los pronósticos de la organización “tendieron a ser en exceso optimistas en momentos de recesión global, regional y nacional”.

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