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Operación de Piñera y hermanos Solari para desafiar negocio por embotelladora de Coca Cola en Perú hace recordar caso Chispas

Operación de Piñera y hermanos Solari para desafiar negocio por embotelladora de Coca Cola en Perú hace recordar caso Chispas

En esa operación Piñera se sintió perjudicado, ya que no recibiría lo mismo que el grupo controlador y terminó negociando por separado con Endesa España un mejor precio para sus acciones. Hace unas semanas el gigante mexicano Arca acordó pagar US$ 760 millones por Lindley de Perú al grupo controlador. Piñera y los Solari junto a otros minoritarios alegan que en esta condición los dejaron fuera del negocio. LarrainVial a nombre de terceros también se sumó al cuestionamiento.


La historia se repite. En 1997, cuando Endesa España ofreció pagar US$1.500 millones por el control de Enersis, muchos accionistas minoritarios resultaron perjudicados. Sebastián Piñera fue uno de ellos, pero operó con éxito para eventualmente sacar un mejor precio para sus acciones.

Aquella oferta era por el 30% de las acciones que estaban en manos de cinco sociedades conocidas como Chispas. Sin embargo, no todos recibían lo mismo.

A los tenedores de la serie B, dueños del 0,06% de las acciones y que pertenecían a 14 ejecutivos que administraban el holding –liderados por José Yuraszeck–, se les pagó US$500 millones, mientras que a los tenedores de la serie A, que representaban el 99,94% de las Chispas, les llegaban los mil millones restantes. En definitiva, las acciones B valían 750 veces más que las A.

La razón para esta diferencia estribaba en que las acciones serie B tenían el control de Enersis , pues con apenas el 0,06% de los papeles elegían a 4 de los nueve directores. Ese fue el argumento esgrimido por los 14 ejecutivos que vendieron y, como no existía una Ley de Oferta Pública de Acciones (OPA), la transacción podría haber sido exitosa si es que no hubiera pasado a llevar los intereses de los grupos económicos más importantes del país, que montaron en cólera. El punto de inflexión se dio en el Instituto Carlos Casanueva en septiembre de 1997, cuando José Yuraszeck tuvo que enfrentar un duro cuestionamiento por parte de empresarios y altos ejecutivos, como Arturo Mackenna o Sergio de Castro, en el marco de un seminario de Generación Empresarial.

Uno de los hombres de negocios que se sintió perjudicado por la operación y que en esa época ocupaba el cargo de senador, fue Sebastián Piñera. No pasó un período muy largo de cuestionamiento a la transacción cuando el parlamentario de Renovación Nacional presentó un proyecto de ley para reformular la Ley de Valores.

Mientras tanto los accionistas de la sociedad Luz, liderados por Moneda –Sergio Undurraga y Pablo Echeverría– y Chilemarket –Vicente Muñiz–, comenzaron una dura negociación con Endesa España con el objeto de conseguir un mejor precio. Muñiz señaló en su momento que cuando todo estaba listo para la firma y poner fin a las conversaciones se enteraron de que, por otro lado, el equipo de Sebastián Piñera –encabezado por José Cox– había estado negociando y que, en virtud de eso, Endesa España había arribado a un acuerdo con sus representantes para traspasarles el 8% de acciones de la serie A a cambio de las que poseía en otras Chispas.

De esta manera –como consignan los medios de la época–, la solución del problema planteado por la sociedad Luz a Endesa España se firmó en dos piezas separadas. En una José Cox y, en la otra, los representantes de Pionero, Moneda Asset y Chilemarket.

La batalla de Lima

18 años más tarde, esta vez en Perú, Piñera está metido en una nueva batalla para evitar salir perjudicado en una millonaria operación por el control de Lindley, la embotelladora de Coca-Cola en Perú.

Hace unas semanas el gigante mexicano Arca acordó pagar US$ 760 millones por Lindley de Perú y US$ 150 millones al grupo controlador por separado para retirarse de la industria embotelladora en forma permanente y no armen otro negocio que les compita.

Sebastián Piñera, junto a los hermanos Piero, Sandro y Carlo Solari, están desafiando la compra de la embotelladora y generando ruido en el mundo empresarial de ese país. Alegan que los dejaron fuera de la operación injustamente y que el negocio solo beneficia a la familia controladora. LarrainVial también es parte del cuestionamiento a nombre de terceros.

Critican no solo la venta y cómo se negoció, sino que también un acuerdo paralelo en que la embotelladora acordó venderle tierras de su propiedad a la familia controladora por US$ 137 millones. Dicen que la venta no fue transparente, que no se solicitaron ofertas que compitiesen y a los minoritarios no se les informó. “Nosotros también éramos dueños de esas tierras, por qué entonces no nos consultan”, se queja un inversionista minoritario cuya participación es a través de LarrainVial.

Bloomberg revela que Fratelli Investments  –controlada por los hermanos Solari– escribió una carta a los reguladores peruanos pidiéndoles revisar la operación. La carta cuenta con el apoyo de Bancard, la sociedad de inversiones de Piñera, pero no la firmó. El regulador se negó a confirmar la recepción de la carta cuando fue contactado por Bloomberg.

Fuentes que conocen la molestia de los inversionistas chilenos manifiestan que la venta fue estructurada en “una forma bien curiosa», ya que solo beneficia a los controladores. Explican que hay cuatro tipo de acciones en Lindley y la oferta es solo para la familia Lindley. Puntualizan, asimismo, que hay 2.600 accionistas, entre ellos trabajadores de la empresa, a los cuales no les llega nada. Y hacen hincapié en que solo los que tienen acciones con derecho a voto se benefician «y esos son la familia Lindley”.

Los inversionistas, desafiando la operación, tendrían casi el 7% de Lindley a través de lo que llaman “acciones de inversión”, pero este medio no lo pudo confirmar.

Además de Fratelli, Bancard y los inversores vinculados a LarrainVial, el grupo que cuestiona el acuerdo incluye a Andino Asset Management, que cuenta con el fondo soberano de Noruega entre sus clientes.

«En Perú no hay ley de Opas propiamente tal y existe entonces el espacio para que la venta se estructure de esta forma», explica un conocedor de la operación.

De acuerdo al análisis de Bloomberg, la venta será un negocio lucrativo para la familia Lindley. Arca pagó US$ 2,95 por acción con derecho a voto, más de tres veces el valor actual de las acciones de inversión que cotiza en la Bolsa de Valores de Lima.

Asimismo, el presidente de Lindley, Johnny Lindley, recibió otros US$ 1.3 millones para sus acciones sin derecho a voto, u 89 centavos por acción.

Una fuente citada por Bloomberg acusa que los directores de la empresa no cumplieron con su deber de proteger los derechos de todos los accionistas o, incluso, informar a los accionistas minoritarios que las negociaciones estaban en marcha.

El fundador de Andino Asset Management expresó que quieren que Arca y Coca-Cola “se sienten y digan que tienen ciertos estándares de gobiernos corporativos alrededor del mundo y debemos ofrecerles un precio justo”.

La operación de Arca en Perú abrió especulación respecto a que la embotelladora mexicana junto a su rival FEMSA tendrían ahora los ojos puestos en Chile, donde Embonor y Andina son vistas como objetivos de inversión en un escenario en que Coca-Cola está incentivando que sus embotelladores se fusionen. De hecho, las acciones de las dos empresas chilenas se han disparado este año ante rumores de que los mexicanos las estarían sondeando para hacer una oferta.

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