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En el “Día de la Competencia”, Fiscal Nacional Económico celebra a costa de la industria de los pollos y con defensa del libre mercado 


En el “Día de la Competencia”, Fiscal Nacional Económico celebra a costa de la industria de los pollos y con defensa del libre mercado 


Héctor Cárcamo
Por : Héctor Cárcamo Periodista El Mostrador Mercados
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Con el caso del cartel del Tissue fresco, Felipe Irarrázabal criticó ácidamente a Agrosuper, Don Pollo y Ariztía y aseguró que, si bien no se puede eliminar por completo la colusión en el país, el libre mercado sigue vigente e incuestionable. 



Felipe Irarrázabal estaba a sus anchas. En Casa Piedra, celebrando el “Día de la Competencia», con algunos abogados de ese mundo, y sin empresarios, excepto el dueño de casa, Agustín Edwards del Río, dueño del centro de eventos donde tuvo lugar el encuentro.

El titular de la Fiscalía Nacional Económica (FNE) sabía de las expectativas que genera públicamente, dado que lidera la investigación del cartel del papel Tissue que encabezaron por al menos diez años el holding de los Matte, CMPC, y la sueca SCA, que al principio se llamaba PISA, cuando era del empresario Gabriel Ruiz-Tagle.

Por eso en el inicio de su discurso aclaró que no abordaría el caso que hoy tramita el Tribunal de Defensa de Libre Competencia (TDLC). Pudo generar desgano, pero el recorrido de su presentación dejó varias perlas y una defensa a ultranza del libre mercado.

Para ello, los damnificados fueron las tres empresas que protagonizaron la colusión de los pollos: Agrosuper, Ariztía y Don Pollo.

“No parece adecuado hacer la típica cuenta pública como si no hubiera pasado nada”, reconoció el fiscal, abriendo un relato sin tapujos.

El ‘éxito’ de la FNE y TDLC y la defensa al libre mercado

Antes, autoalabó la gestión del sistema de libre competencia. «La FNE, el TDLC y la Corte Suprema, cumplen su rol, la PDI y Carabineros han entendido lo que hacemos», aseguró.

Pero el fiscal reconoce que hay insatisfacción en la población por los resultados de las investigaciones y las sanciones conseguidas. Aun más, percibe que el modelo económico, con libre mercado de por medio, también está en cuestión. Y no está de acuerdo.

“¿Cómo definimos éxito? (del sistema de libre competencia)… No nos ilusionemos con la idea de un mercado impoluto donde no vaya a existir infracciones de ninguna especie. El sistema de libre competencia funciona en la medida que desincentivemos la tendencia a que las empresas se cartelicen o abusen de posición de mercado”, lanzó.

Y es que, en su opinión, esto es parte del libre mercado. “Infractores habrá siempre”, sostuvo, advirtiendo que eso es producto de “la libertad que la economía da a sus infractores, libertad que da muchísimos beneficios a la forma en que se organiza la sociedad”.

Recalcó que la economía de mercado no puede evitar el 100% de los carteles. “Hacerlo o tender a ese idea sería aniquilar la economía de mercado, lo mismo ocurre en otros países, incluso los que tienen sistemas consolidados de libre competencia”.

En su opinión, cuestionar la legitimidad del sistema de mercado por el hecho de que “haya algunos infractores” no es razonable, el punto está en los incentivos. “No se entierra la economía de mercado porque descubrimos que hay empresas o personas que se aprovechan de ella. Es justo lo contrario. Podría haber un entierro si el Estado no se preocupa de defender a los mercados, con todos los mecanismo legales que tenga”, agregó.

Lo clave, advirtió, es que a los que atentan contra la libre competencia les salga “carísimo abusar de la libertad, ser pillo y saltarse las reglas de un juego limpio”.

Lo más importante, puntualizó, “es lo que no vemos”, apuntando al objetivo de “desincentivar la formación de carteles por miedo a las posibles sanciones futuras que experimentan las personas que conforman las empresa y desbaratar a las que existen por decisión de las mismas empresas”. En resumen, “que formar un cartel sea un mal negocio”.

En su opinión, la FNE ha demostrado que usa bien los instrumentos que la ley le dio en 2009, los que le permiten allanar e interferir teléfonos. Con ello, explicó, se han podido descubrir carteles en su origen, como el de buses Lo Vasquez.

Pero más importante aún, el allanamiento a las oficinas de Don Pollo y el gremio que agrupaba a las empresas productoras de aves, APA. Estos casos han validado, desde el punto de vista constitucional y de su aplicación, el diseño y la aplicación del sistema de libre competencia, afirmó.


Los pollos a la mesa

Pero Irarrázabal estaba preparado para cobrar el juicio con Agrosuper, Ariztía y Don Pollo y asignarles responsabilidad en el desprestigio del libre mercado. Desplegó ironía y duras palabras contra la actuación de estas empresas y, en particular, por las palabras de Gonzalo Vial a la prensa en 2014, cuando perdió en el TDLC.

“Uno se pregunta por qué existe el malestar, a pesar de lo ‘entre comillas’ exitoso que parece ser el sistema de libre competencia. Para algunos pareciera que la FNE no consigue objetivos, a pesar de ganar casos no es suficientemente disuasoria. También se entiende que algunos piensan que puede haber muchos más casos sin descubrir, lo que implica que la economía de mercado sea una ficción afiebrada de un texto de economía”, introdujo.

Luego mostró algunas declaraciones y evidencias de la colusión de las empresas que producen pollo, invitando a que nos “detengamos en un par de ejemplos que denotan el desparpajo con que ciertas personas pueden alentar el panorama negativo”.

El fiscal leyó el punto número uno del acuerdo de 1994-1995, firmado por las empresas cuya colusión se descubriría más tarde. “El cumplimiento del acuerdo está basado en el honor de los suscriptores… era que no”, ironizó.

Luego leyó el punto tres, que señalaba que los precios mínimos se determinaron sobre la base del mercado. “Muchas gracias, señores empresarios”, remató. Y la tercera, en el mismo punto: “Es la intención de los suscriptores mantener márgenes de utilidad similar en el tiempo”. En ese momento pareció apiadarse. “No quiero seguir, me podría festinar, pero…”, mientras la audiencia reía de buena gana.

Pero no paró.  Comentó que hizo una apuesta en la Fiscalía después que ganaron el caso, para ver quién podía definir mejor el cartel “y nadie lo logró”.

El relato sabroso mejoraba. Mostró las declaraciones hechas a un diario por parte del dueño de Don Pollo en los años en que comenzaban a armar la colusión con Ariztía y Agrosuper. “Para qué pelear con Super Pollo (la competencia), mejor es convivir. Como se dice, si viene un enemigo muy poderoso mejor únanse a él, en los pollos pretendemos mantener el mercado que hemos conquistado y crecer junto al país. Con Ariztía y Agrosuper tenemos una asociación gremial (APA) muy fuerte, a través de la cual hemos logrado acuerdos con respecto a lo que le corresponde a cada uno en el mercado”, citó. Y el broche de oro. “Y para terminar, para que quede clara la idea, digamos”, leyó la frase final de la entrevista en que el socio de Don Pollo decía, suelto de cuerpo, que “no nos vamos a quemar por el 1% más”.

La conclusión de Irarrázabal fue lapidaria: “Eso es del 2007, es impresentable… es impresentable”.

Pero el fiscal tenía más para compartir. Volvió a la incautación a Don Pollo y APA, mostrando al público algunas presentaciones que preparaba el gremio a los coludidos en 2009, año en que la FNE ya tenía las nuevas facultades de investigación, como allanar e intervenir teléfonos. “Miren las slide que estaba preparando la asociación gremial que en paz descanse, porque la Corte Suprema decretó su cierre después de 50 años”, decía, ufanándose de lo que leía.

Los documentos mostraban que APA sabía que la FNE estaba investigando posibles colusiones en distintos mercados y, por ende, el gremio daba instrucciones a sus asociados. “Es prioritario procurar un estricto apego a la normativa”, decía, y se está «averiguando cómo hacer incautación y levantamiento de datos”.

Luego la misma diapositiva indicaba que “la primera será la corrida”. “¿Saben ustedes cuál es la primera? La de ellos”, condimentaba Irarrázabal mientras leía.

La transparencia agregaba que “van a ir (la FNE) primero a las asociaciones que están más concentradas…”.
Irarrázabal parecía retrotraerse a la primera vez que leyó esa información. “Ellos mismos ya tenían clara la visión sobre lo que podía ocurrir a propósito del cambio legal”, comentó.

El «desparpajo» de Vial

Finalmente, revisó las declaraciones de Gonzalo Vial a El Mercurio –sin nombrarlo– a fines de 2014, después que el TDLC ratificara la acusación de la FNE. “Estas son declaraciones en la prensa, de dueños de empresas del caso pollos que también creo que provocan una irritación en relación con la misma población, por el desparpajo…  ‘Este –se refiere a mí– es un señor que se quiso lucir’”, leyó, mientras el público disfrutaba de buena gana, para luego citar otra parte en que Vial señalaba que el TDLC se ensañó con ellos. “Es un Tribunal de la República, imagínese que alguien diga que se ensañó. Estas declaraciones son después que pierde en el TDLC, luego perdió 5 a 0 en la Suprema. Tendrá que decir que la Corte Suprema también se ensañó”, continuó.

Las últimas frases de Vial las disfrutó como ninguna. En la misma entrevista de 2014, el empresario señalaba que era imposible “manejar un cartel con 6 emails al año” y que “a esta gente (la FNE) le falta calle”. “Todavía no sé lo que significa eso”, cerró el titular de la FNE.

Después Irarrázabal criticaría las palabras de APA, luego que la Suprema no solo decretara su cierre como gremio sino que la obligara a pagar casi US$ 2 millones, multa que no había impuesto el TDLC.

“Miren la declaración de APA, ¡después de litigar cuatro años!, después del fallo de la Suprema, que es contundente, que dice claramente que hubo un cartel”, ilustraba Irarrázabal al citar las palabras del gremio que se quejaba, pues el fallo de la Suprema “no se ajusta a la veracidad de los hechos”.

Más tarde volvería a los correos entre los coludidos donde acordaban la producción de cada uno, preguntándose el fiscal si “¿eso no es limitar la producción? Todo esto bajo alero del gremio, eso es irritante!”.

Aunque luego pasaría a explicar los cambios legales que se están aprobando en el Congreso –entre ellos, el alza de las multas y la sanción con cárcel a la colusión–, Irarrázabal siempre volvió al ejemplo de los pollos, su último gran triunfo y que se suma, entre los más renombrados, al de las farmacias, cuyas multas también fueron confirmadas al igual que el cartel.

En su mensaje final advertiría que es necesario mantener la inamovilidad de quien esté en su cargo para conservar la independencia del fiscal, al mismo tiempo que deslizó una crítica al Ministerio Público, señalando “que es clave la cultura de confidencialidad de las actuaciones, en claro contraste con otros servicios públicos”.

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