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Los precios del petróleo y la economía mundial Opinión

Los precios del petróleo y la economía mundial

Las razones principales que explican la acotada volatilidad de los precios del petróleo frente a una situación tan delicada, se relacionan con las expectativas de los agentes económicos respecto de la economía mundial y la disponibilidad de reservas y producción de petróleo fuera de la OPEP.


La Reserva Federal de Estados Unidos recortó las tasas en 25 puntos base la semana pasada y habríamos esperado que el petróleo, que se transa en dólares, se viera beneficiado por esta medida. Sin embargo, al día siguiente tanto el WTI como el Brent cayeron en alrededor de un 3%.

La producción de la OPEP en el mes de julio recién pasado llegó a solo 29 millones de barriles diarios, niveles de producción similares al año 2011, una disminución de 280 mil barriles respecto del mes anterior y que se agregan a los recortes acordados con Rusia por 1,2 millones de barriles por día hasta marzo del 2020.

A lo anterior se agrega la disminución de la producción de petróleo en Libia  a menos de 1 millón de barriles por día; las sanciones a Irán que han significado una menor exportación de ese país y que apenas llegaron a los 400 mil barriles por día en junio, y Venezuela, con su crisis interna que le impide aumentar su producción a los niveles históricos. La suma de Irán, Venezuela y Libia ha significado alrededor de 4 millones de barriles que han salido de los mercados mundiales del petróleo durante los últimos años. Al mismo tiempo, la demanda mundial ha seguido aumentando sostenidamente en alrededor de 1 millón de barriles cada año.

Sumemos la tensa situación en el estrecho de Ormuz entre Estados Unidos e Irán, que amenaza con sacar del mercado unos dos millones de barriles, y la captura del tanquero Iraní en Gibraltar por el Reino Unido, lo que nos muestra un panorama global, al menos, de alto riesgo para asegurar el balance mundial de oferta y demanda de petróleo en el corto plazo.

Un escenario como el descrito, habría significado hace unos pocos años un alza en los precios del petróleo por sobre los 80 dólares el barril y estaríamos discutiendo y lamentando un aumento significativo de los precios de las gasolinas en nuestro país.

Las razones principales que explican la acotada volatilidad de los precios del petróleo frente a una situación tan delicada, se relacionan con las expectativas de los agentes económicos respecto de la economía mundial y la disponibilidad de reservas y producción de petróleo fuera de la OPEP.

Nuevamente es oportuno recordar que hoy existe en el mundo suficiente petróleo para abastecer la demanda y que el temido “peak oil”, del cual se escribieron miles de páginas en la primera década de este siglo, definitivamente no ocurrirá. Las reservas mundiales de petróleo han seguido aumentando en la última década y ni la OPEP, que ya no tiene el poder de aquel temido cartel de los noventa, ni la disminución de la producción en países como Venezuela, ponen en serio riesgo el abastecimiento mundial de crudo.

Luego que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, comentara que la reducción de tasas no era suficiente y anunciara que impondría nuevos aranceles a las importaciones chinas por 300 mil millones de dólares, el precio del petróleo de referencia de Estadas Unidos, WTI, cayó un 8%, su mayor caída en cuatro años.

El colapso del precio del petróleo la semana pasada fue la mayor caída diaria en los precios del crudo WTI desde febrero de 2015, cuando la producción de “shale oil” y “tight oil” (reservorios no convencionales) en Estados Unidos crecía sostenidamente y la OPEP trataba de mantener su poder y la cuota de mercado produciendo sin restricciones.

El objetivo de la OPEP era colapsar el precio para sacar a los productores de reservorios no convencionales. Claramente, esta estrategia no dio los resultados esperados. Estados Unidos ha duplicado su producción de petróleo en los últimos 10 años, es hoy el mayor productor mundial y es la principal razón por la cual las reducciones de producción de la OPEP y Rusia no han generado impactos mayores sobre el precio del barril.

El suministro de crudo no es, por lo tanto, un problema. La variable de mayor influencia se encuentra en los indicadores de la industria manufacturera de las principales economías mundiales.

En la zona euro, la actividad manufacturera durante el segundo trimestre de este año se contrajo a su tasa más alta desde finales de 2012; la demanda global de carga aérea disminuyó en el segundo trimestre del año y el producto interno bruto de Estados Unidos aumentó a una tasa de 2,1% en el segundo trimestre, por debajo del 3.1% de trimestre anterior. Los economistas parecen estar de acuerdo en que la medida de la Reserva Federal tiene como objetivo evitar una mayor desaceleración de la economía norteamericana. A todo esto, se debe agregar el impacto negativo que puede tener en el crecimiento de China la guerra comercial con Estados Unidos.

Las señales de desaceleración que muestra la economía mundial anticipan un menor crecimiento de la demanda de petróleo y sostiene los precios de los principales crudos de referencia, WTI y Brent, alrededor de los 60 dólares los 159 litros.

Sin embargo, la tensión geopolítica en torno a Irán, la guerra civil en Libia, la incapacidad de Venezuela para revertir la caída de su producción y un próximo peak de crecimiento de la producción en Estados Unidos, pueden significar una escalada de los precios por sobre los 80 dólares el barril, en muy corto tiempo. El contexto es frágil, y a diferencia de lo que vemos hoy, históricamente el precio del petróleo ha reflejado dicha fragilidad.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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