La estatal dio una nueva vida bajo tierra a la inmensa mina de cobre Chuquicamata, una apuesta ambiciosa y que marca además el fin de la era de Nelson Pizarro en la cuprífera.
La mina de cobre Chuquicamata fue inaugurada este miércoles en su versión subterránea como resultado de la reconversión de rajo abierto a explotación bajo la superficie para dar otros 40 años de vida al centenario yacimiento de Codelco.
Frente a los dos túneles de acceso y salida, de más de tres metros de diámetro hacia el interior de la mina, el mandatario Sebastián Piñera, y el saliente presidente ejecutivo de Codelco, Nelson Pizarro, cortaron la cinta que pone en marcha oficialmente la nueva era de Chuquicamata.
“Codelco tiene que reinventarse todos los días y lo que estamos haciendo hoy es inaugurar una mina subterránea que reemplaza lo que fue la mina tajo abierto más grande del mundo, por la mina subterránea más moderna del mundo, es parte de ese proceso de cambio de innovación, que es una exigencia a la cual nadie puede restarse», destacó el Mandatario.
En esta línea, Piñera fijó nuevos desafíos y señaló al futuro presidente ejecutivo de Codelco, Octavio Araneda que “vamos a tener que mejorar la productividad de Codelco. Codelco está en el tercer cuartil de productividad y el desafío, y compromiso que tenía el actual presidente ejecutivo, y que tendrá el nuevo presidente ejecutivo, es pasar del tercer al segundo cuartil en materia de productividad y eso es un desafío muy grande que va requerir la contribución de todos”.
El fin de las operaciones a cielo abierto está programado para diciembre de 2020, tras 104 años de extracción de cobre. En tanto, la parte subterránea tiene previsto un incremento de las actividades en los próximos siete años para alcanzar una producción diaria de 140.000 toneladas de material para 2026.
Una cifra que supondrá, según explicó Pizarro, una producción anual de 320.000 toneladas de cobre fino y más de 16.000 toneladas de molibdeno fino.
Esta obra de minería, con una inversión de 5.000 millones de dólares, la más grande de la historia de Codelco, buscará explotar una reserva de 1.028 millones de toneladas del yacimiento en cuatro décadas.
Un cobre con una ley del 0,82 %, lo que supone que de cada cien kilos de material extraído habrá 820 gramos de cobre, unas cifras superiores a las que estaba registrando hasta ahora la mina a rajo abierto.
«A lo largo de una década realizamos cerca de 150.000 metros de sondajes para contar con la información más precisa posible para saber si existía un proyecto rentable en Chuquicamata. Y los estudios nos dieron la razón: el potencial estaba. La dimensión del yacimiento seguía siendo gigantesca», dijo Pizarro.
Para conseguir los objetivos planteados por la empresa estatal chilena, la obra de infraestructura ha sido gigantesca.
«Fueron ocho años de ejecución, con 13.000 personas contratadas durante el pico de la construcción y 400 personas de equipo de Codelco que lideraron este trabajo. Durante la construcción de todo el proyecto utilizaremos 30 millones de horas por hombres totales directas y más de un millón de horas por hombre de ingeniería», afirmó el presidente de Codelco.
Bajo el rajo de más de un kilómetro de profundidad, Chuquicamata subterránea explotará otros 898 metros bajo tierra en tres niveles que se irán generando a medida que el superior sea agotado completamente a través de la destrucción de la roca por medio de erosión hídrica.
Y para llegar hasta el cobre, Codelco ha necesitado construir tanto los túneles de ventilación como los de extracción de materiales.
En total dos conductos de 4,3 y 4,4 kilómetros, respectivamente, para inyectar desde la superficie aire limpio al interior de la mina, y otros dos de 6,3 y 7,5 kilómetros para el tránsito bidireccional de maquinaria y la instalación de la correa transportadora del material extraído.
Unos túneles que próximamente serán recorridos por camiones y volquetes autónomos manejados por operarios fuera de la mina, una novedad que pone al yacimiento subterráneo en la punta de innovación en minería.