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Piñera designa a ministro de Energía cercano a la industria e ignora conflictos de interés


El Gobierno volvió a tropezar con la misma piedra: designó a un ministro que tendrá a cargo un sector al que estuvo ligado 18 años como empresario. Copec es la mayor distribuidora de combustibles de Chile con un 60% del mercado y dado que aún no se ha cerrado la discusión por la rebaja del impuesto específico, Jorge Bunster, como ministro de Energía, tendrá que dar su opinión.

En juego está el futuro de la matriz energética, un posible impuesto al carbono y casi US$ 15.000 millones en proyectos de una industria que representa el 2.6% del PIB

Por su cargo él formará parte del Consejo de Ministros encargado de aprobar proyectos energéticos como ocurrió con Isla Riesco, en el cual los grupos Angelini y Von Appen son socios en partes iguales y que extraerá carbón de Magallanes para abastecer, entre otras, a la central térmica Guacolda, cuyos dueños son también Angelini y Von Appen.

Durante los dos años que le quedan al Gobierno, Bunster será pieza clave para impulsar la meta de duplicar la matriz energética de Chile en el próximo decenio. En especial, para la industria minera que proyecta inversiones por US$ 91 mil millones para ese período.

Este ingeniero comercial, con un postgrado en la Universidad de Navarra, ocupará por derecho propio la presidencia de Enap, que le vende los combustibles a las distribuidoras —Copec, Shell, Petrobras e independientes— y que, obviamente, están interesadas en que lo haga al menor precio posible.

Bunster fue durante 18 años, hasta enero de 2009, gerente general de la división de combustibles de Copec y no debe haber olvidado un antiguo episodio que enfrentó a Copec y Enap. La compañía del grupo Angelini importó petróleo en forma directa; la venganza de la Enap fue bajar los precios para desmotivar cualquier intento de competencia. Sin embargo, Metrogas, filial de Copec, y Enap, están hermanadas junto a Endesa y una multinacional británica en la propiedad del terminal de Gas Natural Licuado de Quinteros, lugar desde el cual será distribuido a lo largo del país.

No pasó una hora de la designación del nuevo ministro y el presidente del sindicato de Enap y miembro del directorio, Jorge Fierro, afirmaba a El Mostrador Mercados que “nos llama la atención que el nuevo ministro sea de las filas de Angelini y que haya sido gerente general de Copec por 16 años (sic) y hoy sea quien esté sentado como presidente de Enap, cuya principal competencia es Copec”.

En cuanto el Presidente Piñera le informó que sería el nuevo ministro de Energía, Bunster esta mañana dio la orden de vender sus acciones de Copec y Enersis. En la primera, tenía 33.262 acciones valorizadas en $263 millones. En Enersis, el mayor conglomerado energético, su paquete accionario era de 43.878 papeles por un valor de $8,7 millones.

Era un secreto a voces que en el Gobierno había dos nombres para llenar la vacante dejada por Rodrigo Álvarez: Cristián Leay, al que apoyaba Pablo Longueira desde Economía y Julio Dittborn, a quien respaldaba la UDI.

Los gremios querían a un hombre cercano a la industria, cuyos proyectos son resistidos por la ciudadanía; el hombre escogido es parte del ADN del negocio.

Bunster ocupó el cargo más alto en la división de combustibles de Copec, aunque no fue parte del núcleo duro de Anacleto Angelini. Ese status lo tenía Felipe Lamarca, ex presidente ejecutivo del holding, su hombre más político —fue presidente de la Sofofa entre 1997 y 2001— que dio la pelea por la diversificación de sus negocios. Otro protegido —a quien consideraba el hijo que nunca tuvo— fue Alejandro Pérez, ex presidente de Celulosa Arauco y Constitución, calificada ésta como la mayor fuente de utilidades del holding.

Por su parte, Bunster, durante su gerencia general de la división de combustibles de Copec se encargó de hacer crecer la distribución minorista en Chile y ampliar el rubro con la compra de la colombiana Terpel en Ecuador, Panamá, Perú, México y Chile.

El grupo Angelini pudo ser el mayor actor del negocio energético, pero se quedó solamente con un pedacito de la torta. Tomó participaciones minoritarias: un 39% en Metrogas; un 20% en Gener; un 7,7% de CGE, vendiendo después de un tiempo las dos últimas. También, las distribuidoras Saesa y Frontel, filiales que venían incluidas en Copec cuando Angelini la compró en 1986. Fue el mejor negocio de su  vida y lo hizo tardíamente a los 72 años. Se quedó en Metrogas, que perdió su atractivo cuando Argentina incumplió los contratos de venta de gas natural. Y Abastible, la segunda distribuidora de gas licuado del país, que también estaba en el paquete de Copec.

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