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Persisten las dudas sobre la capacidad de Europa de solucionar la crisis


“Para decirlo en pocas palabras: no vamos a pagar”, dijo Alemania.

La amenaza no procedió de Angela Merkel, que se ve presionada a salvar Europa de una avalancha de deuda. Fue un raro estallido de su predecesor proeuropeo Helmut Kohl contra los pedidos de que Alemania aportara más al presupuesto común europeo en 1998.

Alemania terminó por pagar, lo que ilustra las contorsiones por las que ha atravesado en aras de la unidad de Europa. En la actualidad, Merkel enfrenta crecientes presiones para hacer concesiones aun mayores y poner la fuerza económica de Alemania detrás de un sistema integrado de banca y crédito a los efectos de mantener intacto el euro. La cuestión es si, después de dos años de resistencia, la principal potencia de Europa puede actuar con rapidez y decisión.

“Creo que seguirá apostando a algo gradual. Aún no hemos llegado al punto de estar ante el precipicio”, dijo Paul de Grauwe, profesor de la London School of Economics y dos veces candidato belga a un cargo en el Banco Central Europeo. “Vuelve a dar la impresión de que se van a pacificar los mercados de forma temporaria, hasta que sea evidente que no va a bastar”.

La ajustada victoria de las fuerzas proeuropeas en las elecciones griegas le dio tiempo a Europa sin solucionar las diferencias entre las economías exportadoras del norte, prudentes en el plano fiscal, y las del sur, más orientadas al bienestar social.

Aumento efímero

El optimismo tuvo ayer corta vida, dado que los aumentos iniciales de los bonos españoles e italianos y del euro se evaporaron. El tiempo de gracia se agotará el 28 y 29 de junio, cuando los gobernantes europeos se reúnan en su 19º cumbre desde que la promesa de “salvaguardar la estabilidad financiera de la zona del euro” que se hizo en febrero de 2010 inició un proceso de experimentación en lo relativo a fortalecer las bases de la moneda.

Los gobernantes de Europa se encuentran en situación de haber avanzado más de lo que imaginaban hacia una economía unificada sin avanzar lo suficiente. Más de 386.000 millones de euros (US$ 486.000 millones) en compromisos de préstamos a Grecia, Irlanda y Portugal —más otros 100.000 millones de euros para los bancos españoles— violan por lo menos el espíritu de la regla de “no rescatar”.

Las compras de unos 211.000 millones de euros de bonos por parte del banco central fueron tan poco ortodoxas que provocaron la renuncia el año pasado de los dos alemanes del consejo de políticas del banco. El banco central alemán, la voz más poderosa en el seno del BCE, se opuso ayer a nuevas medidas de responsabilidad compartida de las deudas nacionales.

La crisis hace que sea más urgente una centralización de la administración de la deuda al estilo estadounidense al tiempo que genera mayores obstáculos para ello. “Europa no es Estados Unidos, y tenemos una trayectoria histórica muy diferente”, dijo el Comisionado Monetario y Económico de la UE, Olli Rehn”.

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