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El aumento de las dudas obliga al Tesoro español a pagar un interés récord por la deuda


El incremento de la presión contra España en los mercados ha pasado esta mañana una importante factura al Tesoro, que se ha visto obligado a pagar el interés más alto por su deuda a dos, cinco y siete años de toda la era euro. De hecho, en el caso de los títulos con vencimiento en 2017, hay que retrotraerse a 1995 para encontrar unas rentabilidades superiores al 6,543% que el instituto emisor se ha visto obligado a abonar este jueves para contrarrestar las mayores dudas de los inversores. Además, en otro signo de la creciente desconfianza sobre España, la demanda ha bajado con respecto a anteriores subastas pese a los nuevos recortes anunciados por el Gobierno. A este respecto, laspalabras de ayer del Ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, en las que advertía de que no hay dinero para pagar a funcionarios y costear servicios públicos, tampoco ayudan a paliar el desasosiego.

Gracias al esfuerzo realizado en materia de intereses, el Tesoro se ha quedado a solo 18 millones de euros del objetivo máximo de la subasta, fijado en 3.000 millones de euros. A dos años, ha colocado títulos por valor de 1.359 millones con un interés máximo del 5,302%, superior al 4,483% de la última subasta y el más alto que recoge la estadística del organismo dependiente del Ministerio de Economía, que arranca en 1988. La emisión de estos bonos, en cualquier caso, no es muy habitual, lo que facilita que haya tocado máximos.

Donde no hay matiz posible sobre la fuerte subida que han registrado los intereses es en la deuda a cinco años, ya que las emisiones de este tipo de bonos son recurrentes. Con estos títulos, el Tesoro ha vendido 1.074 millones a un interés marginal (el último antes de cerrar la operación) del 6,543%, tres décimas más que hace apenas un mes y la rentabilidad más alta desde 1995. Por último, también ha vendido 547 millones de deuda con vencimiento en 2019 y siete años de vida residual. El tipo que han exigido los inversores para comprar estos bonos ha sido del 6,798%, sin parangón en la estadística.

Para el ministro de Economía, Luis de Guindos, «lo importante» de la subasta es que «se ha cubierto toda la demanda» en un entorno muy complejo, según ha declarado a los periodistas el responsable del departamento en los pasillos del Congreso. La subasta de este jueves ha sido la primera a largo plazo que ha realizado España tras anunciarse el nuevo plan de ajuste de hasta 65.000 millones de aquí a 2014. De hecho, se ha llevado a cabo mientras en la Cámara se debatíay validaba el real decreto que incluye el primer paquete de esta batería de recortes y subidas de impuestos.

No obstante, la visión de la tijera no ha aplacado ni los tiburones especuladores del mercado ni a los inversores más tradicionales. En este sentido, el incremento de la incertidumbre sobre España y su contagio quedan bien patentes en la evolución de la prima de riesgo, en franca subida y cerca de sus máximos absolutos, aunque la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, haya tratado en el pasado de restar importancia a este indicador, considerado por los analistas como el mejor termómetro de la confianza en las finanzas de un país.

En las emisiones a largo plazo como la de hoy es donde se refleja mejor la conexión entre el mercado de segunda mano —que es en el que se establece la prima de riesgo— y en el de deuda soberana, donde se realizan las subasta. Por tanto, a tenor del resultado de la emisión de hoy, queda claro que los inversores no solo están preocupados por los objetivos de déficit, ya que también hay dudas sobre la recuperación económica. Y sin volver a crecimiento será difícil pagar la deuda.

La capacidad de seguir acudiendo al mercado, aunque sea a precios caros, es el factor esencial que separa a España, que ha solicitado asistencia para reflotar a su banca, del resto de socios del euro bajo programas de ayuda, que solo pueden financiarse a plazos muy cortos, aunque sea en mejores condiciones, como es el caso de Irlanda o Portugal. Salvo en lo que se refiere al acceso al mercado, el país ha reducido drásticamente las diferencias con los países rescatados y que están oficialmente intervenidos. Tanto en estos últimos como en España, sin embargo, Bruselas ha impuesto duras condiciones para cumplir con el déficit y reestructurar el sector financiero.

De momento, el Estado tiene ya cubiertas el 68,6% de las emisiones brutas para todo el año en deuda a medio y largo plazo (85.900 millones de euros para el ejercicio). Los tipos de emisión de la deuda se situaban a 30 de junio de este año en el 3,27%, frente al 3,90% de diciembre de 2011.

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