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Opinión: El oro y la gran estafa del dinero


Gonzalo Cañete, Gestor de Servicios de Inversión y Trading, Saxo Bank

Desde hace muchos años, el oro ha sido empleado como objeto de valoración de los activos que poseemos, es decir, como medio de canje. El precio de la onza en relación a las divisas se ha disparado en los dos últimos años, pero a la hora de hacer una verdadera y profunda reflexión, quizá no debamos medir este metal en base al “papel”, la divisa en la que se valora su onza, el dólar. Tendríamos que hacerlo respecto a su valor adquisitivo real intrínseco traducido a la capacidad de adquirir bienes y servicios que tiene el metal dorado si fuese empleado de nuevo como moneda de cambio.

Debemos destacar una serie de características sobre el oro antes de comentar la situación en la que se encuentra y qué perspectivas tenemos sobre su evolución. Lo primero que hay que tener claro es que se trata de un metal valioso, y es valioso porque es escaso ¿Es importante este punto? Sí. Si usted tiene en cuenta que el dinero no es escaso, ya que la masa monetaria es inflada a discreción por las autoridades monetarias a medida que nuevas burbujas amenazan con el colapso de un sistema financiero inestable e insostenible. En otras palabras, existen máquinas que imprimen billetes pero, hasta la fecha, no existen máquinas que produzcan oro y, por lo tanto, no podemos manipular su valor intrínseco. Hubo un tiempo en que nuestro dinero se valoraba directamente en oro, de modo que la capacidad para “inventar” dinero era más limitada que la actual, donde todo vale y las deudas proliferan hasta cifras absurdas.

¿Cómo ha ocurrido esto? Durante la Primera Guerra Mundial, los gobiernos de Europa se autofinanciaron en sus campañas bélicas emitiendo moneda. Cuando terminó la Guerra, la confusión imperó entre los acreedores de cada estado (les habían pagado con papel). La solución inmediata era sencilla, habían cruzado la raya, pero podían recuperar la credibilidad si volvían a tomar un patrón adecuado para valorar sus divisas en base al oro que tenían depositado en sus bancos.

El problema era que eso implicaba un recorte de los nominales y de la masa monetaria en general y generaba un efecto de pobreza y la situación en Europa no estaba como para meterse con reformas de ese tipo. Lo que sí se hizo fue dejar fluctuar libremente las divisas en relación al oro, pero ya no sería lo mismo, pues el papel ya no era explícitamente canjeable por oro como se había hecho hasta la fecha, lo que en la práctica significó retirar el oro del las manos del público y que los bancos centrales debiesen papel y no oro.

La historia del oro, la historia de la política monetaria No hay que preguntarse si el oro es una burbuja, sino si la moneda en la que se mide es la propia burbuja, y entonces descubriremos que la inflación ha contaminado a todo activo valorado en dólares durante las últimas dos décadas y, en especial, los dos últimos años. El resto de divisas no se quedaron fuera de juego. Por definición, los bancos son organismos insolventes ya que el efecto multiplicador que aplican con el concepto de coeficiente de caja implica que tienen menos dinero del que prestan. Es decir, apalancamiento bancario.

¿Nunca se ha preguntado por qué bailan las cifras a la hora de valorar los rescates necesarios para una entidad bancaria? Es difícil concretar hasta dónde han inflado la bola de nieve cada uno de los respectivos bancos. Es decir, el sistema financiero produce dinero virtual, cuando el ciclo se contrae, colapsa y la única solución de las autoridades monetarias es imprimir dinero fresco y nuevo para tapar los descubiertos en los balances bancarios. Y todo porque la otra opción sería reestructurar el sistema financiero mundial y eliminar el gran invento que ha derivado de él: la deuda eterna e incobrable.

En síntesis, y para aquellos que les gusta subirse a la montaña rusa de los mercados, sabemos que más dólares por parte de la Fed supondrá un incremento del oro como activo refugio. Es decir, si los mercados van mal, vendemos nuestras acciones y nos quedamos en liquidez. Si las divisas van mal porque se devalúan por exceso de intervención monetaria, abandonamos la divisa y nos refugiamos en aquello que tenga valor en sí mismo, los metales. De ahí la relación siguiente y motivo de mi afirmación en este articulo. Si el oro aguanta sus soportes no es descartable una vuelta a niveles mínimos en las principales bolsas del mundo.

Es decir, mientras no veamos que el oro se enfría, no podemos descartar que se esté incubando una corrección en estos momentos. El miedo a una recesión de la economía mundial actúa como claro soporte de un oro que cotiza y cotizará por encima de los 1.550 dólares la onza hasta que la crisis pueda ser considerada verdaderamente como agua pasada. Como prueba de la siguiente afirmación, veamos cómo reacciona el principal índice mundial de renta variable cuando el oro sube, o mejor dicho, cómo se demanda oro cuando el mercado de renta variable se agota. Una clarísima relación inversa se hace evidente al ver ambos mercados contrastados en un mismo gráfico.

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