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Eugenio Claro sin censura: apunta y dispara contra algunos de los bonos más emblemáticos del mercado

Héctor Cárcamo
Por : Héctor Cárcamo Periodista El Mostrador Mercados
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Sin pelos en la lengua, Eugenio Claro, el socio de Munita, Cruzat y Claro (MCC), la corredora que tiene como socio a Itaú, habló ayer sobre el mercado de bonos de empresas chilenas, algunos ya emitidos y otros por salir al mercado.

Sus comentarios sorprendieron por su franqueza, en particular para un mercado que no está acostumbrado a ello. Era tema en las mesas de dinero locales, donde "Información Privilegiada" es seguido con un fervor casi religioso.

Las palabras más duras fueron sobre el bono de US$ 1.400 millones que planea colocar VTR, cuyo dinero –afirmó– llegará directamente a las manos de los dueños.

“VTR, que no es una empresa que tenga un gran capital y tiene un patrimonio contable de US$ 502 millones, el bono es de US$ 1.400 millones, de los cuales se van a llevar para la casa US$ 120 millones”, dijo Claro en radio Duna, en el programa "Información Privilegiada".

Frente al comentario, el conductor Carlos Lavín, comentó medio incrédulo “mira tú”, pero Claro tenía más que decir.

“Le van a pagar al controlador, a él mismo (Liberty), como US$ 600 millones, que tiene en deuda financiera relacionada, entonces se van a llevar para la casa como US$ 800 millones. Y han dicho que la caja restante van a ver la posibilidad de comprarle a otros socios, que es CorpGroup de Saieh. Entonces se van a llevar todo para la casa y la empresa va a quedar muy estresada, por lo quizás este bono, cuando salga después de un tiempo, va a caer”, sentenció Claro.

Su firma es una de las que domina el mercado en cuanto a inversión en fondos de renta fija, donde sus resultados –de acuerdo a Lavín– están entre los mejores.

Por eso Claro hablaba con propiedad. Y con esa confianza le había dado duro a Automotora Gildemeister, firma que tiene dos bonos, uno por US$ 400 millones emitidos un par de años atrás y otro de US$ 300 millones que emitió a comienzos de 2013.

El bono estuvo duramente castigado en 2013, hasta que en los últimas semanas se conoció la renovación de la representación de Hyundai, lo que quitó presión a dicho bono, aunque sigue rindiendo 13% al año, un instrumento de los conocidos como "High Yield", que tiene riesgo alto pero, al mismo tiempo, retorno bueno.

No obstante, Claro explicó sin ambages por qué la empresa debe pagar tanto por sus bonos. “Antes tenía muy buenos resultados, pero en el último bono lo que hicieron con la plata fue, una parte, llevársela para la casa, repartir dividendo, y la segunda parte fue hacerse un edificio que no sirve mucho para el negocio y, otra parte, para pagar las pérdidas de Brasil. Eso estresó mucho a la empresa”, afirmó.

Sin embargo, como buen "High Yield", reconoció que son bonos atractivos en el mercado por el alto retorno que pagan, que se consume parte de la caja del emisor, haciendo más estrecha la situación de la compañía y, por ende, dando más riesgo a la deuda, pero que deja ganancias suculentas a quienes se arriesgan, invierten en la deuda de la empresa y aprietan el estómago. Por cierto, Claro ya compró bonos de Gildemeister.

Tampoco fue delicado con Fasa. Dijo que se empezó a enredar con el caso de colusión y luego salió la familia Codner del control, arribando la mexicana Saba, que ahora está con problemas, existe desconocimiento de su situación y ya vendió la operación en Perú. Hoy paga 8,25% y, según Claro, está en una situación extraña, pues mantiene una clasificación BBB+, o sea, grado de inversión, pero que en rigor debería bajar. “A juicio del interés que está pagando, no lo es (grado de inversión)”, dijo.

Acerca de si compraría o recomendaría comprar el bono, Claro no dejó dudas: “Es difícil recomendarlo, porque el controlador es lo que no sabemos, cuando no sabemos del controlador es difícil enterarse, es importante cuando uno presta plata saber la situación del controlador, del que maneja el negocio, porque si el que maneja el negocio está mal en México y de repente decide sacarle más plata y la empresa cae en insolvencia, ahí se friega, por eso está rindiendo tanto el bono”, apuntó.

Luego fue el turno de Cencosud y de Alsacia.

Sin ser "High Yield", el conglomerado de Hörst Paulmann sufriría los efectos de que no pudiera vender la administración de sus créditos al banco Itaú, por lo que el socio de MCC no sólo recomienda no comprar sino que, abiertamente, vender.

Esto, porque estima que el impacto del fracaso del negocio afectará los resultados de la compañía, dado el fuerte crecimiento que tuvo el último tiempo el holding de Paulmann.

"¿Lo comprarías?”, le preguntaron otra vez. “No, más bien lo vendería, lo cambiaría por otro, creo que Cencosud de repente va a reflejar balances no muy buenos. Puede ser que eventualmente le hagan un 'downgrade' o el mercado le haga un 'downgrade', y en ese caso va a estar más barato, en el largo plazo no hay problema de pago, pero va a estar estresado, entonces hay que aprovecharse un tiempo más”.

Claro luego pasó a recomendar los bonos de SMU, duramente castigados por la crisis de la empresa de Saieh, pese a que sigue pagando caro. “Sí”, respondió cuando le preguntaron si lo compraría. “Se dan muchas incógnitas financieras que van en su camino y además si el controlador vende una parte del banco y recibe más recursos, todo han sido puras buenas noticias”, explicó, recordando que siempre es un riesgo alto, pero ahora menos que antes.

Algunas frases de culto a la pasada. Sobre Alsacia, que consideró atractivo, con alto riesgo, pero con perspectivas de buen negocio para los bonistas, pues en febrero debe pagar una parte del bono con un diferencial de precio respecto del valor de compra.

Pero lo principal fue sobre el futuro de la compañía colombiana. “Y ahora entra el gobierno de Michelle Bachelet, que inventó el Transantiago, así es que no creo que deje caer el Transantiago, en el fondo hay un riesgo político que ha disminuido en ese sentido”, dijo Eugenio, casi sin darse cuenta del mensaje que lanzaba.

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