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Análisis: Las tormentas invernales en los EEUU despistan a los mercados


Los economistas están desesperados intentando reconstruir la reciente serie de sorpresas de datos económicos negativos que ha socavado la confianza en el crecimiento, con el objetivo de eliminar los efectos del mal tiempo. El primer comunicado deshonesto de esta serie fue el débil informe sobre el empleo estadounidense de diciembre, publicado el 10 de enero.

El consenso esperaba un aumento de 197.000 puestos de trabajo no agrícola, pero los datos mostraron sólo 74.000 empleos. Los ingresos semanales y las horas trabajadas también fueron menores y no cumplieron con los pronósticos, así como la tasa general de desempleo aparentemente sólo bajó debido a la caída de la tasa de participación a un nuevo mínimo para el ciclo de 62,8%.


Incluso hubo mayor desilusión a raíz de los permisos de construcción y la venta de casas pendiente, la encuesta sobre fabricación del Institute for Supply Management (ISM) y la venta de vehículos. Por último, la gota que colmó el vaso fue el informe sobre el empleo de enero, divulgado el 7 de febrero. Al igual que el mes anterior, el crecimiento de la nómina no agrícola decepcionó en 113.000 frente a los 180.000 que esperaba el consenso.

Sin embargo, vimos los primeros brotes verdes, ya que la encuesta de hogares reveló lo contrario: un aumento de 638.000 en el empleo, un incremento en los ingresos por hora, una caída en la tasa de desempleo U6 al 12,7 % (la más baja desde el otoño de 2008, justo después de la quiebra del Lehman Brothers, cuando la U6 estaba por las nubes), y por último, pero no menos importante, la tasa de participación aumentó al 63%.

Mientras tanto, los mercados emergentes se tambalearon a finales de enero, lo que vio la depreciación masiva de divisas en Argentina y Turquía, reanimando las preocupaciones de una crisis generalizada. Principalmente, esto fue causado por la continua reducción de la flexibilización cuantitativa (QE) de la Reserva Federal de Estados Unidos.

Todo esto que había mencionado con anterioridad conspiró para forzar la caída del rendimiento de los Bonos del Tesoro de Estados Unidos a 10 años por encima del 3% en el cambio de año a un mínimo del 2,58% el 3 de febrero, mientras los inversores huían a cubrirse en un paraíso.

Con respecto a la política de la Reserva Federal, justo cuando la orientación prospectiva era la preferida de los bancos centrales en Washington y Londres, ahora se está tirando rápidamente a la basura; las tasas de desempleo se desplomaron rápida e incómodamente, y lo que queda ahora es un cierre horrible de los umbrales citados como precondiciones antes de comenzar la discusión sobre el aumento de la tasa de interés.


Parece que hemos llegado a un mundo algo más nublado, en donde la Fed intentará adivinar cuánto queda de la famosa nebulosa de la brecha en el rendimiento, para juzgar si mejorar las cifras de desempleo indicaría o no un retorno de la fuerza de trabajo y un rápido crecimiento de los salarios.

Como estamos ahora, la presidenta de la Fed, Janet Yellen, dejó claro que la continuidad será la consigna y que ella siente que la brecha en el rendimiento sigue siendo importante, lo que implica un gran cantidad de tristeza humana innecesaria que podría evitarse.

Para apoyar esta opinión, podría señalar la relación entre empleo y población, que mejoró de forma insignificante desde la recesión (cuando se desplomó), no obstante, es un buen indicador de la gran distensión del mercado laboral.

Sin embargo, los investigadores de la Fed de Nueva York, Samuel Kapon y Joseph Tracy, recientemente publicaron un artículo en el que destacan el potencial que tiene la relación entre empleo y población después de desconcertarnos, a menos que tomemos en cuenta la demografía de los "baby boomers".

El informe dice: "La relación E/P es un indicador engañoso para el grado de recuperación del mercado laboral. Ajustar la cambiante demografía tiene un impacto importante en la imagen que surge del grado de recuperación del mercado laboral. La relación real E/P sugiere que el mercado laboral no ha progresado casi desde el final de la recesión, recuperándose de la caída de 4,1 puntos porcentuales en esta medida. Por el contrario, la brecha entre la relación E/P ajustada demográficamente utilizando nuestra normalización y la relación E/P real es mucho menor, de 0,7 puntos porcentuales".

En otras palabras, la deserción permanente de la fuerza de trabajo, por ejemplo, los jubilados, obviamente significa que la tasa de participación disminuyó y, por lo tanto, la caída de las tasas generales de desempleo es "de verdad" y tiene el potencial de conducir rápidamente a un problema de inflación. La economía de los EE.UU. también está enfrentando menos problemas fiscales este año, con el esperado cambio en el balance del presupuesto ajustado de forma cíclica de +0,5 % en 2014, después del +2,7 % el año pasado.

Volviendo a los mercados, ya parecen estar corrigiendo el efecto del tiempo. De hecho, los rendimientos del Tesoro subieron la semana pasada, aún en vistas a varias publicaciones de datos un tanto débiles. Los mercados emergentes parecen estar recuperándose y no se espera que el daño sea contagioso.

Esto se debe al mejorado estado estructural de muchos países que antes eran débiles, con reservas masivas de divisas como tema común. Los futuros de fondos de la Fed todavía tienen un precio tirando hacia el lado conservador del Resumen de Proyecciones Económicas (SEP) de diciembre del Comité de Operaciones del Mercado Abierto de la Reserva Federal (FOMC), y no hay que olvidearse que los miembros de la FOMC cambiaron en enero y pasó a tener una mano significativamente más dura.

Teniendo en cuenta todo esto, se puede deducir que las tormentas actuales pueden pesar en las estadísticas de febrero. A pesar de esto, el crecimiento del segundo trimestre podría llegar al 4 % y las tasas de Estados Unidos podrían fluctuar y ser significativamente más altas en la curva y elevar la cotización del dólar, especialmente frente al yen, reforzando la pelea de enero por la fortaleza de la propia divisa nipona.

Por Nick Beecroft, president de Saxo Capital Markets UK

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