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Opinión: Pymes y desaceleración, ¿cómo afrontar pronóstico de bajo crecimiento?


Según la Encuesta de Expectativas Económicas (EEE) que realiza el Banco Central todos los meses, a diciembre del año pasado, la mayoría de los expertos encuestados (sobre un 45%), veían que el crecimiento del PIB sería de un 4% y el 2015 un 4,5%. Hoy en la misma encuesta, sobre un 60% de los encuestados cree que el crecimiento del PIB este año será de 1,75% y para el 2015 de un 3%. Estamos hablando de una disminución de más de un 50% en el primer análisis y de un tercio en el segundo. La OCDE lo ha ratificado, indicando en su informe que Chile crecerá un 1,9% el año 2014 y sólo un 3,2% el 2015.

Está claro que la economía se ha visto modificada. A comienzo de año insinuaban que era el cambio de mando de Gobierno, luego se lo atribuyeron a las reformas, tanto tributaria, la educacional y la laboral (aún en desarrollo). De hecho, dicen que esto último creó un ambiente de duda e incertidumbre que generó, entre otras cosas, desinversión. Otros más pesimistas creen que es el escenario internacional, que el mundo nunca salió 100% de la crisis del 2008 y solo brilla en algunas partes por algunos momentos (años) para luego caer nuevamente en recesión y estancamiento.

Lo cierto es que Chile no está creciendo como antes y cuando esto ocurre, en cualquier economía, hay que tomar medidas y prevenir.

Dado este escenario y lo que podría suceder en adelante, es lo que las empresas tendrán que evaluar, cuáles serán las estrategias a seguir para enfrentar crecimientos menores a los esperados o, incluso, un escenario de contracción económica. Por lo general las que más sufren son las Pymes. Estas son las empresas que salen adelante con esfuerzo y perseverancia más que con trabajos de grandes equipos multidisciplinarios o directorios poblados de experiencia empresarial. Se trata de las empresas de los pequeños soñadores que se levantan todos los días pensando en conquistar el Everest, en llegar a la cima y vencer todos los obstáculos que la vida les pone en medio. Las Pymes viven el día a día, y estos escenarios particulares son un trabajo cuesta arriba a realidades empresariales un poco más endebles. Como me dijo un amigo emprendedor “¿qué voy a hacer en dos meses…? No tengo idea, déjame ver lo que voy a hacer el lunes, luego el martes y cuando llegue a fin de mes, veré qué hago y cómo, el próximo mes”.

Entonces, acá van algunos consejos para este vasto grupo de empresarios (98% de las empresas chilenas) que sueñan con llegar a la cima del Everest en algún momento de sus vidas:

Primero, el gasto. Es fundamental que los que lideran las empresas consideren como premisa fundamental que lo único que se controla a ciencia cierta es el gasto, todo el resto es una mera estimación. En este sentido, la primera recomendación radica en el control del gasto: debe ser minucioso, al punto de ser ridículo. En la misma línea, cuando la economía presenta estos períodos, es preciso inmiscuirse al punto de entender lo que se gasta, y remarco entender ya que es clave para poder hacer más eficiente la operativa del negocio en caso de que fuera necesario y los flujos se contrajeran. Como un juicio personal, creo firmemente que una manera interesante de manejar el gasto es la innovación, en todo sentido. Por ejemplo, implementar sistemas automáticos de control del gasto que no signifiquen mayor costo, pero que se traduzcan en una eficiencia de tiempo para la toma de decisiones. Otro aspecto importante, es innovar en procedimientos, esto es, en cómo hacemos las cosas, creo que ahí también hay oportunidades de encontrar eficiencias en el uso de los recursos, así disminuir gastos y tenerlos bajo control. Por ejemplo, para empresas que hacen fletes, hoy Waze entrega la posibilidad de buscar la “mejor” ruta para trasladarse desde un punto a otro; tal vez implementar sistemas como ese en la búsqueda de direcciones o en la planificación de recorridos, podrá traducirse en ahorros de dinero, bajar los costos.

Otro consejo y creo que es el más importante, y uno que no se tiene muy bien adquirido, es el control financiero. Comúnmente las empresas operan con deuda, sobre todo las Pymes. La deuda es la máquina del tiempo financiera, nos permite traer al presente flujos futuros y no tener que esperar 24 meses para comprarnos una camioneta, lo hacemos ahora. El asunto es que la deuda genera una carga financiera mensual, la amortización de la deuda, que cuando el margen operacional es positivo y los gastos de administración son controlados, por lo general queda un diferencial de sobra para poder cumplir con estas obligaciones.

El tema es que cuando tenemos períodos como este, el margen operacional por lo general se ve afectado (comúnmente disminuyen las ventas) y los costos de administración se mantienen en los niveles de siempre; así, este diferencial disminuye de manera considerable y el pago de estas obligaciones se ve comprometido y, en muchas oportunidades, hace caer en morosidades innecesarias que ensucian los papeles tanto de la PYME como de los socios de la misma (en muchos casos estos son los avales de las deudas). Es en estos momentos cuando hay que jugar al gerente de finanzas y refinanciar la deuda. Cuando las economías se desaceleran, las tasas de interés disminuyen, situación que genera una buena oportunidad para refinanciar una deuda a menor tasa del momento en que se solicitó y, más aún, tratar de llevarla a mayores plazos haciendo que la carga financiera mensual (la cuota) baje y el diferencial entre el margen operacional y los gastos de administración para pagar mes a mes, y la Pyme pueda prepararse para encarar un nuevo ciclo económico.

Sin lugar a dudas, creo que estos son algunos pequeños-grandes consejos para todos aquellos emprendedores, dueños de Pymes, soñadores y aventureros que en algún momento decidieron por gusto o por necesidad, salir del estado de comodidad y atreverse a conquistar en algún momento la cima de su propio Everest.

Mario Ortiz
COO y Fundador de becual.com

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