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Manuel Antonio Tocornal, hombre clave en caso Penta, y los celos de Hugo Bravo

Manuel Antonio Tocornal, hombre clave en caso Penta, y los celos de Hugo Bravo


El conflicto entre Manuel Antonio Tocornal y Hugo Bravo nunca lo supieron resolver los controladores del grupo Penta, Carlos Alberto Délano y Carlos Eugenio Lavín. La rivalidad era evidente tanto para los altos ejecutivos como para los empleados del conglomerado. Bravo no se logró recuperar del golpe que le significó dejar la gerencia general de Empresas Penta en 2009, y se notaba.

“Mi cambio de Penta a Penta III no significó una merma de mis remuneraciones”, le reconoció Hugo Bravo al fiscal Carlos Gajardo en una de sus primeras conversaciones. Tampoco implicó que cambiara de oficina. Siguió siendo el vecino de Délano y Lavín en el piso 15 de El Bosque 0440, mientras que al nuevo gerente –Manuel Antonio Tocornal– se le asignó otra en el sector poniente del mismo nivel. Y Bravo continuó compartiendo secretaria con su antiguo compañero de universidad, Carlos Eugenio Lavín.

“Don Hugo Bravo era la persona más cercana a Délano y Lavín dentro de la empresa, por eso mantenía la oficina junto con ellos y mantenía un cierto grado de autonomía para tomar decisiones dentro de la empresa”, le confió a Gajardo la secretaria por más de 12 años de Carlos Alberto Délano, Claudia San Martín.

Pese a que todos los símbolos de estatus continuaban igual, Bravo tenía una sola idea en la cabeza: “Perdí poder en la toma de decisiones”.

Un ejecutivo en ascenso

Tocornal venía a hacerse cargo de la estrategia y el desarrollo del grupo. Titulado de ingeniero civil industrial con mención en Mecánica en la Universidad Católica, con un MBA de la Universidad de Notre Dame, gran parte de su vida profesional transcurrió en la AFP Cuprum, hasta llegar a la gerencia general de la misma.

Su amistad con Andrés Velasco fue clave en que Délano y Lavín terminaran aportando a su campaña, aunque el ex candidato presidencial insiste en que los pagos fueron por servicios de asesoría prestados.

Quienes conocen a Tocornal indican que es un experto en tema previsional, de personalidad tranquila y para nada soberbio. Su experiencia en pensiones lo hace ser muy valorado dentro del grupo Penta.

Desde que se apartó a Bravo del Grupo Penta a mediados de 2014 y desde que el fiscal Carlos Gajardo comenzó a llamar a declarar a ejecutivos y empleados del conglomerado, Tocornal ha estado enfocado en manejar la tormenta. Prácticamente todos los testigos o imputados de Penta han señalado que previamente se han reunido con abogados de la oficina de Davor Harasic y con Manuel Antonio Tocornal, quienes les han instruido decir la verdad.

También hay otros testimonios que dan cuenta de que el gerente general de Empresas Penta está ordenando la contabilidad. Marcos Castro declaró: “En los últimos meses, en las oficinas de Penta hemos estado revisando las boletas extendidas de manera irregular. Esta revisión la está haciendo Manuel Antonio Tocornal, Óscar Buzeta y en la oficina de contabilidad Dora Pérez y yo”.

Nada hacía suponer que después de haber vendido la AFP Cuprum a Principal en 2012, Tocornal terminaría con una denuncia criminal por delito tributario interpuesta por el SII en su calidad de representante legal de Empresas Penta, junto a sus jefes, otros ejecutivos y… Bravo.

Los celos

Mientras Tocornal ascendía en el escalafón, Bravo comenzaba a tener problemas de salud y, aparentemente, se volvió más dependiente de Jorge Valdivia, el martillero público que tenía nexos con el Servicio de Impuestos Internos, quien le habría servido en esa época de chofer.

El ex hombre de confianza del grupo Penta confesó a Gajardo que: “A mí me afectó mucho el cambio de dejar de ser gerente de Penta de un día para otro. Manuel Tocornal cambió todo lo que yo había hecho. Valdivia empezó a acercarse hablando mal de Tocornal y otros ejecutivos…Me decía que le robaban plata a la compañía, que se iban a repartir plata a Colombia, me hablaba de los aviones que tenía”.

Valdivia comenzó a llevarle a Bravo datos de Tocornal, de Horacio Peña –gerente general de Las Américas–, fotos del helicóptero de Tocornal o de unas propiedades del referido Peña. Incluso, le mostró un listado de mensajes telefónicos supuestamente de Tocornal con Peña, que decían cosas como “cuidado con el perro del piso de arriba”. Era la misma época en que Bravo aceptaba que Valdivia siguiera a su señora.

Parte de la versión de Bravo es refrendada por el hijo de Jorge Valdivia, Francisco Javier, quien refiriéndose a su padre indicó: “… él me mencionó que estaban siguiendo a gente de la empresa Penta por robos internos. Un día llegó con unos papeles y me dijo que estaba siguiendo a Tocornal”.

En declaraciones posteriores, Bravo parece volver a creer en las acusaciones de Valdivia y le indica a Gajardo que, respecto a las inversiones de Penta Capital de Riesgo (PCR), él piensa que los “dineros iban para otras partes”, apuntando hacia Horacio Peña e indirectamente hacia Manuel Antonio Tocornal.

La mirada de los otros

Aunque Hugo Bravo se sintiera menoscabado, manejaba la chequera del grupo y lo hacía sentir al resto. Por ejemplo, cuando a Marco Comparini –gerente de inversiones de BanPenta Ltda.– se le ocurría un negocio, debía exponerlo ante Délano y Lavín, los cuales, de 10 proyectos, le aprobaban uno, relató a la Fiscalía. Comparini no los volvía a ver, “desaparecían del mapa” y había que contactarse con Hugo Bravo para poder materializar la operación.

La enemistad entre Bravo y Tocornal era evidente para Comparini, quien define la situación como un problema latente que nunca se zanjó y “en ocasiones debían intervenir Délano y Lavín”.

De hecho, Manuel Antonio Tocornal en su segunda declaración ante Gajardo –que fue reproducida por la revista Qué Pasa– señaló: “Yo intenté hacer cambios en el control de la chequera, pero no fue posible, Hugo no lo dejó nunca. A fines de 2011 incluso renuncié por los problemas con Hugo Bravo. Fue porque en el comité se acordó que Hugo Bravo dejara de dar instrucciones a la corredora sobre inversiones, y que eso lo viera Marco Comparini. Este acuerdo se adoptó en el comité estando Hugo presenté. Sin embargo, luego cuando implementé este acuerdo, Hugo reaccionó de una manera muy violenta y descomedida mediante un correo electrónico. A raíz de esto renuncié indicando que no podía seguir trabajando con Hugo Bravo”.

Según la versión de Tocornal, Lavín y Délano hablaron con Bravo y “y éste me pidió disculpas. A partir de marzo de 2012 me enfoqué (…) a la venta de Cuprum”.

Hugo Bravo tuvo que aparecer –durante el segundo semestre del año pasado– implicado en el caso del fraude al FUT, para que Carlos Eugenio Lavín y Carlos Alberto Délano tomaran la decisión de apartarlo del grupo. Le hicieron un almuerzo de despedida, donde hubo palabras de agradecimiento. Después de eso, la desconfianza le ganó la batalla a la amistad de años y Bravo comenzó a hablar.

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