Publicidad

De facturas y boletas, el orden contable


De boletas y facturas, así han sido los últimos meses de este año. No sólo por el cierre del 2015, ni por el cumplimiento de presupuestos y metas, sino que por toda la controversia que ha generado el Caso Penta y las boletas emitidas por diputados, senadores y otros personeros ligados a la clase política de este país para financiar campañas electorales.

En lo personal, no me corresponde enjuiciar. Es trabajo de la justicia dictaminar si son culpables o no. Y que ella decida las sanciones correspondientes. Sólo espero que, como indica la Constitución sobre la igualdad ante la ley, se respete este párrafo: “En Chile no hay persona ni grupo privilegiados.

"En Chile no hay esclavos y el que pise su territorio queda libre. Hombres y mujeres son iguales ante la ley. Ni la ley ni autoridad alguna podrán establecer diferencias arbitrarias”. Soy un ciudadano que confía en las instituciones de este país y que, como muchos otros, espera seguir aportando para crear un mejor lugar para vivir.

Dado lo anterior, me he puesto a pensar en un tema recurrente para las Pymes, que tienen estrecha relación con estos documentos, las facturas y boletas. Por lo general las Pymes son las que más “malabares” deben realizar a la hora de emitir y recibir facturas o boletas.

La gran mayoría no cuenta con áreas contables, sólo con algún contador que no dedica su tiempo completo a estas tareas. En la práctica muchas Pymes contratan servicios “freelance” de contaduría y estos deben reaccionar ante la constante demanda de todas ellas. A esto hay que sumarle la necesidad de generar ingresos. Ese bendito flujo que va a mantener viva la luz y la esperanza de mes a mes seguir operando. 

Los dueños de Pymes o gerentes de ellas, hacen lo imposible para que estos ingresos no sean muy elevados. Por lo general, es en estas instancias en donde se incurre en prácticas poco lícitas, pero habituales en estas lides. Es común que no se facturen todos los trabajos realizados o sólo un porcentaje de ellos. De esta forma se consigue tener ingresos por los cuales no se pagan impuestos. 

También se suelen sumar compras al flujo mensual que abultan los gastos y costos de las Pymes, los cuales son ficticios. Con esto consiguen bajar la carga tributaria mensual (IVA) y por consiguiente la anual (Impuesto a la renta). Como dije con anterioridad, estas son prácticas comunes que las realizan muchas Pymes.

Estas no persiguen fines perversos, sino que buscan poder ver el amanecer de un nuevo mes o año. Con la esperanza de que el ciclo venidero traiga la fortuna necesaria para que se logre disparar el negocio y, así, poder lograr el anhelado punto en que los ingresos son mayores a los gastos de manera sustancial. Esto les permitiría dejar a un lado estos “manejos” extraoficiales.

Ahora, lo que yo quiero hacer aquí no es denunciar las malas prácticas que algunas o muchas empresas pueden realizar, sino que explicar, desde el punto de vista del financiamiento, por qué esto podría llegar a perjudicarlas.

Por lo general, las empresas ven sus días contados cuando se dan cuenta de que la caja comienza a flaquear y escasear. En el momento en que el flujo “no da” (como se dice en el medio) ese es el punto en el que la gran mayoría de los empresarios Pyme recurren al “socio” más caro que pueden tener, el banco.

Los flujos pueden bajar por varios motivos, no sólo porque el negocio ande mal, desde el punto de vista de las ventas, sino que también puede ser porque la estructura de cobros esté muy desfasada con las ventas. En palabras simples, vendes hoy y te pagan en 3 o 4 meses más. Es justo aquí cuando entran los bancos al juego y colaboran con flujos para la caja. 

Ahora, para poder ser sujeto a crédito, el banco realiza un análisis de riesgo, el que viene siempre con una evaluación financiera de la empresa detrás. Lo que se evalúa en estos análisis son: las ventas, las utilidades de ejercicios anteriores, los balances, el estado de los socios, patrimonios y otros factores que puedan incidir en el pago o no pago de una deuda.  

Entonces, imaginemos que estos empresarios son ordenados, que facturan todo lo que venden y que no inflan los gastos del ejercicio al final del año para poder pagar menos impuestos. Los evaluadores de riesgo, al revisar sus estados financieros, podrán analizar la realidad de la empresa. De este modo sabrán de forma inmediata si la baja en el flujo está dada por una mala administración de los dueños, gerentes y ejecutivos del negocio.

Esto les permite descartar que la falla radique en el modelo del negocio. Si las empresas logran proceder de esta forma, sus posibilidades de ser sujetos de crédito aumentarán de manera considerable y podrán tener el ansiado respiro económico que tanto necesitan.

Ahora, qué pasa si el comportamiento de la empresa es más parecido a lo explicado en los primeros párrafos. O sea, no hay evidencia exacta de los gastos y ventas reales de la empresa. Tampoco se conocen los flujos, las estacionalidades en las ventas/gastos y menos qué tan abultada es la planilla de remuneraciones. En la misma línea, no se sabe si el margen operacional cuadra con el negocio que están realizando.

Acá es cuando el evaluador de riesgo de la empresa no verá con buenos ojos los números ni la claridad en ellos. Esto disminuirá de forma automática las posibilidades de ser sujetos a crédito y es probable que la liquidez tan esperada no llegue o demore mucho en arribar. Esto, debido a que el tiempo que demorarán en explicar la realidad de su negocio puede tardar en demasía y para ese entonces quizás sea muy tarde. 

Entonces la reflexión que aquí hago es la siguiente: cuando parezca atractivo y tentador abultar los ingresos mediante la generación de ventas informales y/o la inyección de gastos que no tienen mucho que ver con el giro, habrá que pensarlo dos veces, ya que en el futuro esto puede significar un escollo gigante al momento de buscar financiamiento, tanto para capital de trabajo como para inversión. Y si justo en ese momento aparece ese contrato por el que tanto se ha luchado, las opciones de poder desarrollarlo se verán bastante reducidas.

Esto lo digo desde el otro lado de la vereda. En muchas ocasiones me ha tocado observar lo angustiante que puede llegar a ser para un empresario ver cómo todo por lo cual ha luchado durante tanto tiempo se le escapa de entre sus manos, esto debido a que no se hicieron las cosas bien desde un principio y se optó por el camino más fácil, pero que a la larga se convierte en uno de sinsabores.

Mario Ortíz
Cofundador Becual.com

Publicidad

Tendencias