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Barclays inicia operación ‘limpieza de imagen’


Barclays PLC nombró a Antony Jenkins como su nuevo presidente ejecutivo, escogiendo a uno de sus propios líderes y dándole la tarea de reparar la golpeada reputación del banco británico ante reguladores, políticos y el público en general a raíz de una ola de escándalos.

El nombramiento de Jenkins, un británico de 51 años, aclara un poco la incertidumbre que ha pesado sobre el banco, cuya cúpula se desintegró en julio tras reconocer que trató de manipular una tasa de interés de referencia. Una protesta pública condujo rápidamente a la renuncia del presidente de la junta directiva, Marcus Agius, y el entonces presidente ejecutivo, Robert Diamond, el desparpajado banquero de inversión estadounidense que durante mucho tiempo fue blanco de críticas.

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Menos de dos meses después, Barclays ha llenado las vacantes con un par de banqueros inconfundiblemente británicos: Jenkins, el nuevo presidente ejecutivo, y David Walker, un veterano del sector gubernamental que a principios de este mes fue nombrado presidente de la junta directiva.

Sin embargo, la promoción de Jenkins desde la división de la banca minorista de Barclays plantea interrogantes sobre el futuro de la banca de inversión de la firma, que contribuye con la mayor parte de los beneficios del banco, pero cuyas riesgosas actividades han puesto a la empresa en el ojo del huracán.

Jenkins tiene una clara prioridad: reparar la reputación de Barclays, que ha sido triturada por recientes escándalos que van desde el intento de manipulación de los tipos de interés a una incipiente investigación civil y penal de pagos del banco a inversionistas de Qatar hace cuatro años.

También tiene que reconstruir la relación de la entidad financiera con los reguladores británicos, quienes en los últimos meses perdieron la confianza en el liderazgo de Diamond y tomaron la extraordinaria decisión de presionar a la junta directiva del banco para que lo despidiera.

En julio, el banco pagó US$450 millones en un acuerdo con reguladores de EE.UU. y Gran Bretaña por los intentos de manipular la tasa interbancaria ofrecida de Londres, o Libor. Los reguladores encontraron correos electrónicos implicando a altos ejecutivos y mostrando que operadores trataron de manipular las tasas para obtener ganancias. La junta directiva de Barclays espera que el nombramiento de un británico moderado para reemplazar a un enérgico estadounidense ayude a avanzar el banco, según fuentes familiarizadas con el pensamiento de la junta.

«Tenemos mucho trabajo que hacer», dijo Jenkins en una entrevista. «No soy ingenuo al respecto». Uno de los retos de Jenkins será decidir qué hacer con la lucrativa pero riesgosa división de banca de inversión de Barclays. Diamond pasó años desarrollando ese negocio, en parte a través de la adquisición en 2008 de las operaciones estadounidenses de Lehman Brothers.

Algunos de los miembros de la junta directiva de Barclays quieren que el banco considere echar por la borda todo o partes de la banca de inversión, de acuerdo con fuentes cercanas. Su preocupación es que el negocio tiene demasiados riesgos y que las nuevas normas británicas e internacionales van a erosionar sus ganancias.

Jenkins dijo que la estructura del banco se mantendrá en gran medida intacta. «Estamos comprometidos con el modelo de banca universal y estamos comprometidos con la banca de inversión», señaló. El presidente de la junta entrante, Walker, ha hecho comentarios similares.

Sin embargo, eso no excluye cambios. Jenkins dijo que planea pasar los próximos meses evaluando sus opciones antes de revelar públicamente su estrategia.

Barclays actuó más rápido de lo esperado para llenar el vacío de liderazgo. Hace apenas una semana, los ejecutivos del banco esperaban una decisión en septiembre. Sin embargo, el fin de semana pasado se había vuelto cada vez más claro para Walker que Jenkins eran los únicos candidatos viables, añadieron las fuentes.

Es probable que el pedigrí de la banca minorista de Jenkins y su imagen como la antítesis de Diamond ayuden a evitar algunas de las críticas que persiguieron a su predecesor. Con la intención de calmar la ira por las remuneraciones de los ejecutivos de Barclays, Jenkins aceptó un paquete de compensación anual total que podría valer hasta 8 millones de libras esterlinas (unos US$12.700 millones), casi la mitad de lo que Diamond obtuvo el año pasado.

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