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Anomia en el Congreso

Por: Sergio Eduardo Mancilla Alvear, Abogado Constitucionalista


Señor Director:

Un fantasma recorre Chile: el fantasma de la anomia. A la presentación deliberada de una larga lista de proyectos de ley inadmisibles en el Congreso por parte de ciertos parlamentarios, la desobediencia a las disposiciones de la autoridad para prevenir contagios durante la crisis sanitaria, la calificación de imputados a efectivos militares que denuncian las agresiones en su contra durante el toque de queda, entre otros, se suman ahora las opiniones de personas que, en el ejercicio de un cargo público, restan importancia a las reglas constitucionales.

A inicios del mes de junio, la Presidenta del Senado, Adriana Muñoz (PPD), en una lamentable discusión en la sala afirmó que “soy capaz de cometer un sacrilegio a la Constitución y ser destituida, que pasar sobre una demanda urgente de las madres” (SIC), lo anterior debido a las numerosas observaciones de inconstitucionalidad evidente del proyecto de ley de Postnatal, que varios Senadores hicieron presente durante la sesión. En columna de opinión del día 17 de junio, en el diario virtual El Mostrador, el Senador Francisco Huenchumilla ha salido a justificar los dichos de la Senadora, aunque para ello ha debido recurrir a una “leguleyada”. El argumento es rebuscado: señala que en estricto rigor la discusión no se refería formalmente a una cuestión constitucional, y que por ende la Presidenta del Senado no habría querido decir lo que dijo. El problema es que sí lo dijo, y con énfasis: “soy capaz de cometer un sacrilegio a la Constitución y ser destituida”. Si la discusión era ética, como afirma el Senador Huenchumilla, ¿por qué se hizo entonces una referencia expresa a la Constitución?

Por otra parte, al referirse al comportamiento de la coalición política de la que forma parte la Presidenta del Senado -y él también-, el Senador Huenchumilla no sólo desvía la atención del debate, sino que además, en una actitud realmente sorprendente, se desliga de toda responsabilidad histórico-política, al señalar que en esa época se acató la Constitución “con la esperanza que algún día fuera el soberano el que dictara las reglas del juego”; nada más asombroso, considerando además que dicha coalición ha gobernado durante 24 de los últimos 30 años. ¿No fue acaso el soberano quien aprobó las reformas constitucionales en el plebiscito del año 1989?, ¿El Senador Huenchumilla y la actual Presidenta del Senado, no eran actores políticos durante las reformas constitucionales del año 2005?

Las autoridades no sólo deben serlo, sino también parecerlo; ello significa que son las primeras llamadas a dar el ejemplo de respeto a la Constitución y al Estado de Derecho. Las opiniones vertidas por la Presidenta del Senado son expresas y no admiten interpretación, aunque el Senador Huenchumilla recurra subrepticiamente a la anomia para justificarlas.

Sergio Eduardo Mancilla Alvear,

Abogado Constitucionalista

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