Publicidad
Eduardo Vargas y los derechos formativos: ¿quién desata este nudo gordiano?

Eduardo Vargas y los derechos formativos: ¿quién desata este nudo gordiano?

El club Internacional de Renca esperaba recibir 100 millones de pesos de la transferencia de Eduardo Vargas desde la U al Nápoles italiano, por los denominados “derechos de formación” que reconoce la FIFA, pero a su tesorería sólo ingresó la mitad de ese dinero. La otra mitad fue a parar a las arcas de Unión Española, que aduce haber tenido al jugador en sus registros durante parte del 2005 y parte del 2006. Como siempre que hay dinero involucrado, al final la solución sólo pasa por la ética.


El destino de los dineros correspondientes a los “derechos de formación” de Eduardo Vargas, hoy jugador del Queens Park Rangers, de la Premier League de Inglaterra, se han transformado en el más absoluto de los misterios y en factor de conflicto entre Unión Española y el Internacional, club amateur de la comuna de Renca que reclama que la entidad hispana se apropió indebidamente de aproximadamente 100 mil dólares que les pertenecían a ellos, por ser la institución dueña del pase del jugador hasta que, en 2006, este fue transferido a Cobreloa.

La historia, enrevesada como toda historia en que hay dinero de por medio, parte cuando, tras brillar en la Copa Sudamericana de 2011, ganada por Universidad de Chile, Vargas es transferido al Nápoles italiano en poco más de 14 millones de dólares. El Internacional de Renca esperaba recibir aproximadamente 100 millones de pesos por los denominados “derechos de formación” que reconoce la FIFA, pero sólo recibió la mitad. La otra mitad fue a parar a la tesorería del club de Santa Laura, que según sus dirigentes tuvo al jugador en sus registros entre marzo de 2005 y junio de 2006.

Tales documentos fueron desmentidos por el propio jugador mediante una declaración jurada en la que expresó que ni en ese período, ni en ningún otro, perteneció jamás a los registros de Unión Española. Y tan es así, que cuando Cobreloa se interesó en el jugador, tras verlo actuar en un Campeonato Nacional Amateur jugado en Puerto Montt, para contratarlo como profesional pagó los derechos federativos al Internacional de Renca, y no a Unión Española. Es más: Vargas debutó por Cobreloa en 2006, fecha en la que aún pertenecía a Unión Española, de acuerdo a los registros que para este caso exhiben los personeros hispanos. Que se sepa, en aquellos años Unión jamás reclamó derechos por el goleador.

El caso, de tono menor en cuanto a cifras, pero tan oscuro como el denominado Negocio del Siglo del Caso Chispas, la Polar, el Caso Cascadas y el más reciente de Penta, tiene enfrentado por ahora en el ámbito exclusivamente deportivo al Internacional con Unión Española. Víctor Yáñez, presidente del club renquino, tío además de Eduardo Vargas, señaló que “habíamos hecho muchos planes con el dinero a recibir de la transferencia de Eduardo al Nápoles. Queríamos arreglar la sede y empastar la cancha, pero lo que nos llegó sólo alcanzó para arreglar las oficinas. La cancha sigue siendo de tierra”.

Sebastián Fernández, abogado del club amateur, le dijo a la CNN que “esto es grave, porque Unión Española sabe que carece de todo derecho de formación, que nunca contribuyó a la educación de Eduardo Vargas y que este jamás jugó por ese club, ni como amateur ni como profesional”.

Se dice, incluso, que para defenderlos en este caso el Internacional tuvo antes de Fernández otro abogado, pero este no hizo nada y al poco tiempo apareció trabajando para Unión Española.

Yáñez, timonel del Internacional, tras señalar que están a la espera del resultado de las gestiones que han hecho ante la Asociación Nacional de Fútbol Profesional, ANFP, para resolver favorablemente este caso, dijo que “cuando Cobreloa nos pagó el pase del jugador, y este pasó de los registros de la ANFA (Asociación Nacional de Fútbol Amateur) a los de la ANFP, fue la propia Federación Chilena de Fútbol la que tácitamente reconoció que el jugador era nuestro. Por eso resulta más sorprendente que haya aparecido Unión en este enredo, sin haber pagado nunca derechos federativos”.

Oscar Fuentes, secretario general de la ANFP, reconoció que el reclamo del club Internacional de Renca ya ingresó al organismo, y que ellos ya lo derivaron a Unión Española, con el fin de que la entidad de Santa Laura haga las observaciones del caso.

Pero todo hace pensar que Unión Española no tiene la más mínima intención a devolverle al club amateur los dineros recibidos por la millonaria transferencia. Johnny Ashwell, ex zaguero paraguayo de Universidad de Chile, hoy gerente del club hispano, respondió consultado por este caso que “actuamos apegados estrictamente a la legalidad y a las normas que rigen el fútbol y sus transferencias.

Vargas está efectivamente inscrito entre 2005 y 2006 por Unión Española, y eso nos da derecho a recibir los dineros involucrados en la venta del jugador al Nápoles. ¿Qué Vargas nunca jugó ni un solo minuto por Unión Española? Es cierto, pero en lo que respecta a los derechos de formación en ninguna parte se dice que el jugador tiene que haber actuado por un club para que estos derechos operen y se hagan efectivos”.

Agregó Ashwell: “El Internacional ya reclamó a la FIFA, y la FIFA le dio la razón a Unión Española. Ellos nos dijeron que teníamos derecho a cobrar esa plata”.
El caso, pues, envuelve un misterio difícil de resolver. ¿Cómo es que Vargas aparece inscrito en Unión Española cuando la ANFA, el organismo que rige el fútbol amateur de este país, ratifica que en sus registros de 2005 y 2006, el jugador aparece como perteneciente al Internacional de Renca?

Más allá de todo el lío, no cabe duda que el caso es más que nada un asunto de ética, del espíritu de la ley (en este caso la norma FIFA) por encima de la letra. Si en Unión saben que Eduardo Vargas jamás pisó el Santa Laura, como no fuera para enfrentar a Unión Española jugando por Cobreloa o por la U, ¿con qué cara recibieron los aproximadamente 100 mil dólares que le llegaron de la millonaria transferencia?
Para el fútbol chileno, 100 mil dólares no son, ciertamente, un “raspado de la olla”.

Resta esperar que, de tener que finalmente devolverlos, los personeros de Unión no digan que se trató de “un error involuntario”.
Por culpa del vil dinero, Chile se está llenando de “errores” que más bien son “horrores”.

Publicidad

Tendencias