Los fotógrafos Hernán Pereira y Pamela Daza captaron con su cámara los lugares más iconográficos de esta región del norte del país. La coordinadora regional de la Oficina Técnica de Tarapacá del Consejo de Monumentos Nacionales, Orietta Ojeda, hizo un llamado a proteger el patrimonio de la zona, que alberga también a las salitreras Humberstone y Santa Laura, declaradas patrimonio de la Humanidad en 2005.
Sesenta monumentos históricos nacionales inmuebles, seis monumentos históricos muebles, cuatro zonas típicas y tres santuarios de la naturaleza, son los que alberga en sus más de 42 mil kilómetros cuadrados la Región de Tarapacá, misma que cuenta además con las declaratorias de Patrimonio de la Humanidad el año 2005 de las ex oficinas salitreras Humberstone y Santa Laura.
“Es un espacio cultural que nos permite conocer parte de lo que fue la vida y la faena de explotación del oro blanco, el salitre, conocido en el pasado en todo el mundo como fertilizante y en el presente, a través de las registros de imágenes de la publicidad para su uso”, explica la historiadora Orietta Ojeda Berger, coordinadora regional de la Oficina Técnica de Tarapacá del Consejo de Monumentos Nacionales.
Pero la zona no sólo destaca por su pasado ligado a la explotación del caliche, sino que también por numerosos atractivos que fueron captados por las cámaras de los fotógrafos Hernán Pereira y Pamela Daza. Orietta Ojeda destaca, por ejemplo, la belleza escénica de la arquitectura de las casas de madera de la Zona Típica del Paseo Baquedano de Iquique junto con el Teatro Municipal y el conjunto que forma la Plaza Prat en Iquique y la Torre del Reloj. También la presencia del llamado Gigante de Tarapacá y los geoglifos de Pintados, las iglesias del altiplano, el santuario de Isluga y la Zona Típica del mismo lugar; el Teatro Municipal y la cárcel de Pisagua, la Iglesia de Pica, la colección etnográfica Isluga, la majestuosidad del cerro Dragón, duna más grande del país, y el muelle de pasajeros del puerto de Iquique, entre otros.
Todos estos, enfatizó, son lugares, espacios y colecciones protegidas por la Ley 17.288. “La necesaria protección de nuestro patrimonio es una tarea de todos, la ciudadanía tiene un deber, conocer para resguardar y un derecho, demandar para conservar lo que nos pertenece, nuestra identidad”, dijo.