Culiacán, la capital del estado mexicano de Sinaloa, acoge el cementerio no oficial del cartel de Sinaloa.
Aquí, las tumbas llegan a tener aire acondicionado y televisión por satélite, y algunas valen hasta medio millón de dólares.
Según Jorge —nombre ficticio—, quien lleva 33 años trabajando en el cementerio, las tumbas incorporan medidas como cámaras de videovigilancia y cristales blindadospara que las familias de los fallecidos puedan visitarles con seguridad.
Desde que el gobierno mexicano declaró la guerra contra las drogas en 2006 ha habido alrededor de 170.000 muertes relacionadas con el crimen organizado en el país, según el SESSNP. El último año fue el más sangriento.
