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El octubre rojo de las conferencias internacionales

Tres encuentros con diferentes convocatorias y agendas se llevaron a cabo casi simultáneamente durante los últimos días. En los tres, EEUU logró imponer su criterio de aplicar una nueva doctrina de seguridad.


Nunca antes la economía estuvo ligada de manera tan estrecha a los asuntos de seguridad. Nunca antes, tampoco, las plataformas económicas fueron convertidas tan descaradamente en instrumentos de presión por una potencia que, operando al margen del sistema multilateral, estuviera a punto de consolidar un nuevo orden de relaciones en base al eje finanzas-seguridad.



La negativa de Francia y Alemania, por ejemplo, a contribuir con recursos y tropas a la reconstrucción de Irak en los términos planteados por EEUU, no es más que un pálido reflejo de lo que debiera ser un esfuerzo internacional real y concertado para contener un poder que opera casi sin límites. La complacencia de un centenar de jefes de Estado o representantes que actúan imperturbables en estas conferencias, es un aspecto que sólo parece merecer un análisis limitado.



Tres eventos: la conferencia de países islámicos, en Kuala Lumpur; la APEC, en Bangkok; y la reunión de reconstrucción de Irak, en Madrid. Un telón de fondo: la ocupación militar de Irak y la economía mundial.



Dennis Janssens, economista que trabajó en los preparativos de la conferencia de Malasia, reflexiona que más de algún jefe de Estado deberá ser llamado por alguna autoridad para rendir cuentas, porque en las tres conferencias hay una marcada intersección de temas. Dice que el eje debe ser el origen de los dineros para solucionar el dilema de la pobreza y el desarrollo, que son el antídoto más efectivo para prevenir la propagación del terrorismo.



Encuentro con poco ruido en Occidente



La conferencia llevada a cabo la semana pasada en Kuala Lumpur, Malasia, que reunió a jefes de Estado, líderes y representantes de las comunidades islámicas del mundo, prácticamente pasó inadvertida a los ojos y oídos de las sociedades no islámicas. «Como si el mundo islámico contara sólo para analizar estrategias contra el terrorismo», puntualizó un comentario publicado en el períodico Times of India.



El esfuerzo de los medios occidentales por distorsionar los objetivos del encuentro en Malasia fue notorio. Sin embargo, «ese silencio» fue más sonoro al terminar la conferencia debido a los dichos del líder malayo Mahatir.



Efectivamente, lo que generó la atención de la prensa fue su declaración de que el mundo estaba gobernando por una «claque de judíos». Señaló: «El hecho de que una buena parte de ese mundo se haya volcado en contra de la declaración (de la Conferencia), demuestra que tengo la razón».



La Conferencia de Kuala Lumpur que convocó al mundo islámico, fue tal vez la más independiente, al menos la que tuvo una menor interferencia de las potencias occidentales. Aquí los temas económicos y comerciales fueron tratados, pero al mismo tiempo se abordaron aquellos de la pobreza y el desarrollo. En verdad fue una reunión que, por el número de países asistentes, tuvo una poderosa representación global. «No estuvo plagada de un sentimiento anti-occidental o antisemita, y fue notorio cómo la prensa europea intentó bajarle el perfil», agrega Janssens.



Temarios distorsionados y aumento de víctimas



En la conferencia APEC hubo un fuerte reclamo —de parte de una mayoría de países— por centrar la atención en los temas del terrorismo y las armas de destrucción masiva. Curiosamente, EEUU no logra demostrar que hubo tales armas en Irak, ni tampoco tiene pruebas de que el derrocado régimen de Sadam tuviera contacto con las redes terroristas que derribaron las torres gemelas en Nueva York en 2001.



Sin embargo, el país norteamericano impone en las agendas de estas conferencias los temas de armas de destrucción masiva y de redes terroristas, cuyas incógnitas en Irak no han sido resueltas y que, por el contrario, son objeto de severa crítica tanto en su territorio como en Gran Bretaña, su aliado principal.



La administración Bush, empero, está a punto de perder su principal aliado, Tony Blair, por problemas de salud. La taquicardia que sufrió hace cuatro días fue minimizada en la prensa británica. La política comunicacional de Downing Street ha sido evitar que el tema genere incertidumbre. Blair se encuentra en la peor encrucijada de su gobierno y los diarios británicos, por primera vez, coinciden en que ha comenzado la cuenta regresiva. El primer ministro, o cambia de política por una menos agresiva y autoritaria o colapsa física y políticamente.



La mayor parte de los medios señalan que Blair debe tomar una mayor distancia respecto a las políticas de la Casa Blanca. Opiniones en este sentido se pueden encontrar especialmente The Guardian y el Times. Hugo Young, el célebre comentarista del Guardian, fue más caústico aún: «Blair ha abandonado sus funciones principales».



El eje segruridad-finanzas



El mundo se muestra expectante por la insistencia estadounidense de vincular negocios y seguridad. En este contexto de las negociaciones, pende la espada de Damocles, que son los tratados de libre comercio (TLC). El ejemplo más claro es el acordado con Singapur, que se firmó en un super fast-track, y las relaciones con la vecina Malasia.



Mientras Singapur adhiere a la doctrina de seguridad y Malasia no, el primer país tiene TLC con los EEUU y el segundo quizás no lo tenga nunca mientras continúe con una posición independiente.



El ejemplo es aplicable a cualquier país que aspire a un TLC con los EEUU: colabora con la doctrina o se verá en dificultades económicas. No esta dicho en forma abierta, pero es la partitura que opera bajo la batuta del Departamento de Estado para «fortalecer las relaciones bilaterales».



El último número de The Economist critica este proceder de la política exterior estadounidense. Resalta que mientras se intenta imponer una agenda de seguridad en la conferencia de los países de la APEC, Corea del Norte declara que «no suspendería sus programas nucleares mientras no hubiera un pacto claro de no agresión».



The Economist objeta la unilateralidad de la Casa Blanca para solucionar el tema Irak cuando problemas más graves, como el de Corea del Norte, no son abordados con la urgencia que corresponde.



Por el momento, la agenda central de los EEUU es demostrar la validez de la nueva doctrina de seguridad y la aplicación del ataque preventivo. Tras el manto de la proliferación de armas de destrucción masiva y la lucha contra el terrorismo, está la idea de conformar una estrategia global de seguridad, hacia la cual los países vayan acercándose paulatinamente a partir de las dificultades de solucionar sus problemas económicos y rivalidades regionales.



Recomposición geo-estratégica



El concurso de tropas de países como Dinamarca, Polonia, Ucrania, y más recientemente Hungría y Rumania, así como la participación de tropas de Centroamérica, Filipinas y Mongolia en la ocupación de Irak, ocurre en un diseño macro de aguda inserción política en el escenario geoestratégico. Son bases preparatorias para el multilateralismo que EEUU pretende en el nuevo esquema de seguridad global.



Se trata de lograr compromisos políticos con países que por ahora no han participado en La operación donde se estrenÓ la nueva doctrina de seguridad y acción preventiva. «Al centro reside el objetivo de establecer una doctrina de seguridad global uniforme, donde el elemento de consenso político sea primordial. El asunto Irak no es una cuestión temporal puntual. Es parte de un plan a largo plazo», señala a El Mostrador.cl John Fellows, un experto africano en resolución de conflictos.



Por su parte el argentino especialista en seguridad internacional, J.G. Tokatlian, señala en La Nación de Buenos Aires que con Irak hay un retorno de la geopolítica al escenario internacional. La globalización podría haber disipado la idea de las fronteras y las soberanías, pero «hoy lo local y lo global son mucho más interdependientes».



Dice Tokatlian: «Hay espacios sin gobierno y ese espacio debe llenarlo un Estado, porque en caso contrario, lo llena EEUU. Se deben proteger espacios como generadores de amenazas para la seguridad de los EEUU».



Los territorios con alta proclividad a la intervención de la acción preventiva que se aplicó en Irak existen prácticamente en todos los continentes, y son relativamente conocidos. El espacio entre la ingobernabilidad de una nación o territorio, y la generación de amenazas a la seguridad de los EEUU, o la seguridad regional, cada vez se reduce más.



Las agudas crisis de Gobierno en Bolivia y Venezuela en esta zona del mundo, y otras en vastas partes de África y Asia, forman parte del dossier de la nueva doctrina de seguridad que se desea aplicar.



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