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Troya: Homero puede descansar en paz

Protagonizada por Brad Pitt, Erick Bana y Orlando Bloom, Troya -inspirada en La Iliada- cuenta la inmortal historia de una de las batallas más despiadadas y recordadas por el hombre. Griegos y troyanos se enfrentan en un guerra que comenzó por orgullo y ambición, pero que terminó con miles de muertos y un pueblo en llamas.


Las grandes producciones hollywoodenses siempre han estado marcadas por los excesivos efectos especiales, las recargadas escenografías y los espectaculares combates. Sin embargo, en Troya todos aquellos abusos cobran su justa medida para dar paso a una historia que, si bien mezcla típicos cuentos de romances, logra mantener el respeto por la idea original. Y más aún, genera un ambiente de época muy poco común, bastante realista.



Las indumentarias, la construcción de los enormes set de filmación, la música y las intensas interpretaciones hacen de Troya una película sumamente interesante. Es cierto que no es la propuesta cinematográfica del año, pero su gran construcción de la historia -incluyendo guión y caracterizaciones-mantiene un ritmo dinámico durante toda la proyección y en donde los puntos de tensión se suceden uno tras otro.



Troya, dirigida por Wolfgang Petersen (La tormenta perfecta), trae a escena la inmortal obra de Homero, La Iliada. En la antigua Grecia, en el período de expansión griega, Helena (Diane Kruger), reina de Esparta, se escapa con Paris, príncipe de Troya (Orlando Bloom), originando así una extensa y devastadora guerra entre ambas naciones. El esposo de Helena, el Rey Melenao (Brendan Gleeson), se une a su hermano Agamenón (Brian Cox) para enfrentar a los troyanos y limpiar su honor.



Agamenón reúne a todos los pueblos de Grecia -su intención real era controlar todo el mar Egeo- y se embarca hacia el imperio troyano, fuertemente custodiado y dirigido por el poderoso príncipe y comandante Héctor (Erick Bana). Para llevar a cabo esta compleja tarea, los griegos deben reclutar a Aquiles (Brat Pitt), un arrogante pero invencible guerrero en busca de gloria. En adelante, se iniciará una de las guerras más recordadas en la historia de la humanidad.



Lo interesante de Troya es esa comunión que logra entre relatos históricos y desarrollo de personajes. Es indudable que la película se sustenta en la interpretación de Brat Pitt y el rebelde Aquiles. Pero además, es posible conocer la interioridad de otros personajes interesantes como Héctor o Paris, los príncipes de Troya. Entre los tres -más uno que otro rey- logran dar vida y agilidad a esta película y sus dos horas 40 minutos de duración.



Sorprende que Troya haya salido de la cabeza de Wolfgang Petersen, un director caracterizado por realizar filmes mediocres. Pero pese a su limitado pasado cinematográfico, el realizador hace gala de un gran dominio de los recursos, conformando inteligentes mezclas de ingredientes. Los planos generales y las tomas aéreas nos recuerdan cada ciertos minutos que estamos frente a una inmensa producción. Pero también las escenas interiores y los diálogos familiares dotan de cierto cariz íntimo al filme.



Resultan impactantes las grandes secuencias de acción donde griegos y troyanos luchan descarnadamente -y con una crudeza extrema- por servir a sus pueblos. Tal vez molesta un poco que Brat Pitt sea el "súper guerrero" invencible y poderosos que no le tema a nada y a nadie. Pero finalmente, la arrogancia de su personaje se trasforma en uno de los puntos más relevantes de la película.



Recientemente, el director Wolfgang Petersen señaló: "Un viejo adagio dice que la guerra muestra lo mejor y lo peor de los seres humanos, pero en realidad la guerra es un desastre para todos los que están en ella. La película muestra lo que fue la batalla entre miles de soldados, de una manera antes nunca vista, y muestra también el aspecto humano de las victorias y derrotas sobre las cuales escribió Homero". Es un hecho que ésta, es su primera victoria.

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