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Cazar cabezas: Un fenómeno que en Irak recobra una cruel actualidad

Irak se ha transformado en escenario de una práctica casi extinguida, cuyo orígen es patrimonio de muchas culturas, incluída la occidental. Aunque lo de cazar cabezas ocurra también hoy día en Filipinas, Sri Lanka, Liberia, Sierra Leona, Congo, y se sepa menos, porque los conflictos en esas zonas no flotan en petróleo.


"Tráigame la cabeza de Alfredo García". Es la frase del mítico actor y director Emilio Fernández, en el film del también mítico Sam Peckinpah, cuando descubre que su hija está embarazada de su inquilino predilecto: Alfredo García.



Irak se ha transformado en escenario de una práctica casi extinguida, cuyo orígen es patrimonio de muchas culturas, incluída la occidental. Aunque lo de cazar cabezas ocurra también hoy día en Filipinas, Sri Lanka, Liberia, Sierra Leona, Congo, y se sepa menos, porque los conflictos en esas zonas no flotan en petróleo, y también porque las tensiones que provoca la primera invasión del nuevo milenio le han devuelto otra vez una cruel actualidad.



Durante la reciente guerra de Los Balcanes, el sociólogo y humanista Alain Touraine y el escritor y político M. Vargas Llosa, pedían la cabeza de Milosevic. Un artículo en El País de España (de uno de ellos) se titulaba así: "La cabeza de Milosevic". A poco de ocurrir el 11 de septiembre de 2001, George Bush le puso precio a la cabeza de Bin Laden. Posteriormente con la toma de Baghdad, a la cabeza de Sadamm y sus dos hijos.



El registro histórico de cazar cabezas humanas existe desde tiempos paleolíticos. La cabeza tenía un significado sagrado por ser el lugar donde residían las virtudes del alma. Con el tiempo la práctica se transformó exclusivamente en símbolo de aniquilación del enemigo. Cortar cabezas ha sido un ritual entre culturas tan diversas, como en las Islas Británicas, Assam, Montenregro y Nigeria.



O sea, la idea de cortar cabezas andaba rondando en forma metafórica y curiosamente los medios estampan el hecho con realismo, apareciendo grupos de resistencia a la ocupación como los autores. Todavía no se conoce el grupo específico que ha cometido estos secuestros con feroces resultados, y dado el carácter homogeneizado de la información, "no se descarta que sea un montaje de la ocupación para aumentar el fastidio de Occidente hacia el mundo árabe e islámico", nos dice una fuente contactata desde Amman.



"No existen antecedentes dentro de la resistencia a la ocupación, de que existan grupos capaces de ejercitar este tipo de medidas. Una somera evaluación del manejo de la ocupación revela que todo es posible y que bien puede ser otra medida publicitaria", agrega.

Aún descartando la posibilidad del montaje, esta nueva modalidad que surge en la resistencia refleja una situación de descomposición grave en el conflicto. Obviamente hay una masa crítica de información a la cual no hemos tenido acceso. Significa que hay algo profundamente errado en la conducta de la ocupación, que obliga a un grupo de insurgentes a reaccionar de esta manera: decapitando.



Puede ser también que los focos de resistencia estén quemando sus últimos cartuchos y que a pocos días de la transferencia de autoridad, los decapitadores estén diciendo que la estabilización está lejos, y que si occurriera en el corto plazo, continuarán rodando las cabezas.



Aún así, las cabezas principales en el desastre en Irak continúan incólumes. A pesar de haber provocado con su manejo la peor perfomance de la política exterior estadounidense de las últimas décadas.



"El mundo árabe debería vitrificarse"



Paralelamente, Irak está a pocos días de subordinarse a una "soberanía secuestrada" o condicionada. Su futuro depende no de cuántas redes de agua potable o de alimentación se reinstalen, sino de cuánto poder de fuego se distribuya en contingente militar nacional y extranjero para asegurar la nueva administración.



El moderado optimismo del vicesecretario de Defensa Paul Wolfowitz, ante el senado de los EEUU -"se ha avanzado considerablemente en la estabilización de Irak, pero se avecinan tiempos violentos"-, es reflejo de una situación esencialmente condicionada, donde lo basal de la situación continúa siendo la característica de un país ocupado y en guerra.



Lo más significativo todavía, por lo menos en el discurso oficial, es que se ha producido una especie de gran consenso en las naciones que pesan en la ONU y en la Otan, hacia el tipo de solución lograda con esta crisis. Pero consenso sería un término soft, porque para muchos -sobretodo más al oriente de Turquía- lo que se observa en las naciones que inciden en Irak es connivencia de un vasto sector del liderazgo global con una parodia de traspaso de poder. Nuevamente Irak desafía viejas frases. Por ejemplo: "de lo más malo, lo menos malo". En este caso sería "de lo peor, apostemos a lo más malo".



Mientras la Otan, con la reunión en Turquía, duda en intervenir, pareciera ser que con lo de Irak no solo se podrían inaugurar nuevos paradigmas de análisis en geopolítica y globalización, sino que también ofrece la oportunidad de eliminar las mismas barreras para su posible formulación: o sea, como la esencia de la propaganda, no hay límites. Es la bestialización del ultra posmodernismo, una suerte de protofascismo altamente culturizado a la occidental. Como lo dijo un analista nacional que pidió reserva de su nombre: "el mundo árabe debería vitrificarse". Mi interlocutor se reafirma en su cultura francesa.



Sin acción política no sirve aumentar el poder de fuego



Un alto oficial británico del ejército -citado en The Guardian, el 24 de junio-, señala que "la legitimidad del gobierno y el factor político son prioritarios en la pacificación".



Los dos aspectos mencionados han estado ausentes en el dossier de Paul Bremmer, el administrador de facto de la ocupación, y se espera que el gobierno que asume pueda revertir la ecuación.
"Por lo menos, con este gobierno, aunque sea una fotocopia del anterior, el ímpetu devastador y la miopía política de Paul Bremmer encontrará más trabas burocráticas", nos relata una fuente contactada telefónicamente desde Al Ramadi, una ciudad que estaría a una distancia como Los Vilos de Santiago.



Con el nuevo gobierno, a Paul Bremmer le costará más hacer y deshacer, aunque después de un período de "rest and recreation"(descanso y recreación) volverá en la capacidad de consultor dorado, detrás del nuevo gobierno para que al diseño no se le escapen piezas claves. Esas piezas son los "embajadores" de la administración de la ocupación, encabezados en su Primer Ministro Ayad Allawi -el poder real- y el Ministro de Relaciones Exteriores, Ghazi Al-Yawar. El Presidente será por el momento una figura de negociación -un intermediario nominal para la resolución de conflictos-, pero con mínima capacidad de dirigir y administrar. El Primer Ministro será la figura clave en el montaje de un gobierno que concilie esas dos variables: capacidad bélica para disminuir la insurgencia, y capacidad política para legitimar el nuevo gobierno.



Pero las cifras para asegurar un mínimo de viabilidad en este nuevo gobierno son preocupantes. Los EEUU deberán invertir tres mil millones de dólares para que el país con administración irakí tenga un "bañado" de autenticidad de que es un país soberano.



Todas las necesidades en poder bélico están por debajo del 50 por ciento y en algunos rubros claves, como poder de armamentos, apenas se empinan por sobre este porcentaje. El uso de radios no llega al 10% y en trasporte apenas se llega a un tercio de las necesidades. De las 120.000 personas que forman las fuerzas de seguridad iraquí (no de la ocupación), apenas dos tercios están reclutados, pero menos del 20 por ciento están con entrenamiento (según fuentes del diario británico The Guardian, del 24 de junio). "Eso de tener una fuerza de seguridad iraquí es en parte cosmética, pero también es una puerta abierta para continuar con la fuerza de ocupación", nos relata una fuente.



A Paul Bremmer le corresponderá mantener un ojo clínico en la plataforma de compromisos financieros concertados para la reconstrucción del país -una operación de 150 mil millones en varios años- y de la recuperación de la industria petrolera. No se espera que el nuevo gobierno tenga la capacidad de operar con celeridad y fluidez -al comienzo-, sin la estructura de poder montada por Bremmer, que según George Bush "ha sido un hombre que hace las cosas".


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