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Fuerzas de seguridad buscan en Timor a rebeldes implicados en atentados

Australia reforzó el pasado martes su presencia militar en Timor Oriental con el envío de 350 soldados y policías, que se han unido al contingente de Naciones Unidas, integrado por unos 1.700 efectivos.


Las fuerzas de seguridad emprendieron este jueves una operación militar para capturar a los soldados rebeldes que el pasado lunes atentaron contra el presidente de Timor Oriental, José Ramos Horta, y el primer ministro, Xanana Gusmao.



Al mismo tiempo que las tropas se centraban en la búsqueda de los rebeldes, y según testigos citados por los medios australianos, cerca de medio millar de timorenses asistían en Dili al sepelio de Alfredo Reinado, jefe del grupo insurgente y muerto en el tiroteo con los guardaespaldas de Ramos Horta.



El ex comandante Reinado fue sepultado en la parte posterior de la vivienda familiar, al lado de otro rebelde que encontró la muerte al intentar asesinar al jefe del Estado, quien fue alcanzado por tres balas, de las que dos entraron por su espalda y otra por el estómago, de acuerdo a los partes médicos.



Ramos Horta, de 58 años y Nobel de la Paz en 1996, fue sometido a tres intervenciones quirúrgicas, y aunque continúa en coma en la unidad de cuidados intensivos del hospital australiano Royal Darwin, su estado es estable.



Los médicos que atienden al presidente, quien se prevé será operado de nuevo el próximo fin de semana, indicaron que deberán pasar varias semanas antes de que el paciente pueda recuperar la movilidad, y que en unos seis meses podría estar recuperado.



Apoyados por varios helicópteros, soldados australianos de la fuerza internacional y unidades de elite de la Policía de Naciones Unidas rastrearon la zona circundante a la aldea de Dare, situada a unos veinte kilómetros al norte de Dili, y en la que sospechaban podían ocultarse algunos de los rebeldes del grupo que también atentó contra el primer ministro Gusmao, que salió ileso.



El jefe en funciones de la Policía de Naciones Unidas, Hermanprit Singh, señaló en declaraciones a la radio australia ABC, que la operación fue puesta en marcha tras considerar validas las ordenes de búsqueda y captura extendidas varios contra los renegados varios meses atrás.



«Las viejas ordenes de búsqueda y captura extendidas por delitos anteriores, valen para capturar a los rebeldes, y en estos momentos las fuerzas de seguridad van tras ellos», dijo Singh.



Antes del inicio de la operación militar, la portavoz de la representación de Naciones Unidas, Alison Cooper, señaló que la fuerza internacional aguardaba recibir de las autoridades timorenses nuevas órdenes de búsqueda y captura, para poder emprender las búsqueda de los fugitivos.



El Fiscal General de Timor Oriental, Longinhos Monteiro, dijo a la prensa en Dili, que había extendido otras seis ordenes de captura y de una validez de tres semanas,contra otros seis sospechosos de haber participado en los ataques a los dos dirigentes timorenses, con lo cual asciende a 24 el número de presuntos atacantes.



Según el ministro australiano de Asuntos Exteriores, Stephen Smith, en los ataques contra Ramos Horta y Gusmao, participaron unos veinte rebeldes, divididos en dos grupos de aproximadamente diez cada uno.



Los dos atentados, que Gusmao calificó de intentona golpista, han causado la segunda crisis desde que en 2006, Reinado desertó del Ejército de Timor Oriental con cerca de 600 soldados, después de denunciar nepotismo y corrupción en el estamento castrense.



Después de ser capturados, Reinado y unos veinte leales escaparon en agosto de 2006 de la prisión, atacaron un puesto de vigilancia, se atrincheraron en la jungla, y repelieron a las tropas australianas que más tarde asaltaron la guarida de los rebeldes.



Australia reforzó el pasado martes su presencia militar en Timor Oriental con el envío de 350 soldados y policías, que se han unido al contingente de Naciones Unidas, integrado por unos 1.700 efectivos.



El Parlamento de Timor Oriental prorrogó el pasado miércoles y hasta el próximo 23 de febrero, el estado de excepción declarado el mismo día de los ataques.



EFE

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