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Primer mes del gobierno de Raúl Castro con más expectativas que reformas

Muchos diplomáticos y analistas creen que las reformas del nuevo mandatario se producirán, pero alertan sobre el riesgo de ver en cambios administrativos una apertura del régimen.


El presidente cubano, Raúl Castro, cumple este lunes su primer mes como jefe de Estado titular, tras año y medio en funciones por la enfermedad de su hermano Fidel, y el periodo ha estado marcado más por expectativas de reformas que por cambios efectivos.



Son expectativas fundadas en anuncios del propio mandatario sobre la necesidad de ajustes estructurales en esta isla de once millones de habitantes, en la que hay -dijo- demasiadas prohibiciones, y algunas absurdas.



Pero Raúl Castro y otros dirigentes del Partido Comunista, único permitido, advierten de que los cambios serán meditados, paulatinos, sin improvisaciones, dentro del socialismo y sin traicionar la revolución.



«Estamos examinando (…) lo relacionado con la implementación oportuna de las ideas del compañero Fidel sobre la progresiva, gradual y prudente revaluación del peso», dijo el presidente al tomar posesión el 24 de febrero, arropado por la vieja guardia revolucionaria.



En Cuba hay un peso convertible en divisas y otro para cubanos, que vale 24 veces menos, al que aludía el gobernante, de 76 años, que cita a su hermano de 81, que es el jefe indiscutible de la revolución y primer secretario del Partido Comunista.



Aclaró Raúl Castro que el cambio tendrá en cuenta «el sistema salarial, los precios minoristas, las gratuidades y los millonarios subsidios que actualmente suponen numerosos servicios y productos distribuidos de una forma igualitaria, como los de la libreta de abastecimiento, que en las actuales condiciones» de la economía «resultan irracionales e insostenibles».



Es un cambio mayúsculo, que no se resuelve con un decreto, pero muchos se lanzaron a comprar pesos.



Al tiempo, algunos medios anunciaron que los cubanos, tras décadas de restricciones, al fin pueden comprar computadoras, hornos de microondas, lectores de DVD y otros electrodomésticos.
Responsables del Ministerio de Comercio Interior aclararon a Efe que no descartan esa liberalización, como parte de las reformas que promete Raúl Castro, pero negaron que hayan sido emitidas ya instrucciones a las tiendas estatales.



Además, sería una «liberalización» solo para la minoría con ingresos en divisas, pues la computadora más barata equivale al salario de varios años de un profesional.



Hay también versiones de que ya se levantó la prohibición para que los cubanos entren en los hoteles para turistas, pero gerentes del sector dijeron a la agencia EFE que no tienen todavía ninguna instrucción al respecto.



Hubo noticias de otra «liberalización» en la venta de productos para campesinos, pero sólo se comprobó un «experimento» en cuatro tiendas que comercializan desde hace meses ropa de trabajo y herramientas básicas, como machetes.



El presidente de la Asociación de Agricultores Pequeños en la provincia de Holguín, Rafael Santiesteban, explicó que es «una experiencia que se aplica en la cadena CIMEX con la oferta de algunos productos de trabajo».



La iniciativa comenzó en 2007 en tiendas de esa corporación, que tiene cientos de establecimientos, «con el objetivo de que existan algunas alternativas» en la oferta de insumos en divisas, agregó.
Funcionarios cubanos hablaron también en la última semana de cambios en normas migratorias para facilitar los contactos de los emigrados con sus familias.



El jefe del departamento de Cultura del Comité Central del Partido Comunista, Elíades Acosta, dijo durante una reunión con emigrantes que el Gobierno estudia medidas «que serán puestas en vigor lo antes posible», y agregó que «la gente las espera y las necesita».
Como en otros casos, no se precisó en qué consisten los cambios, ni cuándo se aplicarán.



Un diplomático europeo comentó que muchos piensan en ritmos de otras latitudes, de países donde son elegidos gobiernos para cuatro o cinco años, mientras en Cuba todo transcurre en periodos más largos, propios de una revolución de cinco décadas que aspira a muchas más.



El diario oficial Granma publicó recientemente un artículo en el que su director, Lázaro Barredo, enfriaba tantas expectativas desbocadas.



«La sed en el desierto genera espejismos», advertía Barredo, y criticaba que «algunas personas están a la espera de que el anuncio de determinadas medidas resuelva de por sí, de ahora para ahorita, necesidades domésticas acumuladas».



Muchos diplomáticos y analistas creen que las reformas de Raúl Castro se producirán, pero alertan sobre el riesgo de ver en cambios administrativos una apertura del régimen.



EFE

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