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Presidenta Cristina Fernández mantiene mutismo sobre crisis política

La mandataria encabezó este jueves en la Casa Rosada el acto oficial de asunción de Massa, un kirchnerista de 36 años que se desempeñaba como alcalde de la localidad bonaerense de Tigre, que aceptó el miércoles el cargo al que renunció Alberto Fernández.


La presidenta argentina, Cristina Fernández, no rompió el silencio que ha mantenido sobre la crisis de su Gobierno ni siquiera durante el acto de juramento del cargo del nuevo jefe de Gabinete, Sergio Massa, en sustitución de Alberto Fernández.



La mandataria encabezó este jueves en la Casa Rosada el acto oficial de asunción de Massa, un kirchnerista de 36 años que se desempeñaba como alcalde de la localidad bonaerense de Tigre, que aceptó el miércoles el cargo al que renunció Alberto Fernández.



El jefe de Gabinete saliente dimitió luego de cuatro meses de conflicto entre el Gobierno y el campo y por diferencias con el ex presidente Néstor Kirchner -el gran ausente del acto de hoy-, quien le nombró jefe de Gabinete en mayo de 2003.



El distanciamiento entre el matrimonio Kirchner y Fernández se puso de manifiesto durante la ceremonia de toma de posesión de Massa, en la que Alberto Fernández se acercó a saludar a la presidenta y ésta le respondió sin ni siquiera mirarle a la cara.



En contraste con la frialdad demostrada por la mandataria, fueron muchos los dirigentes peronistas, miembros del Gobierno y funcionarios que se despidieron calurosamente de Alberto Fernández, quien abrazó a Massa y le felicitó por su nombramiento.



«Alberto fue conmigo muy generoso, me dijo que me iba a ir muy bien, para mí es un orgullo, ha sido un hombre de mucho valor», comentó a la prensa Sergio Massa luego de asumir su cargo.



El funcionario saliente, por su parte, explicó que acudió a «darle un fuerte apoyo al Gobierno» porque es su «obligación». «Yo soy parte de este Gobierno y quiero que le vaya bien y estoy seguro de que le va a ir bien».



Entre las ausencias notables, además de la Néstor Kirchner, se suma la del vicepresidente del Gobierno, Julio Cobos, cuyo decisivo voto en el Senado provocó el pasado jueves la revocación de la polémica subida de impuestos al sector agrario que había desatado un conflicto con el campo.



Desde la votación del Senado, que supuso la mayor derrota política del Gobierno en los cinco años de la «era Kirchner» y evidenció la fractura del peronismo, Kirchner no ha aparecido en ningún acto público.



La presidenta, que ha encabezado tres actos oficiales en los dos últimos días, no ha hecho referencia alguna a la tormenta política que vive el país, al revés sufrido por su Gobierno ni a la dimisión de su jefe de Gabinete, quien en su carta de renuncia sugiere a Fernández que renueve su equipo.



También desde la oposición y algunos sectores del peronismo se ha demandado a la mandataria que aproveche esta primera crisis gubernamental para introducir más cambios en el Ejecutivo y distanciarse de figuras polémicas con escasa valoración entre los ciudadanos, como el secretario de Comercio, Guillermo Moreno.



Para el analista Rosendo Fraga, la renuncia de Alberto Fernández «fue un gesto en contra de Néstor Kirchner» con el objetivo de precipitar una renovación en el Gobierno, y la designación de Massa «implica que nada cambia sustancialmente» porque tiene un bajo perfil político y mantendrá la línea kirchnerista.



«La política de Kirchner de nunca cambiar bajo presión -en gran medida compartida por su esposa- lo llevará ahora a postergar cualquier cambio en el equipo de Gobierno para no mostrar debilidad», opina Fraga.



El 73 por ciento de los entrevistados en un sondeo del grupo independiente Ibarómetro consideró que no es conveniente la intervención de Kirchner en el Gobierno de su esposa y un 70 por ciento opinó que Cristina Fernández debe introducir más cambios en el Ejecutivo.



El 50,5 por ciento calificó como «buena o muy buena» la gestión de Alberto Fernández durante sus cinco años en la jefatura de Gabinete, aunque casi la mitad también encontró «positiva» su salida y un porcentaje similar, el 53, reveló expectativas favorables sobre la gestión que desempeñará Massa.



EFE

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