El presidente de Bolivia apeló a la unidad nacional en medio de la creciente tensión en el país en anticipo al referendo del domingo que decidirá su futuro en el cargo. Hablando a miles de simpatizantes en La Paz durante el Día de Independencia, el jefe de Estado altiplánico criticó lo que llamó los grupos privilegiados que hablan de separatismo y están opuestos al cambio.
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El mandatario se encuentra enfrentado a los prefectos o gobernadores regionales que buscan mayor autonomía del gobierno central. El referendo no sólo decidirá la continuidad del presidente, en la balanza también están el vicepresidente Álvaro García Linera y ocho de los nueve prefectos o gobernadores departamentales.
Los corresponsales dicen que Morales espera que la consulta popular del domingo fortalezca su posición.
Cancelación de festividades
No obstante, el presidente tuvo que cancelar las celebraciones del Día de la Independencia programadas en Sucre por cuestiones de seguridad para realizarlas en La Paz, donde se encuentra la base de su apoyo.
La animosidad contra Morales en Sucre de fiel cuenta de la profunda división ideológica que parte a Bolivia.
Morales encuentra apoyo a sus programas de nacionalización de recursos naturales y elaboración de una nueva Constitución en las zonas andinas del país.
La oposición se concentra en las tierras bajas, ricas en recursos naturales, con comités cívicos que reclaman autonomía.
La Organización de Estados Americanos, OEA, expresó preocupación por el incremento de la violencia política en Bolivia, después de la muerte de dos personas en una manifestación a comienzos de la semana.
En un comunicado, el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, expresó «profunda preocupación», por la evolución de los acontecimientos en anticipo del referendo el próximo 10 de agosto.
La OEA ha enviado una misión observadora a la consulta integrada por más de cien expertos.
